Muy buena noticia
Se ha dicho que Zapatero es puro oportunismo, que su único objetivo es conservar el poder y que carece de principios o de fundamentos conceptuales más allá de cuatro lugares comunes progresistas. Como ha puesto de manifiesto Vidal-Quadras se le ha calificado de indigente intelectual y desde luego no se le conoce obra escrita de mérito. Su discurso suele ser argumentalmente deslavazado, sintácticamente defectuoso y retóricamente débil. Tampoco la expresión de su rostro, permanentemente adornado por una sonrisa vacua, su lenguaje corporal melifluo y su premiosa cadencia expositiva plagada de énfasis erráticos y pausas desubicadas le ayudan a aparecer como una persona especialmente despierta. Ha sido reiteradamente acusado de carecer de una doctrina sólida y bien trabada, al estilo de lo que fue la Tercera Vía de Tony Blair o el cuerpo de pensamiento propio de la socialdemocracia alemana de Willy Brandt y Helmut Schmitt. La llamada Nueva Vía con la que se alzó a la Secretaria General del PSOE en su XXXV Congreso sonó en su momento como una ristra de eslóganes huecos y tópicos blandamente izquierdistas sin mayor contenido u originalidad.
Yo también considero que ZP es más una marca en el sentido comercial que un proyecto en el sentido político y, en este descorazonador contexto, es el que nos ha tocado vivir a los españoles con su presidencia metiéndonos en una impresionante crisis económica donde cada día todavía se genera más paro, cuando los países de nuestro entorno ya están creando empleo. Pero fíjense, si es muy preocupante la cuestión económica para mí lo es todavía más la falta de sentido de Estado que ha tenido Rodríguez Zapatero. La deuda pública generada por España siglos atrás ya fue liquidada, como lo será esta. De la crisis saldremos algún día y, desde luego, como quiere la gente, con el gobierno del Partido Popular mucho antes; pero la desestructuración del Estado que ha organizado nuestro innovador personaje dando competencias sin más a las autonomías y permitiendo que cada una haya ido por libre y campe a sus anchas, ese daño producido al Estado sí es irrecuperable.
Pero, además, la dimisión de Zapatero suscitan otras cuestiones: 1. Si el propio ZP admite con su renuncia a volverse a presentar que no es buen candidato para el PSOE, hemos de colegir que tampoco es buen candidato para permanecer en el gobierno de España; 2. Si ha tomado ya la decisión de irse ¿por qué aguanta la agonía de este país y no se va ya?; 3. ¿por qué condena a España a vivir un año más en la incertidumbre dando pábulo a listas y quinielas de posibles candidatos socialistas cuando lo que se tiene que hacer es estar gobernando?; 4. En el partido socialista se empezarán a postular posibles candidatos para sus sustitución pero que, dadas las actuales circunstancias no van a tener ningunas ganas de quemar su nombre hasta que lleguen las primarias; y 5. Si todavía sigue de Presidente del Gobierno este diciembre que viene aprobará unos Presupuestos Generales del Estado para el año 2012 que deberá gestionar otro candidato; ¿no sería más honesto convocar elecciones anticipadas y dejar que el próximo Presidente que salga de las urnas tenga la posibilidad de aprobar unos presupuestos que él mismo pueda decidir y gestionar?... En definitiva, Rodríguez Zapatero se irá demostrando una vez más que antepone sus intereses personales y de partido a los intereses generales del Estado.
