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Valencià
Por Miguel Bataller
Columna de Michel - RSS

Manifestaciones por nuestros cítricos

    Escribo esta columna a mediodía del lunes 21 de Enero, fecha en la que se han convocado manifestaciones en muchas localidades de la Comunidad Valenciana, en defensa de la agricultura valenciana y de nuestras naranjas.

    Mi primera sorpresa ha sido observar a primeras horas y frente al Ayuntamiento, un pequeño camposanto ajardinado alrededor de un ataúd infantil de un blanco virginal, representando a nuestros cítricos.

    Cuando se organizan manifestaciones multitudinarias, lo normal es hacerlas en contra de quienes no han sabido defender nuestros intereses y hacérselas llegar a ellos personalmente, para evitar reincidencias en el error e incluso incurrir en otros errores que vuelvan a afectar los intereses generales de los afectados o a otros grupos humanos cuyos intereses debieran de ser defendidos por nuestros representantes políticos.

    Por eso no llego a entender contra quien y por que se organizan tantas manifestaciones de carácter local e incluso provincial o autonómico, cuando hay muy pocas dudas de que todos los valencianos estamos de acuerdo y convencidos de que no hay concejales, alcaldes, diputados provinciales, representantes en nuestro Parlamento Valenciano e incluso en nuestro Gobierno Autonómico, que no pretenda y deseen la mejor comercialización y exportación de nuestros productos agrícolas y entre ellos y prioritariamente de nuestros cítricos.

    Llevo tiempo diciendo en mi entorno inmediato, que si como parece, los responsables de la debacle de nuestra economía citrícola en la presente campaña, están en el Parlamento Europeo, por haber permitido la entrada de naranjas de importación hasta Noviembre, cuando anteriormente sólo se permitía hasta Septiembre, para evitar la coincidencia con nuestras propias cosechas, los responsables hay que localizarlos en Bruselas o en Estrasburgo y es allí donde había que ir a manifestarse.

    Si todos los esfuerzos económicos que se van a llevar a cabo en cientos de manifestaciones en la Comunidad Valenciana, en Murcia o en Andalucía que son las tres zonas más afectadas por las medidas tomadas por la Unión Europea, se centraran en dos o tres días de manifestaciones en los centros de decisión de la POLITICA AGRARIA COMUN EUROPEA, con descargas de varios contenedores de naranjas en esos puntos neurálgicos para demostrar visiblemente a los responsables de la ruina causada a la economía citrícola española, seguramente esas quejas tendrían mas repercusión internacional y conseguirían mejores resultados a corto y medio plazo.

    Siempre hay que tener localizados a los responsables de nuestros problemas, para poder exigirles responsabilidades.

    Pronto vamos a tener elecciones al Parlamento Europeo y quizás ese sea el momento para analizar la defensa que ha hecho cada uno de nuestros parlamentarios en la defensa de nuestros intereses allí.

    Con esto no quiero decir que todos los males de nuestra citricultura, vengan de esas decisiones tomadas en Europa durante el último ejercicio, ya que llevamos más de cuarenta años en un deterioro progresivo por muchas razones de más peso que esta.

    La razón fundamental que nunca se quiso (o se pudo) abordar, fue la de la estructura de fijación de precios.

    Hace mas de medio siglo, la pirámide de determinación del precio final de venta al consumidor, venía fijada por el costo de producción al que se añadía el margen comercial, mas los gastos de recolección, costo de la manipulación y margen de intermediación y comisiones de representación en origen y destino y a partir de ese precio se trataba de vender al mejor precio y con el mejor margen posible en destino.

    Poco a poco se revirtió la pirámide y quien ha tenido el comodín del precio de la mercancía en origen, han sido las grandes superficies que venden el producto en destino y a partir de ese precio deduciendo inversamente su propio margen, el de intermediación, los gastos de trasporte y manipulación en origen, han llegado al agricultor los restos disponibles...si los había.

    He llegado a oír casos de algunas cooperativas, que llegaron a cobrarles a los agricultores cooperativistas algún dinero por comercializarles su propia fruta, aunque no se pueden considerar casos generalizados.

    En definitiva que cuando se regala un producto, por bueno que sea (como lo son nuestras naranjas) acaba por no valer nada ni tener precio.

    En este caso podemos quejarnos de todo lo que queramos, pero en definitiva la verdad es que ENTRE TODOS LA HEMOS ESTADO MATANDO MUCHOS AÑOS Y AHORA MORIRA DE INANICIÓN.

    El mercado siempre se regirá en todos los sentidos por la Ley de la Oferta y la Demanda, y lamentablemente para el agricultor valenciano, en una economía globalizada, hoy hay un excedente de cítricos en el mundo ya sea de Sudáfrica, de Sudamérica, del Magreb, de Israel, Egipto, Grecia o Turquía entre otras procedencias, que no tienen la calidad de nuestra fruta, pero cuyo precio en origen es mucho mas económico que el nuestro, porque sus costes de mano de obra son muy inferiores a los nuestros y en agricultura ese costo unido a la explotación latifundista de enormes extensiones minimizan los precios de venta.

    Quizás aunque sea muy tarde, haya llegado el momento de replantearse la estructura y diversidad de nuestra agricultura y tratar de encontrar la forma de poder rentabilizar nuestro fértil suelo y nuestro maravilloso clima de otro modo.

    No sé ni como ni con que producto, pero lo que si tengo que tengo muy claro es que el minifundio citrícola esta condenado a morir y la responsabilidad tendrán que asumirla todos aquellos que han participado y consentido ese proceso de deterioro durante medio siglo sin haber sabido encontrar soluciones antes.

    No se le pueden poner puertas al campo, ni solucionar en base a subvenciones o proteccionismos políticos lo que no hemos sabido solucionar nosotros, con nuestras decisiones.

    Y si lo que se pretende es encontrar a los RESPONSABLES DE LA GOTA QUE HA DESBORDADO EL VASO...!!TODOS A BRUSELAS!!

    Ese es el punto de vista de un valenciano que hace tiempo que decidió vender la poca tierra que tenía, porque intuía el problema actual.

    Hasta la semana que viene.

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    comentario 1 comentario
    Vicent Bosch i Paús
    Vicent Bosch i Paús
    22/01/2019 07:01
    Sorprenent!

    Avui has tractat el tema posant el dit en la nafra i sense posar-te amb la pseudoesquerra local, de València o de Madrid.

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