Cocentaina celebra la clausura del Año Santo por el V Centenario del Prodigio de las Lágrimas
Con una misa en el Palau Comtal
La localidad alicantina de Cocentaina, perteneciente a la archidiócesis de Valencia, ha celebrado este pasado fin de semana la clausura del Año Santo concedido por la Santa Sede con motivo del V Centenario del Prodigio de las Lágrimas de la Mare de Déu del Miracle.
La misa de clausura tuvo lugar el sábado por la tarde, al aire libre y con aforo limitado, en el Pati d´Armes del Palau Comtal, han indicado desde la Comisión para la propagación de la devoción a la Virgen del Milagro.
Asimismo, el icono de la Virgen del Milagro fue trasladado desde el monasterio regido por las clarisas, donde se venera en el altar de la iglesia, hasta la puerta de la capilla de Sant Antonio del Palau Comtal, lugar donde hace 500 años se produjo el Milagro de les 27 lágrimas de sangre, según la tradición.
Igualmente, la misa de clausura del Año Santo ha coincidido con la celebración de la Semana de la Exaltación del medio año de la Mare de Déu.
La clausura del Año Jubilar “estaba prevista para el pasado mes de mayo pero, debido a la pandemia y el estado de alarma, todas las celebraciones se paralizaron y se solicitó a la Santa Sede la prolongación del Año Santo, que fue concedida posteriormente”.
Con este acto, Cocentaina ha clausurado un Año Jubilar “atípico, ya que a causa de la pandemia, muchas actividades se han visto suspendidas, así como las peregrinaciones y las propias fiestas patronales”.
El Año Jubilar fue concedido por la Santa Sede, a petición del cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, con motivo de la conmemoración, este año, del quinto centenario del Prodigio de las Lágrimas.
Según la tradición, “el 19 de abril de 1520, el icono bizantino de la Virgen Inmaculada que presidía la capilla de San Antonio Abad, en el Palacio Condal, lloró 27 lágrimas de sangre mientras el sacerdote Mossén Onofre celebraba la eucaristía”. Actualmente el Salón de Embajadores de dicho palacio “exhibe el protocolo notarial, firmado por don Juan Luis de Alzamora en 1520, en el que quedó constancia del ´Milagro de la Mareta`”.
