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Por Miguel Bataller
Columna de Michel - RSS

Nuestro problema en la España actual, no es de derechas contra izquierdas

    Después de tres semanas de ausencia por el accidente doméstico que sufrí, con bastantes molestias aún para poder escribir con agilidad, me vuelvo a sentar frente a mi ordenador.

    Me he dedicado a leer casi todo el tiempo que solía invertir en escribir y quizás porque siempre tuve muy claro que “los países que ignoran su historia pasada, suelen reincidir en sus errores”, he profundizado en informarme sobre los acontecimientos ocurridos en España y dentro de nuestra Nación Única, también en Cataluña entre 1933 y 1936.

    Veo que como dice el refranero castellano, “vuelve la mula al trigo”.

    De nada sirvió el millón de españoles muertos durante la Guerra Civil.

    En el cerebro desquiciado de los nietos de quienes perdieron la Guerra Civil, ha quedado un sustrato malicioso de esa mezcla de decepción y venganza, que supera en mucho a los deseos de la generación de sus padres que decidieron perdonar y olvidar.

    Su obsesión ha sido acabar con el ESPÍRITU DE LA TRANSICIÓN gestionada por la generación de sus padres que es más la mía, para resucitar el odio entre españoles.

    Pero no se equivoquen, ellos ahora como sus abuelos entonces, quieren darle la apariencia de una confrontación entre derechas e izquierdas o entre monárquicos y republicanos.

    Ni entonces ni ahora, la triste realidad obedece a unos criterios tan elementales y aparentemente evidentes.

    Ciñéndome a una evidencia incontrovertible, nadie en su sano juicio, puede considerar el PNV o a los herederos de CiU, como partidos de izquierda ni siquiera de centro, porque representan  sin dejar lugar a la menor duda a una derecha evidente, tanto en el País Vasco como en Cataluña.

    En los años treinta, los primeros envites independentistas catalanes no se llevaron contra la Monarquía, sino contra la Segunda República y por eso Luis Companys hizo el más espantoso de los ridículos al declarar un Estat Catalá que duró menos que el “sueño de un cerdo” que dicen que es brevísimo.

    He leído y conocido bastante sobre la vida y milagros de su Jefe de los Mossos de Escuadra (Federico Escofet) durante dos períodos interrumpidos, por una pena de muerte conmutada después del Golpe contra la Republica y su posterior reincorporación al mismo cargo, hasta que se vio obligado a marcharse a Perpignan con sus soldados y sin abandonarles y vivir su infierno personal en el campo de refugiados de Argelés sur Mer, mientras antes había cubierto la retirada a Francia de  Azaña, Negrín y Companys, sin querer irse en su sequito y prefiriendo quedarse con sus tropas hundidas, desmoralizadas y agotadas al llegar a la frontera y ser tratado como un refugiado más sin privilegio alguno.

    Sin duda este personaje, fue un claro ejemplo de catalán y español, siempre fiel a sus superiores y al servicio primero de una Cataluña española, luego de un Estat Catalá de mentirijillas y definitivamente de una Cataluña enloquecida durante la Guerra, desnortada y perdida de la que él era sólo un militar al servicio de sus superiores, pero con una dignidad y un honor del que carecieron todos ellos que huyeron abandonando a su pueblo y a su gente.

    Me recuerda en cierto modo a un Trapero, mucho menos digno que él y también víctima de sus superiores desde el mismo destino y pasando los dos, meses privados de libertad al servicio de quienes huyeron como comadrejas en vez de asumir sus responsabilidades, aquellos a Francia y ahora a Bélgica, sin el menor recato.

    Viene a cuento todo esto, para demostrarles que estamos viviendo un “remake” como dirían los ingleses, sin haber aprendido nada de la Historia.

    Entonces un Frente Popular en el que cabían desde los anarquistas, a los comunistas, socialistas e independentistas tanto de derechas como de izquierdas, contaron con el apoyo de un Partido Comunista Ruso, que se cobró a precio de oro su apoyo a los perdedores, con las reservas de oro españolas mandadas a Moscú en pago a la chatarra bélica que mandaron y a sus brigadas rojas, destruyeron una España Republicana víctima de su caos.

    Ahora un nuevo Frente Popular con los mismos componentes, aunque con diferentes etiquetas, están intentando romper la España Constitucional, sin otros argumentos que desenterrar a Franco y a su medio millón de muertos, olvidando al otro medio millón que fueron asesinados por sus abuelos, para acabar con la Monarquía Constitucional y tratar de formar una República Federal, condenada al fracaso, ya que tanto los vascos como los catalanes, acabarían rompiendo la baraja de esa partida para lograr su Independencia Utópica.

    Y en medio de todo ese circo, un Presidente del Gobierno que intenta jugar con dos barajas, haciéndoles trampas a unos y otros, con discursos contradictorios y medias verdades, que siempre esconden medias mentiras sin tener una propuesta SERIA Y UNICA.

    Ahora no paga la fiesta el comunismo internacional, que agoniza en España y está muerto en casi todo el mundo, excepto en Corea del Norte, Venezuela, Cuba y alguna república bananera insignificante.

    La financiación les llega  tanto a los independentistas como a nuestro Presidente de Gobierno en mi opinión, a través de un Movimiento Globalista Anglo Americano, empeñado en acabar con la Unión Europea a la que ataca en este momento por su flanco más débil que es España, después de haber conseguir la fuga del Reino Unido a través de un BREXIT nefasto tanto para la Europa Unida como para Gran Bretaña, pero que entraba de lleno dentro de sus intereses globales, como paso previo a anular a Rusia como potencia mundial de referencia, para repartirse el pastel económico mundial con una China más dócil y capitalizada y por tanto más manipulable por los intereses yanquis, aunque para completar esa ruta tendrán que ganarle las elecciones a Trump y eso puede ser harina de otro costal, como se demostró hace cuatro años.

    Así lo veo yo y así se lo cuento a ustedes, con el evidente riesgo de estar equivocado, pero prefiero equivocarme con mis impresiones y percepciones, que con lo que intentan venderme los medios de comunicación españoles pagados y subvencionados por las mismas fuentes que financian a nuestro Gobierno.

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