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DÍA MUNDIAL DEL TRASTORNO BIPOLAR

Trastorno Bipolar: “Soy una persona normal con un enfermedad invisible que un día te hace sentir Dios y otro te deja en profunda depresión”

Trastorno Bipolar: “Soy una persona normal con un enfermedad invisible que un día te hace sentir Dios y otro te deja en profunda depresión”
  • Pablo García es ejemplo de superación y de lucha por eliminar estigmas como el que existe en torno al trastorno bipolar

  • El hospital La Fe de Valencia cuenta con una unidad de trastorno bipolar referente a nivel nacional

Pablo García tiene 44 años, es valenciano, emprendedor, amigo de sus amigos, familiar y amante de la naturaleza y los coches. Pablo es una persona muy optimista, ha escrito un libro de poesía y tiene ganas de ayudar a las personas que padecen trastorno bipolar, enfermedad mental que él también sufre. Es una enfermedad silenciosa, la enfermedad de las emociones, dice él, “que un día te hace sentirte Dios y otro tener ganas de acabar con tu vida”.

Existe mucho desconocimiento sobre esta enfermedad mental y mucho estigma social. En días como hoy, 30 de marzo, que celebramos el Día Mundial del Trastorno Bipolar, es una buena ocasión para hablar de ella, conocer el testimonio de Pablo, ejemplo de lucha y superación y de cómo en Valencia contamos con una unidad de referencia del trastorno bipolar que ayuda a más de 400 pacientes de dentro y fuera de la Comunitat Valenciana.

Enfermedad de extremos

El trastorno bipolar es una enfermedad mental que consiste en una alteración en la capacidad para regular el estado de ánimo: “El paciente tiene periodos en los que el ánimo está muy exaltado, episodios maníacos, y otros en los que está muy deprimido. Es una enfermedad de extremos ”, nos explica la Doctora Pilar Sierra San Miguel, psiquiatra y coordinadora de la unidad de Trastornos Bipolares de la Fe.

Fue en uno de esos momentos de máxima exaltación cuando a Pablo se le diagnosticó esta enfermedad: “Yo un día me creí mecánico y comencé a arreglar un coche, que además no era mío: lo pinte, le puse bajos, alarma, hice un desastre y además fundí la tarjeta de crédito por lo que mi familia tuvo que venir a rescatarme”.

Esto pasó en 2016, cuando Pablo tenía 39 años, pero ya hacía muchos años que el vivía en una ‘montaña rusa’ de sentimientos: “Igual quedaba un día con amigos y unas horas antes me entraba una depresión de no querer ir, por lo que me refugiaba en el alcohol. O en el aspecto laboral, yo que he sido muy emprendedor, cuando montaba un negocio y de repente había algún problema, por pequeño que fuera, entraba en pánico y al día siguiente cerraba el negocio”. 

Cada enfermo vive estos ‘extremos’ y sentimientos de una forma y hay varios tipos de trastorno bipolar, según si se tiende más a la hipomanía -máxima exaltación- o a la depresión. Este último es el caso de Pablo: “Cada vez que padezco una manía, que estoy en lo más alto, me sigue un momento de máxima depresión porque tomo conciencia de lo que he hecho. Es muy duro, he llegado a escuchar voces y a querer quitarme la vida”.

Una enfermedad que afecta al entorno del paciente

El trastorno de la bipolaridad afecta a la funcionalidad en todas las esferas de la vida de una persona: a nivel laboral, social, personal… “Recuerdo que cuando me lo diagnosticaron, cogí fuerzas y senté a toda mi familia para explicarles qué me sucedía, cuáles eran mis límites y que ayuda iba a necesitar por su parte. También en mis amigos encontró apoyo y ayuda, siempre”.

Y es que las personas que padecen trastorno bipolar necesitan una persona referente que sepa ver cuándo está entrando en un nuevo episodio, en el caso de Pablo es su madre: “Para mi familia es duro, qué importante es cuidar al cuidador. Porque tiene que aprender a vivir su vida sin dejar de vigilar la tuya”.

El hecho de que le diagnosticaran la enfermedad fue para Pablo un alivio, le llegó la paz: “Cuando entré en la Asociación del Trastorno Bipolar se me abrió un mundo nuevo, se me comenzaron a responder preguntas que me había hecho siempre. Dejé de sentirme solo”.

La Fe, referente nacional en el tratamiento del trastorno bipolar

En el Hospital Universitario y Politécnico la  Fe de Valencia se encuentra la unidad de Trastornos Bipolares, unidad de referencia en la Comunitat Valenciana que trata a medio millar de pacientes valencianos, 200 nuevos cada año. Además, es el único hospital a nivel nacional en el que dentro de la asistencia pública se administra la estimulación magnética transcraneal, una técnica de neuroestimulación que constituye un gran avance para tratar a los casos más resistentes y que se comenzó a utilizar hace dos años. 

“Es una técnica novedosa que consigue la mejoría en casos resistentes en los que no hemos obtenido respuesta con otros tratamientos”, nos explica la Doctora Sierra. Actualmente se está llevando a cabo un ensayo clínico concedido por el ISCIII con pacientes de toda España y en caso de querer participar, se puede contactar con consultas externas de psiquiatría del Hospital La Fe, donde se valora cada caso individualmente.

En la unidad de Trastorno Bipolar que dirige la Doctora Sierra reciben a pacientes que se caracterizan por su mala evolución o por su resistencia al tratamiento: “Lo que hacemos es valorarlos durante un periodo de tiempo e instaurar una terapia o tratamiento que mejore su evolución”.

Puede ser desde revisión de la terapia farmacológica a implementación de nuevas terapias, o inclusión en los grupos específicos que se han formado esta unidad: grupos psicoeducativos a cargo de la psicóloga Elisa Gallach en los que se explica a los pacientes cómo tratar la enfermedad y cómo aprender a convivir con ella; también está la iniciativa ‘Encontre Bipolar’, en colaboración con la Asociación Valenciana de Trastorno Bipolar a cargo del Doctor Josep Ribes, en el que también se reciben a los familiares de los pacientes para informar acerca de la enfermedad y mejorar su afrontamiento, dado el elevado grado de desconocimiento acerca de la misma.

Son necesarias políticas inclusivas

Los pacientes piden que se fomenten las políticas inclusivas para ayudar a suprimir el estigma social y laboral que existe: “Estaría bien que el día del Trastorno Bipolar o el día de las Enfermedades Mentales las ciudades se vistieran de mensajes de concienciación. En Día de la Mujer todos los vestimos de morado -lo cual me parece muy bien porque es necesario- pero también me gustaría que los políticos nos ayudaran con este tipo de iniciativas”, lamenta Pablo.


Una forma que ha encontrado este valenciano de afrontar su enfermedad es la escritura. Bajo el título ‘Lluvia de fresas en tiempos de limones’, Pablo ha expresado en poemas las luces y sombras de una enfermedad invisible, la mochila que lleva y con la que lucha cada día para ir hacia adelante.

Y precisamente este reportaje comenzaba hablando de todas las cualidades que tiene Pablo y no de la enfermedad que padece. Porque, como en la vida real debería ser, las enfermedades mentales no han de ser las protagonistas, sino las personas que las padecen y que luchan cada día por formar parte de la sociedad, sin estigmas: “Yo no soy peligroso. Son una persona normal con una enfermedad invisible. Y si algo tengo claro es que solo tenemos una vida y hay que vivirla de la mejor forma que podamos”.

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