La Biblia valenciana: el tesoro olvidado de la Cartuja de Porta Coeli
La traducción del latín al valenciano fue obra de Bonifacio Ferrer, hermano de Sant Vicent Ferrer
La Cartuja de Porta Coeli, ubicada en las tierras de la vall de Lullén, en el término municipal de Serra, vio nacer un tesoro literario y espiritual: la primera y única Biblia valenciana traducida del latín. Esta monumental obra, realizada en el seno de la cartuja por Bonifacio Ferrer, hermano de San Vicente Ferrer, una figura de gran relevancia para los valencianos, de los que es patrón, representa un hito histórico en la traducción de textos sagrados al valenciano.
Datada en 1498, esta Biblia fue objeto de la censura de la Inquisición, que la consideró peligrosa para la fe y ordenó su destrucción, provocando la pérdida de la mayoría de los ejemplares, incluida la última copia conocida en un incendio en Estocolmo en 1697. Sin embargo, un fragmento de esta invaluable obra sobrevive en la Hispanic Society de Nueva York, recordando el legado de la primera traducción de la Biblia al valenciano.
La Cartuja de Porta Coeli, una de las tres cartujas activas en España, fue fundada en 1272 por el dominico fray Andrés de Albalat, obispo de Valencia. Inicialmente modesta, creció hasta convertirse en un importante centro religioso y cultural, visitado por monarcas, líderes eclesiásticos y militares a lo largo de los siglos.
Además de su importancia religiosa, la historia de la Cartuja de Porta Coeli está marcada por figuras como Inés Pedrós Alpicat, conocida como "Inés de Moncada", quien vivió como anacoreta cerca de la cartuja durante dos décadas, dedicada a la oración y la soledad.
A lo largo de los siglos, la cartuja ha experimentado diversas transformaciones, desde su desamortización en 1835 hasta convertirse en un hospital para tuberculosos en 1898. En 1944, los monjes cartujos regresaron a la cartuja, que actualmente es una de las tres cartujas activas en España, junto con Miraflores y la Cartuja de Montealegre.
