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"Si no traigo a mi nieta a la guardería es perjudicial para ella, pero si la traigo estamos poniendo en riesgo mi vida"

Guardería de Gandia
Guardería de Gandia
  • Los pequeños de 0 a 3 años han vuelto hoy a sus nuevas “clases burbuja” ante la incertidumbre de sus familiares de que el COVID-19 pueda afectar al curso y a sus vidas

Hoy, con el inicio del mes de septiembre, ha sido el día indicado para que los pequeños de edades comprendidas entre los 0 y los 3 años volvieran a ver a sus compañeros en las aulas.

Nada ha sido lo mismo que los cursos anteriores, ya que la pandemia del Coronavirus ha irrumpido con fuerza y ha trastocado todo lo que hace apenas unos meses atrás parecía algo normal.

Ahora, con el riesgo del contagio muy presente para los padres, madres, y profesores, los pequeños vuelven a sus clases.

La primera diferencia la notan nada más llegar a la guardería, ya que el protocolo sanitario para prevenir el virus prohíbe terminantemente a los acompañantes de los alumnos entrar al centro como ocurría anteriormente. Todos estaban acostumbrados a que su padre, su madre o la persona adulta que les acompañara, entrara hasta la misma puerta de su clase para dejarles con los profesores. Ahora nada es como antes, por lo que los adultos deberán dejar a los alumnos en la puerta exterior del centro y serán los tutores quienes les conduzcan hasta las clases. De esta manera evitan que los mayores entren dentro de la guardería para preservar lo máximo posible la cantidad de gente y poder prevenir las posibles infecciones.

A primera hora de la mañana de hoy ya se han visto las habituales caras de ilusión y de felicidad en los rostros de los pequeños al volver a ver a sus compañeros y saber que van a poder jugar entre ellos. Cierto es que también ha habido el típico llanto de la vuelta a las clases tras más de seis meses sin despegarse de sus familiares, ya que estos pequeños también han tenido su manera de pasar el confinamiento.

Una vez han dejado a los pequeños a las puertas de la guardería, los padres y madres coincidían en una misma premisa al ser preguntados por elperiodic.com: “Los niños y niñas necesitaban volver ya a las clases, ha sido mucho tiempo encerrados en casa por el confinamiento y conviviendo con adultos, por lo que ya se había convertido incluso en una necesidad para ellos que volvieran a la guardería para sociabilizarse con el resto y empezar a volver a tener una rutina diaria marcada y una disciplina por parte de los profesores”.

El ambiente de la vuelta a las guarderías también ha propiciado el “miedo a que nuestros hijos se contagien por estar en contacto con los demás, ya que a estos pequeños de máximo 3 años es imposible controlar que se den abrazos o besos entre unos y otros, son pequeños y no entienden que en estas circunstancias eso no deberían hacerlo”. Todos coinciden en que un posible brote en la clase “puede afectarnos directamente a nuestras vidas, trabajos y demás situaciones cotidianas”.

Es evidente que el miedo existe y está presente, aunque todavía alcanza un rango superior la incertidumbre que mostraba uno de los abuelos de una niña de 2 años al dejarla en su “clase burbuja”, ya que manifestaba que se expone a “un riesgo tremendamente grande tanto para mí como para su abuela y el resto de la familia, somos un grupo de riesgo evidente por nuestra edad y el miedo aumenta sabiendo que la pequeña una vez salga de la guardería vuelve a convivir con nosotros”. Este abuelo afirma que “lo peor es la incertidumbre y la falta de soluciones, ya que por una parte para la niña es bueno que vuelva a convivir con sus compañeros, a jugar y a obedecer a la profesora; pero para nosotros es un riesgo muy grande porque está en contacto con otros alumnos que yo no sé si fuera del aula cumplen con las medidas de seguridad o no”.

El abuelo de la pequeña lanza una duda al aire, ya que plantea a este digital que “si no traigo a mi nieta a la guardería es algo perjudicial para ella, pero si la traigo estamos poniendo en riesgo mi propia vida y la de su abuela en el caso de que pudiera infectarse del virus; es un cúmulo de indecisiones en las que todas observamos un riesgo evidente ante la pandemia”.

Una vez dentro de la guardería se han puesto en marcha las “clases burbuja”, o lo que es lo mismo, las aulas en las que permanentemente están los mismos alumnos y los mismos profesores, sin rotaciones para hacer de ellas un lugar seguro y libre de COVID-19. En estos nuevos grupos denominados “burbuja”, el máximo de alumnos que permite el protocolo sanitario es de 20 pequeños, que convivirán a diario sin tener contacto con el resto de clases o profesores.

Las aulas serán desinfectadas asiduamente y tanto los padres y madres como los profesores ya saben cuál va a ser el protocolo de actuación en el caso en el que ocurriera un brote del virus dentro de un grupo de convivencia estable o “clase burbuja”. Este indica que al detectarse tres casos positivos o más, se activaría de inmediato el nuevo protocolo sobre este grupo de alumnos.

A pesar del cierto miedo e incertidumbre de los padres, madres, abuelos y familiares al dejar a los pequeños en la guardería en este inicio del nuevo curso escolar marcado por el COVID-19, la buena noticia es la vuelta a las aulas, a la rutina y a la diversión con sus compañeros de estos niños y niñas de 0 a 3 años que hoy se les olvidará la mascarilla y la pandemia al menos por unas horas.

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