Cardenal Cañizares: “Nuestro testimonio como sacerdotes ha de ser evangelizador, para los necesitados de luz y fe, los pobres y olvidados y los sin voz”
Celebración de la solemnidad de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote en la Catedral
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha destacado hoy que “nuestro testimonio como sacerdotes ha de ser evangelizador para que los necesitados de luz y fe acojan con gozo las palabras de salvación; para que los pobres y olvidados sientan la cercanía de la solidaridad fraterna; para que los sin voz se sientan escuchados; para que los tratados injustamente hallen defensa y ayuda”
En la misa celebrada esta mañana en la Catedral, con motivo de la solemnidad de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, el Arzobispo ha invitado a los sacerdotes diocesanos a “ser los primeros en la nueva evangelización, tan necesaria y urgente y que depende, en gran parte, de nosotros, tal como hemos concluido en el Sínodo Diocesano, porque existimos para evangelizar con el aliento del espíritu misionero”.
En la celebración, el Cardenal ha compartido “la alegría inmensa de haber sido consagrados sacerdotes, un don que nos constituye como pastores en medio de los hombres y mediadores entre Dios y los hombres” y ha señalado que “debemos aspirar a ser ministros de una santidad orientada a la evangelización, como ya se dijo en el Sínodo, para ser la luz y la sal que ilumine con virtudes cristianas a todos los que nos rodean”.
En su homilía, el Arzobispo ha indicado que “somos sacerdotes para siempre, todo en nuestra vida es gracia, también en estos tiempos de pandemia, de increencia, porque Cristo sigue viviendo entre nosotros, no podemos desertar de nuestro puesto”.
“Somos necesarios para la que la Iglesia sea, no sólo para que funcione, porque ser sacerdotes no es una pura y simple función: somos ministros de redención del mundo y ministros del testamento del amor de Jesucristo”, ha concluido el Cardenal, que ha felicitado “a todos los hermanos que celebran las bodas de oro y plata de su ordenación, con los que compartimos su acción de gracias, esperanza y alegría”.
Homenaje a los presbíteros por sus bodas de oro y plata sacerdotales
Antes de la misa, que ha sido ofrecida por todos los sacerdotes fallecidos en el último año en la Archidiócesis, ha tenido lugar el homenaje a los presbíteros que cumplen 50 y 25 años de su ordenación sacerdotal, a los que el Arzobispo ha entregado como obsequio medallas de oro y plata, respectivamente.
Los sacerdotes que cumplen sus bodas de oro son Juan Aguilar Fernández, Melchor Azcárate Valencia, Vicente Balaguer Gisbert, José Luis Barrera Calahorro, Vicente Estevan Cloquell, Lorenzo Vicente Ferrando Serra, Juan José Garrido Zaragozá, Enrique Giner Giner, Miguel Martínez Ferrer, José Martínez Nicolau, Honori Pascual Martí, Bernardo Pastor Sales, Elías Pastor Verdú, Vicent Ruix Contelles, Francisco Javier Serra Estellés, Vicente Domingo Serrano Millet, Blas Silvestre Navarro, Santiago Soler Llopis, Miguel Ángel Vives Satorre.
En nombre de todos ellos, Bernardo Pastor ha recordado el día de la ordenación de todos ellos, a cargo del arzobispo de Valencia, monseñor José María García Lahiguera, y ha destacado el reto que desde ese momento asumieron: “Nada me es ajeno”.
Durante todos estos años “hemos trabajado mucho en la viña del Señor”, ha señalado Pastor quien, en valenciano, ha afirmado: “No podien gastar millor la vida y ara tenim la voluntat de continuar treballant per Jesucrist y amb Jesucrist”. Para finalizar, el sacerdote ha pedido a Dios “ordenaciones sacerdotales como las de hace años, numerosas, porque la Catedral es grande y la Diócesis también”.
Por otro lado, los sacerdotes que celebran sus bodas de plata son Germán Amer Llueca, Antonio Carmona Jurado, José Francisco Castelló Colomer, Benjamín Fayos Olivares, José Emiliano García Navalón, César García Tejido, Wenceslao Gimeno Micó, Francisco Javier Grande Ballesteros, Josep Vicent Martínez Carboneres, Ángel Miguel Olivares Alís, Manuel Ortí Esteve, Juan Víctor Pascual Gallart, José Santiago Pons Doménech, Ender Oswaldo Reyes Rojas, Antonio Ros Talaero, Vicente Soler Soler.
Como representante de ellos, Javier Grande, ha subrayado que “celebrar estos 25 años nos da la posibilidad de reconocer que es justo dar gracias a Dios, porque es nuestra salvación; hoy celebramos la fidelidad de Dios y a quien hay que aplaudir hoy es a Él”.
Grande ha recordado que fueron 21 los jóvenes que entraron en el Seminario en 1991, “una época de gran alegría que abrió un nuevo horizonte a nuestras vidas”, y 15 los ordenados en 1996 por el arzobispo de Valencia, cardenal Agustín García Gasco. “Hoy es día para agradecer todo lo vivido, renovar el encuentro con Jesucristo que lo cambió todo y redescubrir ese regalo que hizo Dios”, ha precisado.
La festividad de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote fue instituida por el papa Pablo VI a propuesta de quien fuera arzobispo de Valencia monseñor José María García Lahiguera (Fitero, 1903-Madrid, 1989), actualmente en proceso de canonización, “como un día de acción de gracias a los sacerdotes por su ministerio y entrega absoluta”.
