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Dos jóvenes denuncian que fueron pinchadas con una sustancia en el FIB

Dos jóvenes denuncian que fueron pinchadas con una sustancia en el FIB
  • Sara, vecina de Dénia, relata su odisea para ser atendida tras la agresión

Dos jóvenes denuncian que han sido pinchadas con una sustancia durante el Festival Internacional de Benicàssim (FIB), tras lo cual sintieron síntomas compatibles a los de las drogas de sumisión química.

Se trata de Sara, una joven de de 26 años y natural de Dénia que nos cuenta su caso y de otra joven de la provincia de Valencia que prefiere mantener el anonimato y que cree que vivió un caso similar durante el festival de Benicàssim, como así se lo comunicó a la Guardia Civil.

Del nerviosismo a los juzgados

Sara ha explicado a elperiodic.com la odisea que vivió desde que sufrió la agresión durante los conciertos del sábado en el festival y hasta que, finalmente, interpuso una demanda en el juzgado de Dénia.

Según explica, todo comenzó sobre las cinco de la madrugada del sábado al domingo, cuando se encontraba disfrutando del último concierto con unos amigos hasta que “un grupo de 5 ó 6 chicos vestidos de negro, cosa que me llamó la atención, comenzaron a darme golpes y codazos al pasar frente a mi”.

Fue en ese momento cuando, según relata, uno de ellos le realizó un pinchazo, presuntamente con una jeringuilla, y, varios minutos más tarde, comenzó a sentir síntomas “como los de un bajón de azúcar”. “Sentía un bajón y hormiguero en la lengua y en las piernas, de rodillas para abajo”.

“Había bebido poco alcohol esa noche”, explica Sara, que cree que los síntomas fueron consecuencia del pinchazo recibido. Al vivir esta situación, la joven se lo explicó a sus amigos, aunque asegura que “no me hicieron mucho caso”.

“Me sentía sumisa y pasiva y no quería molestar a nadie”, explica Sara, por lo que pasaron unos minutos más hasta que se notó un punto en el lugar del pinchazo, donde se había originado un bulto “similar a la reacción de una inyección”.

Tras notarse la hinchazón, decidió acudir al punto violeta que la la Conselleria de Igualtat ha instalado en los grandes festivales de música valencianos para poner coto a las agresiones machistas. Sin embargo, Sara se muestra “incrédula” ante lo que ocurrió, ya que denuncia que “no me tomaron en serio”, por lo que reclamó hablar con un superior.

Tras ello, dio un paso más: acercarse a los agentes de la Guardia Civil que hacían guardia en el festival, que tomaron nota de la descripción de los atacantes pero que le explicaron que antes de interponer una denuncia necesitaba hacerse una analítica en el centro médico para atestiguar que había sido drogada y que, una vez allí, sanidad haría las gestiones.

Sara admite que los propios agentes se ofrecieron a acompañarla hasta el centro médico, aunque, por el nerviosismo de la situación, lo rehusó y prefirió acercarse ella misma tras volver con sus amigos hasta Castelló, donde pernoctaban.

Una vez en el centro de la ciudad aprovechó para desplazarse hasta el centro de salud más cercano, el 9 d’Octubre de Huerto Sogueros, para pedir la analítica, como le había indicado la Guardia Civil.

Sin embargo, Sara explica que los sanitarios que allí estaban de guardia le indicaron que ellos no tenían medios para realizarle un análisis, por lo que le recomendaron acercarse hasta el hospital general.

Desde la Conselleria de Sanitat explican que, ante estos casos, “si fuese necesario, los centros de salud realizarán la atención sanitaria imprescindible y de urgencia”, aunque “en todo caso, hay que remitir a la mayor brevedad posible a la víctima a un centro hospitalario, donde se le realizará una exploración y una la toma de muestras conjunta entre el personal sanitario y el personal forense para garantizar la custodia de las muestras”.

Además, según el protocolo de atención a las víctimas de agresiones sexuales, “ante la sospecha de intoxicación o uso de sustancias facilitadoras de asalto sexual o drogas de sumisión química, se establecerá contacto “de forma urgente” con el departamento de medicina forense y se deberá indicar en el parte del triaje esta circunstancia.

En ese momento, tras su paso por el ambulatorio, Sara tiró la toalla, ya que explica que se sintió “abandonada” al no obtener facilidades y ante la pasividad de sus amigos y no fue hasta que llegó a Dénia unas horas más tarde cuando acudió al hospital de la Marina, su centro de referencia, donde le hicieron los análisis pertinentes y activaron el protocolo contra la Violencia de Género.

Además, le iniciaron el tratamiento general contra los pinchazos accidentales, para frenar un posible caso de hepatitis o VIH. Sin embargo, los análisis no han mostrado ningún rastro de drogas. Y es que los expertos recomiendan realizarse los análisis cuanto antes, ya que estas sustancias pueden desaparecer en cuestión de horas del organismo.

Finalmente ya con el parte del hospital, se acercó hasta los juzgados de Dénia para interponer una denuncia, donde ha explicado punto por punto la odisea vivida desde que recibió el pinchazo en el FIB.

“Ahora tengo miedo, no sé cómo reaccionaré cuando salga de noche la próxima vez”, explica Sara, que, aunque no sufrió ninguna agresión sexual, recalca el daño psicológico y el “miedo en el cuerpo” que se le queda a las víctimas. Además, reclama que se atienda mejor a las afectadas para que se les facilite la ayuda necesaria, más aún en situaciones como estas, que se producen en un ambiente de ocio y en mitad de la noche.

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