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Colegios diocesanos de Valencia concluyen el proyecto “Un verano diferente” tras atender a más de 400 niños sin recursos

    El proyecto “Un verano diferente”, en el que un total de seis colegios diocesanos han abierto sus puertas, desde el pasado 1 de julio, para atender y alimentar a alumnos así como a niños de familias sin recursos, concluye hoy, viernes, después de haber acogido a más de 400 escolares.

    Este proyecto, promovido por el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, y que se ha puesto en marcha por tercer año consecutivo, ha sido organizado por la Fundación San Vicente Mártir-Colegios Diocesanos, Cáritas Diocesana y la Universidad Católica de Valencia (UCV).

    Desde la Fundación Colegios Diocesanos destacan que “se trata de una iniciativa ya consolidada”, en la que tres entidades “hemos estado trabajando para que los niños puedan tener un verano diferente, sentirse vivos y cercanos a la palabra de Jesús”, en la línea de la exhortación apostólica del papa Francisco a los jóvenes “Christus Vivit”, en la que nos invita a “vivir y estar vivos”.

    En este sentido, añaden, “hemos `misioneado´, tal y como anima el pontífice, no sólo con los alumnos, si no también con los más de 200 voluntarios, que han dedicado, por turnos, su tiempo de forma “totalmente altruisita” y “cuyo papel ha sido fundamental en el proyecto”.

    Entre los voluntarios han participado profesores de los centros, alumnos de la UCV que han recibido durante todo el año formación en materia de voluntariado, así como antiguos alumnos de los colegios diocesanos que, una vez concluida su etapa en los centros, “regresan en su tiempo de verano para colaborar”.

    En total, esta edición han tomado parte 6 colegios, San Marcelino, Santiago Apóstol (Escalante), Santiago Apóstol (Dr. Olóriz) y Nuestra Señora de los Desamparados de Valencia; San Antonio de Padua II de Catarroja; y Sant Roc d´Alcoi.

    Además, el proyecto permite la “cooperación” entre Cáritas, UCV y la Fundación Colegios Diocesanos, “tres entidades diocesanas con carismas y finalidades diferentes que, al servicio de la Iglesia, se unen para que alumnos y jóvenes puedan vivir la fe en un entrono diferente al habitual”, y con el que comprobamos que “la Iglesia cumple así su misión de hacer una aplicación práctica de la Palabra y del Evangelio con testimonios visibles”.

    Desde la organización también han destacado la gratitud expresada por las familias a las que se les ofrece la posibilidad de “dejar a sus hijos en un ambiente escolar donde se les educa en hábitos saludables, realizan actividades, tanto lúdicas como reflexivas y al mismo tiempo se les ofrece alimento”.

    Un verano diferente

    El proyecto fue puesto en marcha “en un afán de preocupación por parte del Cardenal por la sociedad y por la crisis, que, aunque parece menor sigue afectando a algunos de nuestros centros, según las mismas fuentes, que han destacado que “una de las finalidades de la educación católica (plasmada en el Carácter Propio de los Colegios Diocesanos) y, junto con ella, de la Iglesia universal, es dar respuesta a las personas con necesidades”.

    Los seis centros han abierto sus puertas durante el mes de julio y hasta hoy, viernes 2 de agosto para atender y alimentar a más de 400 escolares, de Educación Infantil, Primaria y Secundaria, desde las 10 de la mañana y hasta las 2 de la tarde, de lunes a viernes.

    El objetivo es que “los niños, niñas y adolescentes que se encuentran en edad escolar hayan podido seguir recibiendo la beca de comedor durante el periodo en que los centros educativos mantienen cerrados los comedores escolares”. Se trata de menores “cuyas familias son atendidas de forma habitual por la Cáritas parroquias de su barrio”, según fuentes de la organización.

    Así, “esta iniciativa pretende ofrecer una alternativa, un tiempo donde este alumnado pueda compartir experiencias, aprender y divertirse mediante el juego y el diálogo, cuidar hábitos de higiene y fomentar rutinas saludables, entre otras actividades.

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