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Acció Ecologista-Agró: una simbiosis entre Puçol y sus espacios naturales

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    Situado entre mar y montaña, Puçol es testigo de distintos enclaves naturales que rodean la población, en silencio y pero repletos de vida. La Costera, la playa, la huerta, el Marjal dels Moros… Para cuidarlos y aproximar sus encantos a los vecinos, la asociación Acció Ecologista-Agró desempeña una labor continua y exhaustiva. ¿El objetivo? Mantener una simbiosis entre Puçol y las joyas naturales que lo rodean.

    Conservación de humedales y espacios naturales, tratamiento de residuos, fomento de la movilidad sostenible, protección de especies en peligro… Son muchas las áreas de actuación que Acció Ecologista-Agró desarrolla en la Comunidad Valenciana, desde la Plana Baixa, en Castellón, hasta Alicante: la Costera, la Ribera, Camp de Morvedre…

    Y por supuesto en la comarca Horta Nord. De hecho, en Puçol tiene la custodia de la Costera, un convenio para la promoción del uso público, estudio y conservación de fauna y flora que vence en 2021, pero que la agrupación espera poder renovar para continuar cuidando toda la vida que reside en este paraje.

    «La idea es dinamizar este paraje natural con una oferta de actividades mensuales», explica Miguel Crespo, que además de jefe de prensa de la entidad y coordinador comarcal, ha trabajado como voluntario en distintos grupos ecologistas desde hace décadas… Antes incluso de alcanzar su mayoría de edad.

    «El cuidado del medio ambiente es una parte fundamental en mi vida, porque trabajo en Agró y mi tiempo libre lo dedico al activismo social en Puçol», explica el responsable de la agrupación en Horta Nord, que además es educador ambiental y organiza constantes actividades para todos los públicos a lo largo del año.

    Por ejemplo, Nits de Natura a la Costera: jornadas que ya son toda una tradición en Puçol durante los meses de verano, con charlas, rutas teatralizadas, talleres… E incluso observación astronómica a cargo del especialista local Amadeo Aznar.

    Con el apoyo del Ayuntamiento, estas actividades tratan de aproximar la naturaleza a los vecinos «e implicar de alguna manera a la población en la conservación de la montaña», a partir de los espacios naturales que se extienden en el municipio y alrededor de él.

    Pero más allá de la concienciación y la educación ambiental, Acció Ecologista-Agró es responsable de multitud de actuaciones destinadas a proteger el territorio y garantizar un equilibrio entre la presencia del ser humano y el cuidado de los entornos naturales.

    Protegiendo el territorio

    Una de sus líneas de actuación se dirige a los murciélagos, considerados los mejores controladores de plagas de mosquitos: «en el casco urbano tenemos unos 30 refugios, y también unos cuantos en la playa y las urbanizaciones», señala el responsable, que destaca la importancia de ayudarlos «y que a su vez nos ayuden a reducir estas y otras plagas».

    La zona dunar de la playa es otro de los focos de atención, un espacio que durante los últimos años la agrupación ha logrado recuperar poco a poco y que, actualmente, contiene una serie de especies amenazadas en la Comunidad Valenciana: azucena de mar, correhuela marina, pasacaminos marino, barrilla pinchosa, cardo marino…

    Y también se realizan campañas para poner en valor una de las mayores joyas que envuelve el término municipal de Puçol: el Marjal dels Moros. «Es importante que la gente conozca que tenemos un tesoro natural al lado de casa, y muchas veces no le damos el valor que tiene».

    Servicios naturales: un regalo del entorno

    Para ello, se realizan replantaciones, actuaciones para la defensa de aves y, por supuesto, una amplia programación de actividades a lo largo de todo el año que, dirigidas a todos los públicos, ponen sobre la mesa el enorme valor de este humedal.

    El objetivo final que persigue la agrupación es «que la gente se dé cuenta de lo necesario que es conservar, proteger y defender el medio ambiente, especialmente los espacios naturales que tenemos más cerca de casa… Es nuestra responsabilidad», asegura Miguel Crespo.

    Además, protegiendo el medio ambiente y la biodiversidad también conservamos los servicios que la propia naturaleza brinda a las personas.

    Para empezar, enclaves como el Marjal dels Moros o la Costera son claves en la prevención de inundaciones, ya que absorben ingentes cantidades de agua que, a su vez, les permite sobrevivir.

    Por no hablar de la zona dunar, que además de recuperar el equilibrio natural de la playa, ayuda a minimizar el impacto de los temporales sobre el paseo marítimo y las viviendas que están a primera línea. De hecho, este año se ha comprobado que los tramos sin plantas han sufrido bastante más los estragos de los temporales que aquellos con zona dunar, «donde la arena no ha invadido tanto el paseo».

    Sin olvidar las especies animales que se alimentan de mosquitos o de las zonas pobladas de vegetación, como la Costera, que se encargan de absorber el C02 del ambiente y, en definitiva, limpiar el aire que respiramos.

    El cambio climático, no obstante, está poniendo en peligro la conservación de los espacios naturales que se extienden por el término municipal de Puçol… Y por todo el mundo. Muchos de sus síntomas son evidentes para el ser humano: aumento de las temperaturas, recurrentes gotas frías, presencia de mosquitos en otoño y primavera…

    «La fauna no sabe de estaciones sino de temperaturas… Si cuando toca frío, hace calor, los mosquitos se mantienen activos», explica el especialista local, que recuerda las plagas de tomicus que en repetidas ocasiones durante las dos últimas décadas han amenazado los ecosistemas locales.

    Se trata de una plaga motivada por el cambio climático y la sequía que, en 2004, mató cerca de 500 árboles en la Costera: estos insectos realizan agujeros en el tronco para alimentarse de la savia, explica Crespo: «si el árbol está sano, no hay problema, pero si en dos años casi no ha llovido, no tiene la capacidad para resinar y acaba muriendo».

    Afortunadamente, los activistas de Acció Ecologista-Agró —que casi casi pasan más tiempo en la montaña que en sus propias casas— avisaron a tiempo y se pudo acotar rápidamente algunas zonas para salvarlas, pero murieron muchos árboles. Y es que, aunque la naturaleza es sabia, no está preparada para este giro de guion impulsado por el ser humano.

    El cambio climático: un caballo de Troya

    Pero se ignora… O incluso se niega. «Es como quienes aseguran que la Tierra es plana… Hay muchísimas evidencias científicas de que está ocurriendo». Tan solo hay que consultar a la ONU o el IPCC —Panel Intergubernamental para el Cambio Climático— para comprobar que es una triste realidad.

    Pero el síndrome de Casandra ha llegado hasta nuestros días para envolver a la comunidad científica. «Casandra era un personaje que tenía el don de ver el futuro y, a la vez, la maldición de que nadie le hiciera caso», explica Miguel Crespo, comparándola con los científicos actuales.

    La comunidad internacional no da respuesta a los problemas que están alertando, al igual que advirtió Casandra de que el caballo de Troya era una trampa. «Al final pasa lo que pasa… Esperemos que no nos pase a nosotros lo mismo».

    Aunque es tarde para evitar el cambio climático, porque ya es una realidad, «estamos a tiempo de adaptarnos y mitigar sus efectos, pero se debe abordar a nivel global desde todos los sectores». Primero, a nivel político, «pero somos las personas quienes debemos ser conscientes de que nuestro día a día tiene unos efectos concretos sobre el planeta».

    Reducir el consumo, reutilizar los objetos y reciclar los residuos; desplazarse a pie, en bicicleta o en transporte público cuando sea posible; minimizar el uso de energía en casa; consumir productos de proximidad…

    Son las recomendaciones de un experto pero, sobre todo, de un amante de la naturaleza dispuesto a continuar trabajando para salvar el planeta. «Cada decisión diaria nos permite aportar nuestro granito de arena para paliar o agravar el cambio climático».

    Durante el confinamiento, los responsables de la entidad obtuvieron un permiso para poder acudir de manera individual y realizar el mantenimiento del vivero de la Costera, aunque las actuaciones se vieron reducidas durante aquellos meses. Con la llegada de julio, reanudaron su actividad en la montaña de la mano de Nits en la Costera, eso sí, con todas las normas de seguridad pertinentes.

    Esperan poder continuar en los próximos meses con una campaña de actividades centrada en la fauna de la montaña para dar a conocer las especies más representativas de la zona. A ello se sumará una campaña en colaboración con el departamento de Turismo para realizar visitas al marjal y la zona dunar de la playa para, así, «ponerlos en valor desde el punto de vista medioambiental».

    Para participar en las actividades, convertirse en socio o solicitar cualquier tipo de información, tan solo hay que llamar al número de información general en Puçol —691 077 424— o escribir al correo electrónico lhorta@accioecologista-agro.org.

    «Invitamos a cualquier vecino de Puçol que esté interesado en temas medioambientales a venir a las actividades y unirse a la asociación», asegura Miguel Crespo, que continuará trabajando junto con sus compañeros para proteger nuestro entorno: toda una simbiosis entre Puçol… Y las joyas naturales que lo envuelven.

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