Burriana reabre un local con historia para tatuar en un universo de Julio Verne
Adentrarse en el salón ‘Clandest Ink’ es viajar a la época victoriana del ‘steampunk’
Burriana cuenta con un un nuevo comercio en su centro histórico, pero no se trata de un establecimiento al uso. Cruzar el dintel de su puerta es como viajar a un universo paralelo, a medio camino entre un pasado decimonónico y las ideas futuristas.
Se trata del primer Salón de Tatuaje de estilo steampunk victoriano, un local a caballo entre un estudio y un museo repleto de reliquias del pasado.
Nelia y Juanjo son los creadores del Salón ‘Clandest Ink’, levantado en un antiguo edificio de la calle Virgen de la Merced de la capital de la Plana Baixa.
“Llevábamos años queriendo montar nuestro propio Salón de Tatuaje con nuestro propio estilo”, explican los creadores, que han optado por crear un mundo Steampunk, un estilo que bebe de la época victoriana y del futurismo visionario de la primera edad industrial. Un local que nos transporta a los mundos del mítico Julio Verne.
Las salas del establecimiento están ambientadas en la ucronía de este mundo imaginado que nunca fue, donde se entremezclan todo tipo de objetos y antiguallas de otra época, restaurados por ellos mismos.
Así, podemos encontrarnos con un antiguo confesionario, farolas sacadas de un derribo, antiguas máquinas de coser Singer convertidas en mesas, el mostrador de una antigua farmacia de Burriana, un viejo tresillo rescatado de una empresa de áridos, una caja fuerte sacada de un barco hundido o incluso la cola de un avión del Aeroclub de Castellón.
“Los vecinos a veces nos traen más objetos”, explican, por lo que la larga lista de objetos no está cerrada. De hecho, irán añadiendo nuevos detalles y miniaturas creadas por ellos mismos en los próximos meses.
Una casa con historia
‘Clandest Ink’ se ubica en Virgen de la Merced, 8, una antigua casa de fachada turquesas en la que Nelia y Juanjo siempre se habían fijado desde su infancia. Ahora han podido cumplir uno de sus sueños y hacer de ella su vivienda y en la parte baja su salón de tatuajes, que regenta Nelia.
“Nos encantaba desde siempre y cuando vimos que estaba a la venta nos lanzamos y la compramos”, explica la pareja. “Queríamos sacar a la luz la historia de esta casa”, un edificio de 1920 y 600 metros cuadrados en pleno centro histórico de Burriana.
El edificio fue morada de monjas refugiadas de la revolución mexicana, Ayuntamiento de Burriana al final de la Guerra Civil o casa de un conocido prestamista del municipio.
De hecho, de su época religiosa contaba con un campanario en la parte alta que fue posteriormente derribado. Posteriormente, se convirtió en la casa consistorial de la ciudad, entre 1938 y 1939, cuando la plaza Mayor se recuperaba de la explosión que voló en mil pedazos el Templat durante la guerra.
Ahora, sus nuevos propietarios quieren restaurar completamente este edificio modernista respetando su estilo original tanto en la fachada como en los interiores. De momento, el salón se abre en este gran edificio como la boca de un túnel a mundos inexplorados. “Algunos se piensan que somos un pub o un hotel”, explican entre risas.
Abierto desde el pasado septiembre para todo aquel que se quiera tatuar, Nelia realiza todo tipo de estilos, desde la línea fina al black art pasando por el kawaii, el manga, el dotwork, handpoke, el tradicional o el neo tradicional.
