El IVC+R restaura dos tablas del retablo mayor de la iglesia de la Natividad de Sagunto
Carmen Pérez ha presentado esta mañana las restauraciones
Se trata de la ‘Primera aparición de Cristo resucitado a su madre’ y de ‘La Ascensión del Señor’
La directora del Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, Carmen Pérez, ha presentado esta mañana la restauración.
El Retablo tardorenacentista de los Gozos de la vida de la Virgen de la Iglesia de la Natividad de Nuestra Señora de Sagunto es una de las obras más señeras de la Comunitat Valenciana. El retablo, que en su día ocupó un lugar preferente en el templo, fue destruido en 1936, salvándose únicamente los siete relieves escultóricos que narran los pasajes gozosos de la vida de la Virgen, y que desde hace unos años se guardan en una capilla lateral a los pies del templo.
El deteriorado estado de conservación de estos relieves requería una restauración que se inició en el año 2007 con la intervención de los relieves de la Anunciación, la Adoración de los Pastores y la Epifanía o Adoración de los Reyes Magos. Ahora podemos contemplar la restauración de dos relieves más, los que narran la Primera aparición de Cristo resucitado a su madre y la Ascensión del Señor, cuya restauración ha sido posible gracias a la colaboración de diversas entidades públicas y privadas como la Diputación de Valencia, el Ayuntamiento de Sagunto, la Fundación Bancaja, la Generalitat Valenciana a través del Institut Valencià de Conservació i Restauració de Béns Culturals, y la misma Iglesia de Santa María de Sagunto.
El tema de los siete gozos de la vida de la Virgen fue muy frecuente en el arte valenciano desde finales del siglo XV. Debe sus fuentes a los Evangelios canónicos y apócrifos, a libros medievales como la Leyenda Dorada de Jacobo de la Voragine o la Vita Christi de sor Isabel de Villena, y al teatro medieval. Además fue propiciado por los sermones de san Vicente Ferrer.
Los siete gozos de la Virgen fueron instituidos por los Servitas en 1233. En ese año, siete miembros de la Cofradía dei Laudesi, todos ellos comerciantes florentinos, tuvieron la misma visión y deseo de retirarse a orar y servir a la Madre de Dios en el Monte Senario. En 1288 los siete monjes fundadores fueron canonizados por el papa León XIII extendiéndose rápidamente la devoción a los siete gozos y dolores de la Virgen.
