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El Arzobispo describe a monseñor Margarit como “un hombre de fe, de adhesión inquebrantable a la Iglesia y de una caridad impresionante”

El Arzobispo describe a monseñor Margarit como “un hombre de fe, de adhesión inquebrantable a la Iglesia y de una caridad impresionante”
  • El cardenal Cañizares, los obispos Murgui y Benavent y un centenar de sacerdotes concelebran en la misa exequial

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El arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, ha presidido hoy en la Catedral la misa exequial por el eterno descanso de monseñor Eduardo Margarit, ex vicario general de la archidiócesis y canónigo de la Catedral, que falleció ayer a los 86 años en Valencia, al que ha calificado como “hombre de fe, de adhesión inquebrantable a la Iglesia, y de una honradez y caridad impresionantes”.

En su homilía, el prelado ha asegurado que “Don Eduardo ofreció muchas cosas de su vida, incluso su enfermedad, por las vocaciones”, y ha destacado el interés que siempre mostró por los nuevos seminaristas.

“Todo lo que ha vivido en su vida, en su enfermedad y en su muerte era para 'cumplir la voluntad de Dios, como él mismo decía´”, ha recordado el prelado, que ha insistido en que “Don Eduardo, no pedía nada más, ni siquiera la salud cuando estaba enfermo, sino sólo que se cumpliera la voluntad de Dios”, ha precisado el Arzobispo.

También ha resaltado el titular de la archidiócesis de Valencia cómo “a los sacerdotes Don Eduardo nos quiso muchísimo, incluso cuando también desde la caridad decía cosas que, a veces, a alguno pudiera doler” y ha manifestado que “servir a los sacerdotes fue siempre para él algo especial, con una entrega total a las parroquias, y luego en la oscuridad del despacho, en estos últimos años saliendo incluso a altas horas de la noche por su trabajo al servicio de la diócesis”.

Además, el Arzobispo ha evocado de monseñor Margarit, que fue nombrado por el papa emérito Benedicto XVI “Protonotario Apostólico Supernumerario” -la máxima distinción pontificia que puede otorgarse a un sacerdote-, su “amor continuo por la Iglesia diocesana, a la que ha regalado todo, su vida y todo lo que tenía”.

En este sentido, ha contado monseñor Carlos Osoro “un recuerdo imborrable” cuando en una de las últimas ocasiones en que estuvo con él, “cuando todavía podía hablar, nos dimos un abrazo y el exclamó '¡Cuánto le quiero, señor Arzobispo!´, pero no a mi, sino a lo que yo represento”. Monseñor Osoro ha añadido que “su amor y caridad a los demás no era teoría” porque “para Don Eduardo la vida era Jesucristo”.

Monseñor Osoro ha concluido su homilía asegurando que “a través de Don Eduardo, de su vida, de su entrega generosa, de su enfermedad y de su muerte, hemos visto cómo la gloria de Dios se manifiesta también”.

Concelebrantes
Con monseñor Osoro han concelebrado el cardenal valenciano Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; los obispos también valencianos, monseñores Jesús Murgui y Enrique Benavent, titulares de las diócesis de Mallorca y Tortosa, respectivamente; el vicario general de la archidiócesis de Valencia, Vicente Fontestad, el cabildo de la Catedral, y un centenar de sacerdotes. Además, al término de la eucaristía, monseñor Osoro ha expresado que “han sido muchos los sacerdotes que no han podido acudir por estar fuera, pero que se han sumado a esta celebración” y ha subrayado, especialmente, también, el interés por acudir del obispo de Palencia, el valenciano monseñor Esteban Escudero, que fue también obispo auxiliar de Valencia.

Igualmente, en la misa exequial han participado el presidente de las Cortes Valencianas, Juan Cotino, y el rector de la Universidad Católica de Valencia " San Vicente Mártir", Jose Alfredo Peris.

También han participado religiosas de la congregación Cooperadoras de Betania, y hermanitas de los Ancianos Desamparados, a las que el arzobispo ha agradecido su atención a monseñor Margarit.

Al finalizar la eucaristía, los restos mortales del sacerdote fallecido han sido trasladados a su localidad natal, Muro de Alcoi, donde han recibido sepultura tras una misa a las 12,30 horas, presidida también por monseñor Osoro, en la ermita de la Virgen de los Desamparados, al encontrarse el templo parroquial en obras. En esta eucaristía ha concelebrado también monseñor Jesús Vilaplana, obispo de Huelva, y numerosos sacerdotes también.

Monseñor Margarit falleció ayer por la mañana en su domicilio de Valencia donde “ha estado permanentemente acompañado durante sus últimos días por el arzobispo de Valencia, así como por el obispo de Menorca, monseñor Salvador Giménez, y por el obispo emérito de Mondoñedo-Ferrol, monseñor José Gea Escolano, además de por canónigos del cabildo de la Catedral de Valencia y por muchos sacerdotes, que han acudido continuamente a su casa”, según fuentes del Arzobispado.

Biografía de monseñor Margarit
Natural de la localidad alicantina de Muro de Alcoi, donde nació el 24 de febrero de 1927, Eduardo Margarit recibió la ordenación sacerdotal en 1953 en Gandia. Fue vicario parroquial de la Asunción de Nuestra Señora, de Benaguasil, de 1954 a 1977 y titular de la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores de Genovés (1957-1962) y del Santísimo Cristo de la Agonía del Horno Alcedo (1962-1964). También fue consiliario diocesano de la Juventud Agrícola y Rural Católica y fue auxiliar en San Pedro Apóstol de Massanassa (1964-1969) y San Francisco de Borja de Valencia (1969-1987).

En 1987 el entonces arzobispo de Valencia, monseñor Miguel Roca Cabellas, le nombró canónigo de la Catedral de Valencia y, en 1996, el entonces arzobispo de Valencia, monseñor Agustín García-Gasco le designó vicario general de la Archidiócesis y moderador de la Curia.

Monseñor Margarit formó parte de los consejos Episcopal y Presbiteral, del Colegio de Consultores, del Consejo Diocesano de Asuntos Económicos y de la Comisión Diocesana de límites territoriales de Parroquias y Arciprestazgos.

El papa emérito Benedicto XVI le nombró en abril de 2009 "Protonotario Apostólico Supernumerario", el título pontificio de mayor rango que se le puede conceder a un sacerdote en la Iglesia, a petición del ya entonces cardenal Agustín García-Gasco, en reconocimiento a “la ejemplar entrega a la Iglesia durante toda su vida”, según las mismas fuentes.

En junio de 2009, poco antes de su jubilación, monseñor Margarit recibió un homenaje en el Seminario de Moncada, presidido por el arzobispo, monseñor Carlos Osoro, que le regaló una réplica del Santo Cáliz de la Última Cena que se venera en la Catedral de Valencia, en agradecimiento y reconocimiento de todos los sacerdotes de la diócesis a su “ejemplar entrega a la Iglesia durante toda su vida”.

 

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