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La Luz de las Imágenes y el Ayuntamiento de Cocentaina destacan la colaboración mutua para restaurar el patrimonio de todos

    La Luz de las Imágenes ha presentado en Cocentaina la restauración de dos lienzos pertenecientes a la iglesia parroquial de El Salvador: Estigmatización de san Francisco y Santa Cecilia. Estos dos lienzos han estado expuestos en Alcoy en la muestra «Camins d’Art».

    Durante el acto de presentación, que ha tenido lugar en la iglesia de El Salvador, la gerente de la Fundación, Carmen D. Quintero, ha agradecido la «colaboración de Cocentaina con La Luz de las Imágenes desde 2006 y el préstamo de 36 obras para diferentes exposiciones» organizadas por La Luz de las Imágenes, en concreto, las de «La Faz de las Eternidad», «Lux Mundi» y, la más reciente, «Camins d’Art».

    Por su parte, el alcalde de la localidad, Rafael Francisco Briet, ha anunciado que «en coordinación con todas las instituciones de la población solicitaremos que Cocentaina sea sede de una futura edición de La Luz de las Imágenes».

    El párroco de la iglesia de El Salvador, Ramón Micó, ha dicho que «es una satisfacción contar con estos dos cuadros restaurados por unas manos especializadas como las de los técnicos de La Luz de las Imágenes» y ha propuesto una línea argumental para una posible edición de La Luz de las Imágenes en Cocentaina y alrededores, que giraría en torno a la figura de la Virgen María a través de la devoción de los franciscanos.

    En cuanto a las dos obras que hoy se han presentado, y en las que los técnicos de La Luz de las Imágenes han intervenido durante 4 meses, san Francisco se muestra de pie, al aire libre, en un paraje agreste, y está recibiendo los estigmas de la Pasión de Cristo, con los brazos abiertos y mirando hacia lo alto. La escena describe el momento culminante de la vida de san Francisco, cuando se retiró al monte Alverna, donde estuvo durante cuarenta días de ayuno y plegaria (como Cristo en el desierto) y se le apareció un serafín que entre sus alas llevaba la efigie de un hombre crucificado. Tras desaparecer la visión, se fijaron en sus manos y sus pies las señales de los clavos de la Pasión. Este suceso de los estigmas, que san Francisco llevó hasta el final de su vida, representa la identidad de santo seráfico con Cristo, cuya vida imitó humildemente.

    En el caso de santa Cecilia, es representada sentada en actitud de tocar un órgano y mirada ensimismada, en un interior abierto a un paisaje con árboles y horizonte bajo. Se muestra con ricas vestiduras por su condición de noble romana, que consagró su virginidad a Dios y fue martirizada por su fe entre el año 180 y 230. Es patrona de la música, de los poetas y de los ciegos. Desde finales de la Edad Media se representa a santa Cecilia con un instrumento musical, generalmente un órgano. Ambos lienzos están datados en el siglo xvii y se desconoce su autoría.

    A su llegada al taller de Bétera presentaban pequeñas pérdidas en toda la superficie y una gruesa capa de suciedad ambiental que ocultaba la policromía original.

    En el caso de san Francisco se apreciaba una gran rotura en forma de L en la zona inferior del lado izquierdo y las pérdidas de pintura representaban un 35%. La obra presentaba un amarillemiento general que ocultaba los tonos originales.

    En santa Cecilia se apreciaban dos intervenciones anteriores en las que para enmascarar el desgaste y envejecimiento de la pintura se colorearon grandes zonas. El barniz estaba además muy amarilleado.

    Tras los análisis iniciales y la limpieza inicial de las dos obras, se eliminaron los estucos que aparecían por debajo de los repintes, y posteriormente se procedió a reestucarlas. Las pérdidas cromáticas se reintegraron con la técnica del rayado vertical o rigattino. Ambos lienzos han sido colocados en un nuevo bastidor y a san Francisco se la ha realizado un marco nuevo.

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