Deportes prepara la apertura del nuevo pabellón con la instalación del equipamiento de gimnasia

El área de Deportes del Ayuntamiento de Almassora ultima los preparativos para la apertura del nuevo pabellón de gimnasia de La Garrofera, al que ha trasladado los aparatos que utilizarán los deportistas para los entrenamientos. La primera actuación llevada a cabo ha sido la instalación del tatami de 170 metros cuadrados, adquirido por el consistorio en 2017 para este espacio.

Finalizada esta fase, los operarios montarán espalderas, barras, paralelas y el resto de aparatos, entre los que destacan aquellos que permitirán a las y los gimnastas de Almassora realizar ejercicios de salto y suelo. Ambas disciplinas eran imposibles de practicar hasta ahora por falta de espacio, ya que el Club de Gimnasia Artística Almassora debía compartir instalación con otras formaciones locales.

"Las obras han cumplido los plazos previstos y, además, hemos podido introducir algunas mejoras sobre el proyecto inicial, como la instalación de un suelo aislante", ha apuntado el concejal de Deporte, Xavier Trenco. El edil ha celebrado que "por fin, un club con más de un centenar de deportistas, pueda tener un espacio propio con el que mantener, y hasta superar, el buen nivel que han alcanzado en los últimos años".

Así pues, el presupuesto del proyecto será de algo menos de 150.000 euros, a los que cabe sumar los 22.000 euros destinados a la adquisición del tatami. Las obras fueron adjudicadas mediante concurso público en noviembre de 2017, un proceso que permitió un ahorro de más de 25.000 euros respecto al precio inicial de licitación.

Cabe destacar que la nueva nave tiene unas dimensiones de 458,23 metros cuadrados y 11 metros de altura en los puntos más elevados. El acceso a la instalación está situado en la calle Virgen del Socorro y, además, está comunicada con el pabellón A del polideportivo. Para su construcción se ha aprovechado una antigua pista de frontenis.

El nuevo pabellón de gimnasia de Almassora contiene en su interior un homenaje al artista del artista neerlandés Piet Mondrian, ya que uno de sus muros está decorado con los colores básicos y líneas rectas que caracterizan las obras del artista neerlandés. Esta solución fue la alternativa elegida por la arquitecta municipal para homogeneizar la imagen de esta pared sin encarecer los costes, puesto que en este lado de la construcción confluían los elementos de otras construcciones colindantes.