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El Aula de Cinema de la Universitat de València retoma en octubre su programación

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    Tras el descanso veraniego, el Aula de Cinema inicia el curso este mes de octubre con dos nuevas propuestas. Los jueves, en el Palau de Cerveró, el público podrá disfrutar de cuatro títulos fundamentales del cine de ciencia-ficción que exploran las consecuencias y los límites éticos de la autoexperimentación científica. Los martes, por su lado, el Colegio Mayor Rector Peset ofrecerá un breve repasoa la influencia estética que ha dejado la corriente literaria del realismo sucio sobre el cine norteamericano producido desde los años setenta. Una oferta de cine de calidad en versión original, con presentación, coloquio y entrada gratuita, todos los martes y jueves a las 18 horas en la Universitat de València.

    Autoexperimentación científica

    El jueves 1 de octubre, el Aula de Cinema retoma su programación en el Palau de Cerveró con la proyección de El hombre y el monstruo (Dr. Jekyll and Mr. Hyde, Rouben Mamoulian, 1931). Adaptación de la novela de Robert Louis Stevenson, este clásico de Hollywood es un título imprescindible para examinar los tópicos que el imaginario colectivo ha construido en torno a la práctica de la autoexperimentación, en la que el científico pone a prueba sus investigaciones sobre su propio cuerpo y funciona, al mismo tiempo, como observador analista y como sujeto paciente. Una práctica polémica, que ha permitido acelerar el conocimiento científico en muchas ocasiones, pero que permanece cuestionada por sus múltiples implicaciones de carácter ético.

    El jueves 15, la segunda sesión del ciclo permitirá revisar otro clásico, Me siento rejuvenecer (Monkey Business, Howard Hawks, 1952), una alocada comedia protagonizada por Cary Grant en el papel de un científico que busca la fórmula de la eterna juventud y que, a causa de un accidente, terminará experimentando por sí mismo una divertida regresión a la infancia que le permite dar rienda suelta a sus instintos más primitivos.

    El cine, invariablemente, ha asociado la autoexperimentación con la figura del científico loco que juega a ser Dios, un arquetipo en el que encaja el oftalmólogo protagonista de El hombre con rayos X en los ojos (X, Roger Corman, 1963), un film de culto de la serie B que ocupará la tercera sesión. Se cierra el ciclo el martes 29 con La mosca (The Fly, 1986), la versión de David Cronenberg sobre el famoso relato de George Langelaan, en la que combina elementos de la ciencia-ficción, de La metamorfosis de Kafka y del cine de terror para acabar construyendo un melodrama gore, una emotiva y repugnante cinta a partes iguales sobre las desastrosas consecuencias de experimentar en el propio cuerpo.

    Crónicas del realismo sucio

    Acuñado en 1983 en las páginas de la revista Granta, el término ‘realismo sucio’ sirvió a su editor, Bill Buford, para reunir bajo una misma marca a una nueva corriente literaria que incluía a autores de la talla de Raymond Carver, Tobias Wolff, Richard Ford o Cormac McCarthy: escritores que retrataban el lado sórdido y desalentador de la realidad norteamericana combinando ironía, objetividad o distanciamiento y una indudable compasión hacia los marginados y excluidos que protagonizaban sus historias. Vulgaridad y banalidad intencionada de sus historias y personajes a la quecorrespondía un estilo caracterizado por la economía del lenguaje, una escritura seca y directa, el carácter soez de su vocabulario y una tendencia a la parquedad en las descripciones.

    El cine norteamericano no tardó en adaptar esta singular poética. Basándose en relatos de estos grandes autores, o a partir de otros textos más modestos, la gran pantalla ha bebido insistentemente en las fuentes del realismo sucio y no ha dejado de poner en práctica su particular credo estético. El mismo John Huston lo hizo en Fat city, ciudad dorada (Fat City, 1972), uno de los mayores films jamás rodados sobre el mundo del boxeo, crudo retrato de hoteles y bares cochambrosos habitados por eternos perdedores, que no renuncian a sus sueños incumplidos una y otra vez. Un título clave con el que se inaugurará el ciclo ‘Crónicas del realismo sucio’ el martes 6 de octubre, a las 18 horas, en el Colegio Mayor Rector Peset.

    La muestra continúa el martes 13 con Ordinaria locura (Storie di ordinaria follia, 1981), en la que Marco Ferreri adapta libremente algunos pasajes de ‘Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones’ de Charles Bukowski, hoy considerado uno de los padres incuestionables de esta corriente literaria. La tercera sesión del ciclo nos llevará el martes 20 a conocer la vida banal, monótona y sin esperanzas de los habitantes de un pueblo mediocre de la América profunda a través de la mirada de Peter Bogdanovich en su obra maestra, La última película (The Last Picture Show, 1971). El ciclo concluye el martes 27 con la ácida y disparatada Asfixia (Choke, Clark Gregg, 2008), adaptación de la homónima novela de Palahniuk, un escritor que ejemplifica la vitalidad del realismo sucio en la literatura contemporánea, tres décadas después de que Buford pusiera nombre a esta corriente.

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