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Cuando el confinamiento llega a los pueblos más pequeños de la Comunitat

Cuando el confinamiento llega a los pueblos más pequeños de la Comunitat
  • Las diferencias y similitudes entre pasar la cuarentena en la ciudad o un pequeño municipio existen, pero igual no son tantas como pensabas

Ver condicionada nuestra libertad de movimiento es, seguramente, uno de los factores que más está costando asumir a la población durante el estado de alarma. Lejos del ajetreo de las calles, de las terrazas y del ocio más allá de las paredes de nuestras casas hacemos frente a una cruda realidad a la que habrá que acostumbrarse, al menos, hasta dentro de tres semanas.

Hace unos días contábamos como la crisis sanitaria ha sacado a relucir la parte más solidaria de los valencianos, pero ¿qué pasa cuando la solidaridad de los vecinos se convierte en nuestra única vía de escape? Es el caso de las personas vulnerables que residen en pequeños pueblos de la Comunitat.

Son lugares alejados del vaivén diario de las capitales de provincia, donde la expansión del virus es notablemente menor, pero donde la llegada de alimentos y medicamentos también llega con menos regularidad de la que debería. Es en estos casos, cuando la figura del alcalde y de la población más joven se hace vital para sobrevivir.

Nos lo cuenta el alcalde de Chulilla, Vicente Polo, quien ha asumido gran parte de estas responsabilidades desde que hace poco más de una semana se decretará el estado de alarma. “El miedo está como en todos los sitios. La gente lo vive con preocupación, pero no más que en otro lugares” explica en declaraciones a elperiodic.com.

Pese a esta normalidad, reconoce que es raro ver las calles de un pueblo tan turístico y con tanta vida ‘al carrer’ sin esa actividad, pero ya habrá tiempo para todo eso. Ahora, es el momento de cuidarse y también de cuidar.

Medicamentos y productos de primera necesidad, esos son los dos servicios que más demandan sus vecinos y por tanto, los que se están intentando conseguir que no les falte a nadie. “No tenemos problemas de abastecimiento. El pequeño comercio se sigue manteniendo, le cuesta pero sigue. Más barato o más caro, tenemos de todo”.

El funcionamiento del servicio que se ha puesto en marcha desde el Ayuntamiento, es muy sencillo: los mayores llaman a las tiendas del pueblo, compran lo que quieren y las tiendas se ponen en contacto con el consistorio y son ellos quienes se lo llevan a casa diariamente.

Pero no solo eso, si no que como se es consciente de lo pesado que se puede llegar a hacer el no tener distracciones también se ha creado una pequeña banda sonora. Cada día, una vez por la mañana y otra por la tarde, se escucha por todo el municipio un bando con música con el objetivo de animar un poco el ambiente. La canción por excelencia, como no podía ser de otra forma, Resistiré.

Le preguntamos por el aumento de la solidaridad entre los vecinos más jóvenes, y no duda al responder: “Aquí siempre hemos sido solidarios, y ahora por supuesto más”. Y es que, la ayuda llega no solo en momentos de máxima necesidad sino que también en los pequeños retos del día  a día.

Con este relato, y parándonos a reflexionar, nos damos cuenta cómo el pasar la cuarentena en un pueblo o en una ciudad tampoco es tan diferente. Sea cual sea nuestro caso, el apoyo de los demás se hace indispensable para sobrevivir tanto por cuestiones fisiológicas como anímicas. Desde elperiodic.com, te animaos a sumarte a la solidaridad ayudando a todos aquellos que más lo necesitan.

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