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Compromís reclama la inclusión de la muerte perinatal como supuesto dentro de las bajas de maternidad y paternidad

Compromís reclama la inclusión de la muerte perinatal como supuesto dentro de las bajas de maternidad y paternidad

    La portavoz adjunta de Compromís, Mònica Álvaro, ha registrado una propuesta en las Corts Valencianes para ser debatida en la Comisión de Sanidad y Consumo donde reclama instar al Gobierno de España a tomar las medidas legislativas necesarias para reformar la regulación de las bajas de maternidad y paternidad en cuanto a los supuestos de muerte perinatal y establecer su aplicación de manera gradual y proporcional en las semanas de embarazo, garantizando así que todas las madres y padres podrán disponer de un tiempo de recuperación física y psicológica después de una situación de muerte perinatal, con el objetivo de reconocer el derecho tanto de la madre como del padre y asegurar su recuperación.

    Según la diputada Álvaro, “es imprescindible emprender una revisión en cuanto a las bajas de maternidad y paternidad en los supuestos de muerte perinatal. Actualmente para acogerse a una baja de maternidad o paternidad en estos casos el bebé tendría que haber llegado a las 28 semanas, dejando así totalmente desprotegidas a madres y padres que sufren esta pérdida en las semanas previas, sin ningún derecho a acogerse a la baja por maternidad y paternidad, incluso cuando hablamos de cuestiones como por ejemplo haber pasado con las necesidades físicas que comporta la recuperación. La regulación de estas bajas tendría que poder ajustarse de manera proporcional a las semanas de gestación puesto que, aunque no hayan llegado a la semana 28, madres y padres necesitan una recuperación tanto física como psicológica”.

    “La muerte perinatal se produce cuando la criatura muere dentro del vientre de su madre, durante el parto o incluso en la primera semana de vida. Del mismo modo también abarca la situación en la que se produce una interrupción voluntaria del embarazo por cuestiones médicas tanto de la madre como del bebé. Esta situación, muy dolorosa para las madres y padres, ha sido y continúa siendo un tema con muchas dificultades para gestionarlo en nuestra sociedad”, ha explicado.

    “En muchos casos es un tema tabú que muchas mujeres y hombres llevan en silencio, pero también por la falta de procedimientos y protocolos para poder garantizar la mejor atención posible, tanto física como psicológica, a lo que hay que sumar las carencias que existen en la regulación laboral. Se producen así situaciones en las cuales las madres y padres no encuentran un reconocimiento que les permita asumir el luto y tener una recuperación física y psicológica”.

    “Hay que decir que en 2008 se aprobó la Estrategia de atención al parto normal en el sistema nacional de salud, pero en más de diez años no se ha aprobado otra estrategia en el ámbito estatal ni se ha actualizado la vigente. Solo existe una revisión mediante un informe del año 2012, que pone en evidencia la más que necesaria actualización de los datos, objetivos y líneas estratégicas. Y en el País Valenciano, en 2009 se aprobó una Estrategia para la atención al parto normal en la Comunidad Valenciana. Pero más de diez años después también es necesario actualizarla para disponer de todos los indicadores que se necesitan para conocer completamente cuál es la situación actual sobre los partos”.

    “Ahora, la Covid-19 hace más urgente actualizar y adaptar cuestiones relativas a la atención al parto, para garantizar los derechos de madres, padres y sus niños y niñas, incluso en una situación de pandemia. Hay que mejorar la implementación de los derechos reconocidos en la reforma de 2018 de la Ley de Salud valenciana y hacer realidad un tratamiento más especializado en cuestiones como la muerte perinatal, contemplando todos los momentos del proceso: desde la atención asistencial de las mujeres cuando están ingresadas en el hospital, que en muchos casos se ven en situaciones tan dolorosas como las de tener que compartir habitación con otras madres y sus bebés recién nacidos; hasta el seguimiento sanitario y psicológico de los meses posteriores, para que no se encuentren desamparadas al volver a casa”.

    “Y aquí es donde la formación de los profesionales cobra especial relevancia. Tienen que actualizar sus conocimientos y habilidades para modificar las rutinas asumidas para mejorar la calidad de la atención y evitar cualquier indicio de violencia obstétrica, derivada de la carencia de atención especializada hacia las mujeres”, ha concluido la diputada Mònica Álvaro.

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