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El club de buceo Trotafons se sumerge en la Cova del Moraig

El club de buceo Trotafons se sumerge en la Cova del Moraig
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    El club de buceo Trotafons se sumerge en la Cova del Moraig - (foto 2)
    El club de buceo Trotafons se sumerge en la Cova del Moraig - (foto 3)
    El club de buceo Trotafons se sumerge en la Cova del Moraig - (foto 4)

    El Club de Buceo Trotafons continúa sus actividades de primavera con la inmersión en la Cova del Moraig, en la población alicantina de Benitatxell. Esta inmersión tiene una especial atracción tanto por lo impactante de la cueva desde tierra como por la manera de empezar la inmersión, ya que se realiza a través de una poza en tierra firme.

    Esta cueva ha sido explorada por equipos de expertos buceadores y se ha cobrado varias vidas, ya que la dificultad de este río subterráneo es extrema. Hasta la fecha se ha logrado recorrer en torno a 1.300 metros y se ha alcanzado una profundidad de 60 metros... pero ese no es el final.

    «Nosotros entramos hasta la zona donde empieza la cueva que sorprende a los que la bucean por primera vez, ya que al juntarse el agua dulce del río subterráneo y el agua salada del mar produce una sensación óptica como si tuviéramos 10 dioptrías en cada ojo», explica Ximo Huerta, presidente de Trotafons. «En el fondo de la poza encontramos pequeñas gambas y oquedades con diferentes tipos de vida. Al salir de la oquedad de entrada, ya en mar abierto, en las paredes hay diferentes tipos de esponjas y gorgonias que al acercar nuestras linternas nos permite admirar un sinfín de colores, lo que hace la delicia de todos».

    A unos 100 metros, siguiendo hacia la entrada, la Cova del Moraig ofrece la flora y fauna típica de la zona, con posidonia, algún pulpo, castañuelas, pepino de mar y muchos sargos pequeños. Antes de llegar a la entrada se puede salir a la superficie en una bóveda con cielo abierto «donde se escuchan los comentarios más simpáticos que te puedas imaginar, todos están alucinando de lo que han visto y lo que están viendo».

    La bóveda también es el lugar donde los participantes en la inmersión reflexionan sobre lo que están viendo y atienden a la explicaciones de Ximo y Rafa, los expertos que dirigen la visita: «Tras la charla, bajamos Rafa y yo a ver las condiciones de corriente y visibilidad de la entrada, ya que llevábamos en el grupo buceadores con poca experiencia. Después de visitar la entrada decidimos darnos la vuelta ya que había mucha corriente, la visibilidad era reducida y la resaca, que por minutos se hacía más grande, invitaban a dar la vuelta y disfrutar del aire que nos quedaba por los alrededores. Salimos por donde entramos todos entusiasmados y deseando volver con mejores condiciones de mar».

    Como en una jornada de buceo no todo termina cuando los participantes se quitan el traje, los miembros de Trotafons comieron en un parque público dotado de mesas y bancos, con unas vistas impresionantes... y entre viandas, risas y buenas sensaciones, finalizaba otra jornada de buceo y convivencia, ya que los acompañantes no buceadores también disfrutaron del mar.

    Los interesados en participar en las salidas de Trotafons pueden contactar con el club a través de su Facebook.

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