Expertos en terminología abogan por la creación de una red de trabajo para fomentar la cooperación y optimizar recursos
Los responsables de los principales centros de terminología del estado español se han dado cita en la Universitat Jaume I en la jornada «La actividad terminológica como base para la expansión del uso social de las lenguas». El encuentro, organizado por la Acadèmia Valenciana de la Llengua y Termcat, con la colaboración de la UJI, ha sido inaugurada por el rector de la Jaume I, Vicent Climent; el presidente de la AVL, Ramón Ferrer, y el director de Termcat, Jordi Bover.
Climent ha destacado el papel indispensable de la terminología para la sociedad, más allá del interés profesional. «Un mundo que se caracteriza por la difusión de la información, la extensión del conocimiento y la vulgarización del saber especializado, necesita de la terminología para moverse en sociedad y participar de los procesos de progreso», ha señalado.
Por su parte, Bover ha afirmado que «la cooperación es el camino para optimizar los recursos destinados a nuestra lengua, sobre todo si son recursos de procedencia pública». No obstante, también ha puesto de relieve el reto que supone encontrar el equilibrio para que la variedad y la riqueza de cada territorio no quede desplazada por una estandarización excesiva.
En esta línea, Ferrer también ha hecho referencia al objetivo común de establecer una red de centros terminológicos que ayuden a perfeccionar los métodos de trabajo y a compartir conocimientos. «Sólo desde la diversidad compartida conseguiremos ser mejores. Somos un país de países y en esa singularidad y diversidad está nuestro potencial lingüístico», ha apuntado.
A continuación, la presidenta de la Sección Filológica del Instituto de Estudios Catalanes (IEC), Maria Teresa Cabré, ha ofrecido la conferencia inaugural, en la que ha abordado el papel de la terminología en la sociedad.
En su intervención, Cabré ha profundizado en cuatro hechos irrefutables de la terminología. En primer lugar, ha hecho referencia a la omnipresencia de la terminología en la sociedad actual, caracterizada por la innovación científica, la transmisión de información y la generalización de la educación. En segundo lugar, ha afirmado que «una lengua sin terminología no es apta para todos los usos», dado que los dominios especializados la requieren y el uso de los términos también da credibilidad y garantía de conocimiento de un ámbito y prestigio a la misma lengua.
Así mismo, en tercer lugar, ha apuntado que la terminología solo se produce de una manera natural cuando aparece en un discurso y, por lo tanto, solo la utilización de la lengua hará que aparezcan estos términos y, en el supuesto de que se importen términos ajenos, ha señalado que hay que hacerlo de forma consciente y controlada. Finalmente, como cuarto hecho ha afirmado que «lo que se entiende por plurilingüismo, no lo es». En este sentido, ha explicado que cuando se da prioridad de uso a una lengua en determinados ámbitos comunicativos se pierden dominios comunicativos en las otras lenguas y, por lo tanto, se puede acabar en una etapa de diglosia con usos prestigiosos y no prestigiosos de las lenguas.
Por otro lado, también ha abordado algunas falsas creencias sobre la terminología como por ejemplo que es una técnica de creación de diccionarios, que solo se utiliza en los ámbitos especializados o que el trabajo terminológico se organiza y se constituye con independencia de las lenguas o los contextos. Así, ha explicado algunas de las acciones que se han llevado a cabo para hacer frente a estas afirmaciones.
Para concluir, ha puesto de relieve su preocupación por la banalización y falta de consideración de la terminología y ha dado algunas recomendaciones desde el punto de vista de la terminología catalana: planificar las necesidades y tener presente que se trabaja para el uso social de la lengua; dar mayor importancia a su difusión e implantación, y tratar de avanzar en el arraigo de los términos foráneos para que no se implanten términos sin reflexión.
