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La Universidad española ha reducido las desigualdades sociales, pero aún queda un trecho para alcanzar la equidad europea

La Universidad española ha reducido las desigualdades sociales, pero aún queda un trecho para alcanzar la equidad europea
  • Financiada por el Ministerio de Educación, se presenta en la Universitat de València la primera encuesta sobre Condiciones de Vida y Participación de los Estudiantes Universitarios en España

La Universidad española ha reducido las desigualdades sociales pero aún está en un proceso de transición, una transición que camina en una buena dirección hacia la equidad de algunas universidades europeas. Esta es una de las principales conclusiones extraídas de las dos encuestas que se han presentado esta mañana en la II Jornada sobre la Dimensión Social de la Educación Universitaria en España, que se ha celebrado en La Nau, la sede histórica de la Universiat de València. Una jornada, que ha sido inaugurada por Màrius Rubiralta, secretario general de Universidades del Ministerio de Educación y Esteban Morcillo, rector de la Universitat de València, y en la que se han puesto en común de las condiciones socioeconómicas de vida de sus estudiantes, así como de otras dimensiones de la participación universitaria.

En el marco de esta jornada se ha celebrado una rueda de prensa en la que se han presentado dos encuestas elaboradas por el Observatorio de la Vida y Participación de los Estudiantes (http://www.campusvivendi.com/), que se coordina desde la Universitat de València, por el profesor Antonio Ariño, y que abordan la problemática de la dimensión social de la Universidad española en el contexto del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) y que han estado financiadas por el Ministerio de Educación.

La rueda de prensa ha contado con la participación de Màrius Rubiralta, secretario general de universidades; Esteban Morcillo, rector de la Universitat de València; Mercedes Chacón, directora general de Atención, Participación y Empleabilidad de estudiantes universitarios; Antonio Ariño, vicerrector de Cultura, Igualdad y Planificación de la Universitat de València; Dominic Orr, coordinador del proyecto europeo Eurostudent y Ramón Llopis, profesor titular de la Universitat de València y a cargo de la encuesta Eurostudent IV.

La encuesta de Condiciones de Vida y Participación de los Estudiantes Universitarios en España (ECoViPEU) es el primer estudio de este tipo que se lleva cabo en España relativo a las condiciones de vida y las formas de participación del colectivo de estudiantes universitarios. Han participado más de 45.000 estudiantes procedentes de 50 universidades españolas.

La encuesta Eurostudent tiene un carácter internacional, participan 25 países de Europa y proporciona información comparada sobre las condiciones de vida de los estudiantes europeos. Al cuestionario respondieron en torno a 6.000 estudiantes de la Universidad Española.

De los indicadores de ambas encuestas, el Observatorio de la Vida y Participación de los Estudiantes concluye que la Universidad española se encuentra en una posición de transición pero una transición que camina en una buena dirección hacia ser más equitativos como algunos países de Europa. Entre los estudiantes entrevistados hay más de un tercio que procede de un entorno familiar con bajo nivel formativo.

El porcentaje de alumnos cuyos padres tienen un nivel de estudios medios (26%) o bajo (25%) supera a los que tienen un nivel de estudios superior (49%). Por tanto, se puede concluir que en la educación universitaria española se ha producido movilidad social, ya que esta existe cuando los hijos de madres y padres que no han alcanzado estudios universitarios, consiguen acceder a este nivel y sus oportunidades. No obstante, los condicionamientos del origen social siguen pesando y actuando de una manera decisiva en el acceso a los estudios universitarios. Los hijos de familias con baja formación continúan estando infrarrepresentados en la universidad, mientras los que proceden de familias con elevada formación están sobre-representados. Los países con modelos universitarios más inclusivos son los países escandinavos (Finlandia, Noruega y Dinamarca), los países anglosajones, Holanda y Suiza.

Cuando se comparan las cifras relativas al nivel de estudios de los progenitores de los universitarios con la proporción de los hombres y mujeres de la generación a la que pertenecen la mayor parte de progenitores de estudiantes, se concluye que los condicionamientos del origen social siguen pesando y actuando de una manera decisiva en el acceso a los estudios universitarios. Los hijos de familias con baja formación continúan estando infrarrepresentados en la universidad (en el caso de las madres la distancia entre el peso que tienen en la sociedad y en la universidad es de 17 puntos porcentuales y en el caso de los padres de 19 puntos), mientras los que proceden de familias con elevada formación están sobre-representados (10 puntos más para las madres y 13 para los padres). Existe reproducción y exclusión social, lo que permite concluir que la movilidad social es relativa.

Un aspecto importante en este sentido –analizar la dimensión social de la educación- se halla en el estudio de las rutas seguidas por los estudiantes para acceder a la Universidad y en concreto, el 88% de los encuestados, la mayoría por tanto, ha seguido el de las pruebas de acceso, sin dilación temporal a la Universidad (a los 18 años aproximadamente).

Desde el Observatorio de la Vida y Participación de los Estudiantes se reivindica que la Universidad española ofrezca vías alternativas para aquellas personas que, por la razón que fuere, han tenido que interrumpir sus estudios o no pudieron acceder a ellos antes de los 25 años, es decir, que es importante que la Universidad española se convierta también en una segunda oportunidad para aquellas personas que no pudieron hacerlo. Para ello es importante que la universidad implante medidas en dos sentidos: apoyar a las personas procedentes de clases sociales bajas y abrir oportunidades para que la gente estudie durante toda la vida porque en España, a diferencia de sus homólogos europeos, hay un número reducido de estudiantes de edades medias o maduras: 2 de cada 3 estudiantes son menores de 25 años. Así, la mayoría de estudiantes accede a la universidad mediante una transición directa (63%) y un 37% retrasa la incorporación, si bien un 14% sólo efectúa una breve interrupción.

Esto explica, por ejemplo, que la dedicación al estudio a tiempo completo sigue siendo la norma, con un 54% de los encuestados que se encuentran en esta modalidad. En cuanto a la distribución del tiempo, la asistencia a clase de un estudiante medio en España le lleva 18 horas semanales y otras 17 el tiempo dedicado a estudio personal. Seis horas finalmente corresponden a trabajo. Obviamente esta situación cambia considerablemente cuando combinamos con la variable régimen de dedicación. En ese caso, quienes se dedican a trabajar y secundariamente a estudiar, dedican 9 horas semanales a asistir a clase y 12 horas al estudio personal, fundamentalmente en fin de semana. Es importante, en consecuencia, encontrar vías para favorecer que “los estudiantes a tiempo parcial” puedan completar sus estudios.

En cuanto a las actividades de participación cultural y social, en general los estudiantes universitarios no muestran dedicar demasiado tiempo de su ocio y tiempo libre a ellas. Solo la televisión y la lectura son actividades que realizan más de la mitad de estudiantes con frecuencia o con mucha frecuencia. También existe una pertenencia débil a cualquier tipo de organización. La gran mayoría (más del 90% en la mayoría de casos: sindicatos estudiantes, partidos políticos, sindicatos profesionales o grupos religiosos) nunca ha pertenecido ni pertenece a ninguna de las organizaciones propuestas en el cuestionario. Dentro de esta débil participación, los clubes deportivos, las ONG, las asociaciones culturales y las organizaciones juveniles son las más buscadas, con una pertenencia pasada o presente que va desde el 34 al 49,5% de la muestra.

Para concluir, un dato positivo es que los universitarios españoles valoran positivamente la Universidad. Hasta un 77% valora positivamente el centro en el que estudia. Así un 30% afirma que seguramente estudiarían en la mima universidad a la que pertenece y un 47% asegura que muy probablemente. Frente a un 6% que no estaría dispuesto a repetir y un 17% que duda a la hora de pronunciarse sobre repetir en la misma universidad.

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