La vuelta al cole del “hasta mañana si nos deja el COVID-19”

Esta mañana han vuelto al colegio muchos niños y niñas. Han iniciado el nuevo curso escolar del gel y de la mascarilla, una nueva normalidad que llega también a las aulas. Todos ellos con la única certeza de que hoy pisan el aula, pero sin la garantía de que mañana lo vuelvan a hacer. Así es la pandemia del COVID-19 y así la hemos asimilado, ya que no existe manera alguna de garantizar de forma absoluta que el virus no va a entrar en los centros escolares por muchas y muy estrictas medidas que se han creado en los protocolos.

Tanto la comunidad educativa como la sanitaria consideran los colegios como un sitio seguro para todos los alumnos y profesores, aunque una vez acaban el horario escolar y salen a la calle, la responsabilidad cambia de protagonistas y pasa a cada uno de ellos al saber que al día siguiente tienen que volver.

Las sensaciones a primera hora de la mañana, cuando las calles volvían a llenarse de mochilas y de adultos acompañando a sus hijos al colegio, eran de todo tipo. Además de los habituales llantos de los más pequeños ante la despedida de sus padres, lo que más se ha visto han sido las mascarillas. De mil tipos y estampados diferentes, pero todas ellas tapando la boca y la nariz de todos los que acudían a las puertas de los centros.

Hoy en Gandia se han evitado las aglomeraciones en las entradas de los escolares, ya que los centros han escalonado la manera de acceder para evitar precisamente este colapso en un mismo horario. Con la tranquilidad de no ir todos a la vez, los alumnos llegaban a la puerta y repetían el gesto más habitual de estos días, se llenaban las manos de gel hidroalcohólico y se frotaban bien para desinfectarse. Esto ha ocurrido una y otra vez a las puertas de los colegios, estableciéndose así como un requisito indispensable cada vez que se acceda. Una vez dentro, en los patios o en los pasillos, se podía ver a los alumnos bien protegidos con sus mascarillas y sin saber muy bien ni qué hacer ni cómo hacerlo. Todo son incertidumbres, también para ellos, ya que hoy ha sido el primer día en el que han conocido los protocolos para prevenir el COVID-19 en la práctica.

Ha sido una mañana en la que el recuerdo de la rutina de la vuelta al cole no ha tenido nada que ver con lo que acostumbraban en los años anteriores, donde la pandemia actual no tenía ni la intención de irrumpir de esta manera.

Unos colegios optaban por, además del gel en las manos y la mascarilla bien colocada, tomar la temperatura a los alumnos antes de entrar. Otros, en cambio, o lo hacían una vez llegaran al aula o directamente confiaban en la responsabilidad de que los padres y madres no lleven a sus hijos al colegio si tienen algún síntoma o malestar.

En el suelo de las entadas a los centros se ha observado una delimitación del espacio para que los padres no sobrepasen ciertas zonas y sean los profesores quienes salgan a recibir a los pequeños, con el objetivo de evitar que los adultos tengan contacto con las clases y mantenerlas aisladas únicamente para los alumnos.

Como se puede comprobar, toda medida es poca en la actualidad. El curso del gel y de la mascarilla ha echado a rodar lleno de incertidumbre y a la espera de lo que ocurra. Así lo contaba a elperiodic.com uno de los padres que ha acudido a dejar a sus hijos al colegio esta mañana: “Tenemos la esperanza de que todo vaya bien y que el colegio pueda seguir de manera presencial, aunque es cierto que las sensaciones entre los padres son de bastante incertidumbre porque nos tememos lo que puede suceder si alguno de nuestros hijos da positivo en Coronavirus”.

De la misma manera, es una de las madres quien afirma que “después de más de seis meses sin ir al colegio, hasta los pequeños tenían ganas de volver, cosa que es bastante extraña en ellos después de las vacaciones de verano; lo que ha conseguido el COVID-19 en este aspecto no lo ha conseguido nadie, aunque tanto ellos como nosotros los adultos sabemos que meter en una misma clase a 15, 20 o 25 alumnos supone un riesgo evidente en la situación de contagios en la que estamos, así que ni ellos mismos saben hasta cuándo van a poder seguir yendo a las aulas con cierta normalidad”.

Otra parte que sigue la misma línea es la de los profesores, quienes afirman a este digital estar “con muchas ganas e ilusión de convertir las aulas en un espacio en el que todos podamos estar lo mejor posible, aunque confiando en la responsabilidad de todos y cada uno de nosotros, también en la de los alumnos y en la de sus padres al salir del colegio”.

Un cuarto testimonio recogido esta mañana por este digital ha sido el de un alumno, quien destacaba que “somos conscientes de que, aunque parezca bastante pesado, vamos a tener que obedecer a los profesores y lavarnos las manos muchas veces; aunque supongo que haremos cosas inconscientemente porque las hemos hecho siempre y no nos quedará otra que cambiar estos hábitos que por la pandemia ya no son nada recomendados, pero poco a poco”.

Reina la incertidumbre y las despedidas a diario, ya que en estos momentos todo depende de que el Coronavirus entre o no en unas aulas que, aunque blindadas inicialmente, no están exentas de contagios como ningún otro ámbito de la vida cotidiana en tiempos de COVID-19.