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Por Miguel Bataller
Columna de Michel - RSS

Francisco Planelles Monsonís: ¡Cuando un amigo se va……….!

    Completando la canción y confirmando el sentimiento, yo también digo, que “algo se pierde en el alma”.

    No le conocí hasta hace unos veinte años, en uno de los primeros viajes que hizo Paco para “reencontrarse y recuperar sus raíces”, casi medio siglo después de la salida con sus padres.

    Como se puede deducir fácilmente por sus apellidos, era y se sentía profundamente burrianero, pese a haber

    tenido que salir en su adolescencia, con una primera escala en Barcelona de pocos años, antes de emprender la aventura americana.

    Otros familiares que pusieron rumbo al Nuevo Mundo, convencieron a sus padres y abuela y su núcleo familiar inmediato acabó estableciéndose en Montevideo donde con una fuerza de voluntad a prueba de bomba y una notable capacidad empresarial, poco a poco mi querido amigo me explicó, como aprendió el oficio de la composición de “biblioratos”, que es como se le llamaban allí a las carpetas para archivar documentos.

    Su sentido y responsabilidad familiar, le absorbieron de tal manera, que no le dio  enamorarse y casarse hasta los cuarenta años, pero pese a ello o precisamente por eso, construyó un entorno familiar admirable y ahora sus tres hijos (dos mujeres  y un varón) le llenaban de atenciones junto a su esposa y media docena de nietos desde bebés a adolescentes, de los que nunca se cansaba de hablarme.

    Lamentablemente el día 17 de Agosto, recibí un email de su hija mayor Teresa, comunicándome la muerte de su padre el día 14 de este mes.

    Desde hace muchos años, estábamos en contacto tanto por teléfono como a través del correo electrónico.

    Vino varias veces con su familia a finales del siglo pasado y principios del actual, pero evidentemente ese tirón tan importante que ejercían sobre él sus raíces, no lo podían sentir ni su esposa ni sus hijos.

    Por eso entre 2005 y 2015 solía venir cada verano por estas fechas para pasar aquí las fiestas de la Misericordia y en final de verano que compartía con un grupo de amigos en las tertulias mañaneras del Centro España.

    Publicó EL REGRESÓ, el año 2005.

    Un libro emotivo con un valor sentimental indudable y una redacción impecable, más propia de un universitario actual, que de un señor autodidacta como lo fue él.

    En Junio del 2010 nos obsequió con un poemario lleno de reflexiones, vivencias y recuerdos en versos de muy diferente métrica y contenido, en los que de una manera u otra, siempre aparecía su amor a sus tierras y sus mares de aquí y de allí.

    Su título RIMANDO y los dos los conservo en mi biblioteca firmados y dedicados por él.

    Aunque vivía en Montevideo, la agricultura era su pasión.

    En Piedras de Afilar una zona interior cerca de los Balnearios más populares del norte de la capital, compró unos terrenos extensos, con abundantes pastos y recursos hídricos para la cría de ganado, de manera que podía cumplir con dos de sus aficiones principales, la industrial y la agropecuaria, para dejarles a sus hijos unos medios importantes para orientar sus vidas si los necesitaban.

    Si algo lamento, es no haber cumplido aquella hipotética promesa que le hicimos algunos de sus contertulios del Centro España, para ir a devolverle sus visitas algún día.

    Ahora mi querido amigo Paco, desde Burriana me permito recordarte con todo el cariño y admiración posible y les mando a tu esposa, a tu hija Teresa, a Pilar, a Juan, a Belén a Joaquin y a los todo el resto de tu familia un abrazo emocionado.

    Mi nieto Oscar desde los diez años que te vio por última vez (ahora tiene ya casi 17) me suele preguntar a veces por ti, porque para él Paco Planelles era su mejor y único “amigo uruguayo”.

    Es tan afectivo y bondadoso como tú y me alegro muchísimo de que así sea.

    Te mando mi último adiós, desde www.elperiodic.com, donde solíamos leerte en tus columnas de opinión, mientras pudiste colaborar y tu salud te lo permitió.

    Hasta siempre PACO.

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