Compromís canalizará las demandas de los productores de caqui: sin control ni precios mínimos no habrá rentabilidad del cultivo

El portavoz de Compromís y miembro de la Comisión de Agricultura del Senado, Carles Mulet, acompañado de la alcaldesa de Carlet, Maria Josep Ortega, ha visitado la cooperativa Sant Bernat y recogido la inquietud de los productores de kaki ante la caída de rentabilidad del cultivo a raíz de la prohibición del uso de determinados productos en el campo como los metilclorpirifos, algo que les obliga a multiplicar los tratamientos en este cultivo. “La necesidad de utilizar tratamientos de control en un cultivo que antes no los necesitaba, ha encendido las alarmas por la disminución en la rentabilidad de un cultivo como el kaki que, como otros, no cuenta con mecanismos en la cadena alimentaria para marcar un precio mínimo por debajo del cual resulta inviable”, han explicado a Mulet, que planteará al ministerio medidas a varios niveles para tratar de ayudar a quienes están haciendo todo lo que pueden por producir con el mínimo residuo y que pasan por “intensificar los controles en puertos de la fruta que se importa cargadita de pesticidas cuyo uso está prohibido en Europa, el establecimiento de controles en los contratos y precios de la fruta, medidas extraordinarias para luchar contra el cotonet y la mosca blanca”, ha señalado el senador.

La cooperativa Sant Bernat ha iniciado un programa para tratar de criar insectos con los que reducir, mediante lucha biológica, la presencia del anagyrus pseudococci (longispinus) en el campo, sin tener que utilizar costosos productos químicos. La coalición valencianista presentó enmiendas a los Presupuestos Generales del Estado para dotar de fondos adicionales la financiación de insectarios y adquisición de parasitoides depredadores, pero fueron rechazados por las fuerzas del Gobierno y sus socios. 

Maria Josep Ortega ha agradecido el trabajo de la cooperativa, con la que un 85% de los hogares de Carlet mantienen alguna vinculación. “Cultivos como el kaki, naranja o fruta de hueso dan de comer a muchas familias de este pueblo. Por eso es tan importante el trabajo de lucha sostenible y ecológica emprendida contra el cotonet y necesitamos el apoyo de todas las instituciones para mantener la calidad de la fruta”, ha indicado.

Los productores explicaron a la delegación de Compromís la necesidad de replantearse los efectos de prohibir determinados tratamientos. “Donde antes se entraba una vez en el campo, ahora nos obliga a realizar hasta siete u ocho tratamientos. Entramos más a fumigar desde el minuto uno, con los consiguientes costes y contaminación”, han señalado. 

La campaña del kaki se prolonga entre los meses de septiembre a diciembre. La producción de verano llega desde países como Perú. La cooperativa de Carlet genera 13 millones anuales en sueldos y trabajan entre 150 y 180 personas mayoritariamente mujeres, principalmente apoyados por el cultivo estrella de la localidad de los últimos 20 años, el caqui. Este cultivo ha alterado el paisaje y funcionamiento de la cooperativa en los últimos años y ha generado ingresos a miles de familias de la comarca, al haber podido desestacionalizar la fruta con hueso de verano. A pesar de ello, en dos años se han arrancado más de 300 hectáreas de fruta de hueso por su poca rentabilidad como consecuencia de sus costes, ya que precisa mucha mano de obra y por los actuales precios, de forma que el volumen comercializado cae cada año.