Una mujer con discapacidad total degenerativa escribe el Via Crucis del Viernes Santo en Caudete de las Fuentes
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20/04/2011
Se leerá en su parroquia el viernes a las 22 horas
La parroquia de la localidad valenciana de Caudete de las Fuentes celebrará el próximo Viernes Santo, a las 22 horas, un Vía Crucis con meditaciones escritas para la ocasión por una feligresa que sufre una discapacidad total degenerativa, Maria José Solaz Viana, de 37 años, de ellos los últimos 20 en silla de ruedas.
Aquejada por una ataxia degenerativa con una discapacidad del cien por cien, María José considera que “el sentido de mi vida radica en saber que Dios me ama hasta el extremo” y que su discapacidad tiene sentido porque “me ha ayudado a conocerle a Él” y porque además, “puedo ofrecerle mi sufrimiento para ayudar a otros” , según publica en su último número el semanario diocesano PARAULA.
Fruto de “esa relación con Dios” es la redacción de este Vía Crucis que reproduce íntegramente PARAULA, y en el que según manifiesta Maria José en la introducción, es un signo de “gratitud a Dios”, ya que “como Tú siempre has estado conmigo, me has acompañado en mi vida, no me has fallado y tu mano no me ha soltado jamás, ahora yo quiero hacer este camino contigo”.
A lo largo de las quince estaciones que componen el Vía Crucis, Maria José Solaz reflexiona sobre cada uno de los momentos que jalonan la pasión, muerte y resurrección de Cristo, siendo la oración en Getsemaní la que más le ha impactado porque “es el momento más desagradable y doloroso, donde Jesús no entiende nada, grita y nadie le responde; a su alrededor todo es oscuridad, llora de tristeza, se siente muy sólo, y al final, tiene que beber el amargo cáliz en soledad.”
El párroco de Caudete, Salvador Romero, define el testimonio de María José como “una muestra extraordinaria de amor, fe, superación y ganas de vivir”. El sacerdote hace hincapié en el “altísimo grado de comprensión que tiene María José de su misión como intercesora entre Dios y los hombres, algo que nos corresponde a todos los cristianos pero que en casos como el de ella se asume desde una coherencia fuera de lo común”.
El Vía Crucis de María José Solaz ha sido incluido en el último número del periódico PARAULA del Domingo de Ramos.
Aquejada por una ataxia degenerativa con una discapacidad del cien por cien, María José considera que “el sentido de mi vida radica en saber que Dios me ama hasta el extremo” y que su discapacidad tiene sentido porque “me ha ayudado a conocerle a Él” y porque además, “puedo ofrecerle mi sufrimiento para ayudar a otros” , según publica en su último número el semanario diocesano PARAULA.
Fruto de “esa relación con Dios” es la redacción de este Vía Crucis que reproduce íntegramente PARAULA, y en el que según manifiesta Maria José en la introducción, es un signo de “gratitud a Dios”, ya que “como Tú siempre has estado conmigo, me has acompañado en mi vida, no me has fallado y tu mano no me ha soltado jamás, ahora yo quiero hacer este camino contigo”.
A lo largo de las quince estaciones que componen el Vía Crucis, Maria José Solaz reflexiona sobre cada uno de los momentos que jalonan la pasión, muerte y resurrección de Cristo, siendo la oración en Getsemaní la que más le ha impactado porque “es el momento más desagradable y doloroso, donde Jesús no entiende nada, grita y nadie le responde; a su alrededor todo es oscuridad, llora de tristeza, se siente muy sólo, y al final, tiene que beber el amargo cáliz en soledad.”
El párroco de Caudete, Salvador Romero, define el testimonio de María José como “una muestra extraordinaria de amor, fe, superación y ganas de vivir”. El sacerdote hace hincapié en el “altísimo grado de comprensión que tiene María José de su misión como intercesora entre Dios y los hombres, algo que nos corresponde a todos los cristianos pero que en casos como el de ella se asume desde una coherencia fuera de lo común”.
El Vía Crucis de María José Solaz ha sido incluido en el último número del periódico PARAULA del Domingo de Ramos.
