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El Cid corta una oreja y Talavante la pierde con la espada en la penúltima de la Magdalena

El Cid corta una oreja y Talavante la pierde con la espada en la penúltima de la Magdalena
  • Cayetano es silenciado con una descastada y deslucida corrida de Joselito

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Magdalena 2008 - Corrida de Toros - El Cid, Alejandro Talavante y Cayetano Rivera
Magdalena 2008 - Corrida de Toros - El Cid, Alejandro Talavante y Cayetano Rivera
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El Cid corta una oreja y Talavante la pierde con la espada en la penúltima de la Magdalena - (foto 2)
El Cid corta una oreja y Talavante la pierde con la espada en la penúltima de la Magdalena - (foto 3)
Se presentaba José Miguel Arroyo “Joselito” como ganadero en la plaza de toros de Castellón con sus toros de la “Ganadería de la Reina” y “Del Tajo”. Lamentablemente, no fue el debut soñado. Los toros, de procedencia Juan Pedro Domecq y Jandilla, tuvieron una correcta presentación pero carecieron de casta, raza y también de fuerzas. Casi ná. Corrida descastada y deslucida en líneas generales, que no dio muchas opciones de lucimiento a la terna.

Con semejante material, sólo Manuel Jesús “El Cid” cortó una oreja mientras que Alejandro Talavante, que realizó lo más destacado de toda la corrida, perdió un trofeo por fallar reiteradamente con los aceros. Cayetano, cuyo tirón popular se notó en las taquillas, no pasó de discreto.

Pero vayamos por partes. “El Cid” llegaba a Castellón después de indultar un toro en la plaza de Écija, en una temporada en la que tiene por delante importantes retos en plazas como Sevilla y Madrid. Un año crucial para el de Salteras, tal vez el más importante de su carrera. Una temporada para seguir escalando posiciones o para quedarse algo rezagado. Un reto sólo al alcance de unos elegidos.

Es por eso, por lo que cada corrida es crucial para el de Salteras. Y en Castellón, puntuó. Pero en tono menor. El toro que abrió la corrida flojeó en los primeros tercios de la lidia y llegó a la muleta sin terminar de descolgar y sin transmitir emoción a los tendidos. “El Cid” no terminó de coger el aire a sus embestidas y pecó de mala colocación, citando casi siempre despegado y toreando a media altura. Sí consiguió ligar los muletazos, lo que caló en los tendidos. Al natural, el toro terminó por rajarse y tras una estocada entera, paseó el único trofeo de la corrida.

Su segundo recibió un pésimo puyazo, lo que influyó posteriormente en el último tercio. Antes de eso, el toro de la Ganadería del Tajo se le había colado en el capote e hizo lo mismo en el tercio de banderillas. La faena de muleta careció de emoción por la falta de raza y de fuerzas de su toro y el sevillano estuvo voluntarioso, ejerciendo de “enfermero” para que el toro no perdiera las manos, recibiendo una cariñosa ovación.

Ovación que también escuchó Alejandro Talavante en el segundo de la tarde, al que firmó lo más destacado. Desde que el toro salió por los chiqueros, el extremeño derrochó disposición y buena actitud. Lo recibió a pies juntos, sacándoselo a los medios. Tras un puyazo trasero, se fue a los medios y se echó el capote a la espalda. Quite de gaoneras, como el jueves hizo José Tomás y el viernes Miguel Ángel Perera. A las primeras de cambio fue arrollado. Pero ni se inmutó. Se puso de pie y terminó su quite. Algo embarullado, eso sí.

Su labor con la muleta no llegó a ser del todo completa. Por un lado, porque el toro no admitía grandes dosis de toreo. Por otro, porque pinchó hasta en cinco ocasiones. Y perdió así una faena basada por el pitón derecho, en la que hubo muletazos muy templados, toreando en un palmo de terreno. Lo mejor, los trincherazos y los pases cambiados, así como una serie de naturales a pies juntos y las bernardinas finales, muy ajustadas.

El quinto tuvo las fuerzas muy justas y fue protestado por el público. Pero Talavante se justificó. Como debe ser. Y mimó y cuidó a un toro que se venía abajo a las primeras de cambio y embestía descompuesto, consiguiendo estimables muletazos…si tenemos en cuenta la poca raza de su oponente. Faena larga en la que volvió a estar muy por encima del toro.

Completaba cartel Cayetano, para muchos la gran atracción de la corrida. El madrileño tuvo en sus dos toros sendas actuaciones sin apenas historia. Su primero resultó manejable y descastado y él no se terminó de acoplar, mostrándose desconfiado. El que cerró plaza fue muy protestado por su falta de fuerzas y aunque intentó levantar el ambiente comenzando la faena de rodillas, fue silenciado.

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