Renzo Sierra, campeón autonómico junior de billar
El pasado sábado 8 de febrero se celebró en Valencia el campeonato autonómico de billar Bola 8 de categoría Junior. En él, Renzo Sierra, un billarista de Puçol que empezó a practicar este deporte hace menos de un año y medio, obtuvo la medalla de oro tras vencer a sus contrincantes, de 15 y 18 años, con una gran diferencia de puntos. Y tan solo tiene 10 años.
Renzo juega a billar desde que su padre, Alfredo Sierra, compró una mesa en noviembre de 2018. Desde entonces, el joven ha demostrado tener una gran predisposición natural para destacar en este deporte de precisión, lo que le ha llevado a obtener más de una medalla desde que empezó a competir, hace menos de un año.
La última, de oro, en el campeonato de billar Bola 8 Júnior de la Comunidad Valenciana celebrado el sábado 8 de febrero en las instalaciones del club donde entrena, Billar PoolValencia.
«El sistema en esta competición fue algo diferente al resto», apunta su madre, Susana Schultze, porque debía jugar dos veces contra el mismo contrincante, y se hacía una sumatoria al final con todos los partidos ganados y el total de puntos de cada uno. «Renzo obtuvo 19 de los 20 puntos posibles», batiendo a Frei Antonio Tendón y a Ferran Giro, de 15 y 18 años.
Pero la predisposición natural no lo es todo, y es que este billarista de 10 años entrena en su casa una media de tres horas al día, «y a veces puede estar todo el día jugando», añade su padre mientras suspira y se ríe. A esto se suma un entrenamiento a la semana con su entrenador, Arturo Prieto, que le enseña la parte técnica. Eso sí, «lo compagina bien con sus estudios», apunta Susana.
El hecho de quedar campeón autonómico le habilita para jugar en torneos fuera de la Comunidad Valenciana, «y si ganara a nivel nacional, podría jugar incluso fuera de España», añade Alfredo, con la esperanza de que su hijo algún día participe en campeonatos a nivel europeo. Y no es descabellado, ya que Renzo está destacando en torneos de categorías adultas en tercera división. «En el último quedó quinto de 20 participantes, contra personas adultas de más de 30 o 40 años que llevan toda la vida jugando», explica su madre con una sonrisa en la boca.
