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El Archivo Municipal trata la historia de María Gertrudis Gallardo a través de los protocolos notariales

El Archivo Municipal trata la historia de María Gertrudis Gallardo a través de los protocolos notariales
  • María Gertrudis es uno de los escasos ejemplos de mujer de negocios de la época. Esta crevillentina se dedicaba a la elaboración de vino y la venta de esparto trenzado en la calle Abrevadero

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El Archivo Municipal trata la historia de María Gertrudis Gallardo a través de los protocolos notariales - (foto 2)

El Archivo Municipal da a conocer la historia de María Gertrudis Gallardo, quien redactó su testamento el 25 de junio de 1843, ante el notario José Mas Aznar, a favor de sus hijos, nietas y su segundo marido, Francisco Fuentes, nombrando como albacea a Jaime Quesada, presbítero de la villa.

Su última voluntad contiene hasta 168 entradas, entre las que destacamos:

  • 200 misas con limosna de 4 reales de vellón cada una
  • 50 misas por el alma de su hijo difunto Antonio Martínez Gallardo
  • 25 misas por el alma de su hijo José Martínez Gallardo
  • 4 reales a la Casa Santa de Jerusalén, redención de cautivos y Hospital de la villa respectivamente
  • 12 reales para el socorro de familias huérfanas por la Guerra de Independencia
  • Una parcela de tierra en Partida del Boch “en el pozo de Miguel Francia”
  • Una casa en la calle Abrevadero y otra en la calle del Carmen
  • 27 tahúllas de tierra en Partida del Derramador dedicadas a viña
  • 9 tahúllas de olivar en Partida de Carga
  • Media hora de agua

El dinero destinado a la redención de cautivos, la atención de enfermos y pobres del Hospital de la villa o los huérfanos de la guerra, en este caso de Independencia contra Francia, eran obras pías muy comunes en los testamentos desde la Edad Media.

Un dato desconocido es la referencia al pozo de Miguel Francia en la Partida del Boch, obra de Miguel Francia García, arquitecto autor del templo de Nuestra Señora de Belén, o su hijo Miguel Francia Guillén, quien también llevó a cabo proyectos de tipo hidráulico.

A su esposo, “como prueba del amor que le profesa”, le dejó tan sólo 70 libras, explicando que le ayudó a comprar una parcela de tierra en el Boch, viéndose obligada a vender una mula, un carro y una burra, así como a hacer frente a sus numerosas deudas, lo que demuestra que era ella la que tenía mayor nivel adquisitivo.

Esta crevillentina es uno de los escasos ejemplos de mujer de negocios de la época, dedicada a la elaboración de vino (por la gran cantidad de botas y toneles inventariados, además de una viña) y la venta de esparto trenzado en la calle Abrevadero (donde almacena 70 fardos de pleita y 100 felpudos), teñidos de diversos colores (rojo, negro y azul), parte de cuya producción era exportada, por ejemplo, a Madrid.

A mediados del siglo XIX, proliferaban en Crevillent los estereros, en su mayoría en los talleres de las viviendas particulares, pero también en las primeras fábricas, como la de Manuel Mas Hurtado e Hijos (la Fàbrica Gran), fundada en 1823 en la calle del Carmen, la de Alonso Morales Hurtado (alcalde de la villa) en esta misma vía o José Mas Candela en la calle San José, con diez, cinco y siete telares respectivamente. 

El testamento incluye la relación del menaje y textil del hogar, mobiliario y alimentos para el consumo diario: vestimenta (pañuelos de seda con bordados), ropa de ajuar (mantelerías), joyas (rosarios, “unas arracàs de plata”), así como los gastos del boticario y del personal de servicio que la atendió durante su enfermedad. María Gertrudis fue enterrada con el hábito de San Francisco, patrón de Crevillent desde 1753, como era habitual en la época.

Los protocolos notariales son una fuente inagotable de información para conocer la realidad económica, social y cultural de Crevillent en los siglos XVIII y XIX, incluso permiten dar visibilidad a la mujer crevillentina en sus diferentes grupos sociales.

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