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ENTREVISTA

'Los agricultores valencianos han perdido 170 millones de euros en esta campaña de la naranja'

'Los agricultores valencianos han perdido 170 millones de euros en esta campaña de la naranja'
  • Elperiodic.com entrevista al presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) ante la grave crisis que está viviendo el sector citrícola valenciano

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La naranja valenciana está en jaque. La crisis en los campos está causando unas pérdidas en el sector citrícola que superan los 160 millones de euros en lo que va de campaña. Para que se hagan una idea: el agricultor valenciano vendía en la pasada campaña el kilo de naranjas a cuarenta céntimos y ahora lo vende a quince céntimos. Unas pérdidas que los labradores tildan de "catastróficas" y que está sacando a muchos pueblos a la calle -especialmente castellonenses- para denunciar esta situación.

Precisamente este lunes, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, visita Valencia para abordar, entre otros temas, la crisis citrícola. A la espera de decisiones políticas que ayuden a mitigar las pérdidas del pequeño agricultor valenciano, elperiodic.com ha querido entrevistar al presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), Cristóbal Aguado, para conocer más en detalle cuál es la situación actual.

¿A qué se deben estas enormes pérdidas en el sector citrícola valenciano?

Hemos tenido unos incidentes climáticos extraordinarios y unas caídas de precio también extraordinarias respecto a la campaña del año pasado. Los daños globales superan en este momento ya los 170 millones de euros. Naturalmente, son pérdidas que tienen los agricultores de toda la Comunitat Valenciana y que siguen en aumento simplemente porque los mercados no se recuperan.

¿Por qué no se recuperan?

El consumo en Europa está siendo aceptable ahora aunque comenzó tarde por la falta de frío. Estamos teniendo una bajada de temperatura que, de momento, conserva muy bien la naranja y sin llegar helar. Pero los precios a los que venden los labradores son muy inferiores. Estamos asombrados porque en los supermercados de Europa los precios son normales -en algún caso muy elevados- y similares al año pasado. Por tanto, no hay ninguna explicación a que los agricultores no vendan a un precio digno.

¿Cuál es la diferencia de precio respecto a la campaña anterior?

El labrador vendía el año pasado a 30 y 40 céntimos el kilo y este año lo está vendiendo de 15 a 20 céntimos el kilo. Esto no tiene sentido porque el precio de las tiendas es la misma que el año pasado. Es una incongruencia, aquí hay muchos aprovechándose del labrador y él no puede vivir.

¿Cuál está siendo la respuesta del agricultor?

La respuesta es abandono de tierras, un menor cuidado del cultivo y una bajada de la calidad a largo plazo. El gobierno debería vigilar estas cosas y tomar medidas para estabilizar y reconducir el mercado para que todos los eslabones tengan una conversación justa, especialmente los labradores. Cabe recordar la nueva ley que ha aprobado el gobierno francés por la cual ninguna cadena comercial comprará por debajo del precio de coste a los labradores. Esto es importante porque significa que el labrador no se arruinará como aquí.

Las redes sociales se han incendiado esta semana con críticas a algunos supermercados castellonenses que vendían naranja de Sudáfrica en lugar de la valenciana, estando en plena campaña citrícola, como es el caso de Nules y su clemenules. ¿Qué opina al respecto?

Pueden haber naranjas de todo el mundo porque vivimos en un mundo globalizado. España vende naranjas en todo el mundo y por lo tanto al revés es comprensible. Ahora bien, en este momento no hay ninguna naranja de Sudáfrica, de Uruguay o de Argentina que pueda hacerle la competencia a la naranja española. Desde finales de octubre, la naranja española tiene mucha más calidad que cualquier otra.

¿Apoyáis las movilizaciones que están haciendo los ayuntamientos castellonenses para defender al agricultor citrícola?

Nosotros pensamos que los labradores, encabezados por las organizaciones agrarias, deben de hacer manifestaciones pero no creemos que la implicación de los ayuntamientos liderando estas movilizaciones sea lo más idóneo. Esto no pasa en ningún lugar democrático, las organizaciones agrarias representan a los trabajadores y son ellas, sentadas en una mesa, quienes deben decidir cómo hacer una política reivindicativa de cualquier cultivo. Otra cosa es que las asociaciones agrarias vayamos a los ayuntamientos a pedirles apoyo con mociones, posicionamiento, escritos.

Todavía quedan dos meses de campaña, ¿cómo se afronta lo que queda?

La campaña no está yendo bien porque siguen los precios excesivamente bajos. Pensamos que, de aquí un mes, cuando empiece la segunda parte de la campaña, mejorará debido a la disminución de la oferta. Pero la verdad es que gran parte de la campaña está siendo una auténtica ruina. Las medidas que se han tomado son insuficientes.

¿Se refiere a medidas como la retirada de 50.000 toneladas para hacer zumo?

Sí, porque esto no deja de ser una operación de maquillaje. Si hubiéramos hablado de 250.000 toneladas, préstamos modificados, ayuda de mínimos, 15.000 euros por explotación agraria perjudicada con grandes consecuencias durante tres años, retirada de alimentación animal de calibres menores, entre otros, posiblemente si se hubiera mejorado la economía. Pero esto depende de la voluntad de los políticos y ha habido más de decorado y de teatro que de realidades. Es cierto que nos han recibido y nos han escuchado, pero no nos han hecho caso en casi nada.

¿Y cuál es el mensaje que desde aquí lanza usted a los gobernantes?

Creo que la administración merece que se haga una reflexión de la forma en la que actúan. Los sectores económicos queremos un gobierno que actúe responsablemente, que sea ágil y que haga las cosas como tocan. Si las 50.000 toneladas hubieran sido para la segunda quincena de septiembre, 6.000 para octubre y 50.000 para noviembre y otras 50.000 para diciembre, posiblemente la medida habría sido buena. Pero si las decisiones se toman tarde y mal, no sirven de nada.

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