Llombai firma la compra de la Torre Aledua del siglo XII

Ya existe documento escrito que formaliza la compra por parte del Ayuntamiento de Llombai de la Torre Aledua, fortaleza árabe construida a finales del siglo XII. Varios representantes del consistorio (entre los que se encontraba el alcalde, José Forés) se reunieron con los propietarios de la edificación histórica para formalizar el compromiso de compra, que se liquidará en varios años para facilitar el trámite a la administración local y así permitir la transacción sin tener que suscribir ningún crédito de financiación. “Existió en todo momento una magnífica sintonía porque se entiende que lo mejor para una de las obras arquitectónicas más importantes de Llombai pasa por la protección que se le puede dar desde el ámbito público. Este es un movimiento histórico para nuestra localidad, después de décadas en las que se quería adquirir el Bien de Interés Cultural”, manifestó el alcalde. La torre se encuentra en la actualidad en estado de conservación defectuoso y es por ello que la primera voluntad del equipo de gobierno es reunirse con las autoridades competentes tanto de la Generalitat Valenciana como de la Diputación de Valencia para acometer una reforma estructural del patrimonio arquitectónico y asegurar así su futuro.

El castillo de Aledua es una fortaleza del siglo XII situada sobre una colina a la izquierda del río Magro y a unos cuatro kilómetros al este del núcleo urbano, en el despoblado de Aledua. De planta rectangular, cuenta con una torre situada en el centro, de tres alturas y sótano, construida en tapial sobre basamento de mampostería. La torre tiene una base cuadrada de 7,3 por 7,3 metros y una altura aproximada de 16,5 metros sobre el terreno circundante. Es muy similar a los demás castillos árabes de esta parte de València, casos de los que se pueden observar  en la Torre Muza en Benifaió, la Torre Espioca, la de Almussafes y otras. Unos granados silvestres abandonados alrededor del castillo dan fe de la construcción de esta atalaya-fortaleza por los árabes, ya que fueron ellos, precisamente, los que introdujeron el cultivo de granados en la península ibérica. De hecho, el topónimo deriva del árabe العدوة (al-ʿidwa) «la orilla [de un río]».  Su primera referencia documental viene del Libre del Repartiment, de 1238.