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Cómo hacer un ximo perfecto, el "bocadillo" más magdalenero

Cómo hacer un ximo perfecto, el "bocadillo" más magdalenero
  • 200.000 unidades de estos aperitivos fritos inundan la ciudad en la semana de fiestas

Los hornos de Castelló viven una semana clave, produciendo decenas de miles de fadrinets, cocas de tomate, figues albardades y rollos.

Otro de los aperitivos por excelencia de la gastronomía festiva castellonense es el ximo, un “bocadillo” frito que hace las delicias de los más castelloneros.

El reencuentro de collas, gaiatas y grupos de amigos es el escenario perfecto para degustarlos y dispara sus ventas durante la semana de fiestas.

Arturo Barreda, miembro del Gremio de Panaderos y gerente de la pastelería San Vicente, explica que estiman que se han vendido hasta el ecuador de la Magdalena 120.000 ximos y que se espera alcanzar una cifra de 190.000 ó 200.000, aunque el mayor número de encargos se produce, como es habitual, el fin de semana de la Romeria.


“Los años pasan y su consumo sigue siendo elevado, porque es un bocado perfecto, tanto para el almuerzo, como para una cena informal o para subir a la Romeria”, señala Barreda.

El origen de este consistente manjar se desconoce, aunque Barreda apunta a que inicialmente podría haber surgido como una forma de reaprovechar la comida, utilizando panes algo secos y cocinando el pisto con alimentos de otro día. La mitología popular, eso sí, comenta que el ximo nace del romance de un bocadillo y una torrija.

¿Cómo se elabora un ximo perfecto?

Barreda nos indica los pasos básicos para cocinar un buen ximo, así como algunos trucos para que se convierta en un verdadero manjar.

Para empezar, Barreda recomienda comprar un pan de ximo, blandito, pequeño y sin corteza dura, por lo que es perfecto para este menester.


1. Sofreír un pisto de tomate con atún, pimiento y huevos y dejar enfriar.


2. Cortar la punta de los panecillos para vaciarlos de miga y rellenar el hueco con el pisto. Al acabar el relleno, volver a colocar la punta a modo de tapa, pero con la punta al revés.


3. Rebozar los panecillos en huevo batido y dorarlos al fuego. En este punto, recuerda que algunas personas incorporan leche al huevo, pero recomienda hacerlo solo si el pan es de otro día, para que esté menos duro.

Aquí, Barreda incide en una clave que hay que seguir: El ximo solo ha de estar en el aceite unos segundos, el tiempo imprescindible para que se dore el huevo o, en caso contrario, estará demasiado aceitoso. Además, recuerda que para que esto suceda el aceite debe de estar muy caliente cuando se meta el ximo.

4. Sacarlos de la sartén y dejarlos en un papel para que suelten parte de su aceite. Aquí Barreda recomienda que, previamente, se deje unos minutos sobre una rejilla para que suelte algo más de aceite, una de las claves para que sea algo más ligero y que su exceso no mate el sabor del pisto y el huevo.

 

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