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Antonio Picón: 95 kilómetros de carrera bajo un sol y dos lunas

Antonio Picón: 95 kilómetros de carrera bajo un sol y dos lunas
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    Antonio Picón: 95 kilómetros de carrera bajo un sol y dos lunas - (foto 4)

    El pasado sábado 11 de enero, 236 amantes del deporte extremo participaban en la novena edición de la GR10 Xtrem, uno de los desafíos por montaña más intensos del panorama valenciano. Entre ellos, cómo no, Antonio Picón, que concluía la prueba en 16 horas y 38 minutos, reafirmándose como uno de los únicos tres corredores que han logrado finalizar todas las ediciones de este ultratrail. Una carrera que, con 95 kilómetros de distancia y 4.140 metros positivos, recorre toda la provincia de Valencia a través de la Sierra Calderona.

    A sus 47 años, casi 48, Picón ha sido reconocido por el Club CxM Valencia, responsable del evento, por mantenerse como uno de los tres únicos deportistas que han logrado esta hazaña no una, sino nueve veces. Y lo hacía «muy cómodo y tranquilo, la verdad, y sin mirar el ritmo, a mi marcha» asegura: «Supongo que tendrá que ver con los efectos placenteros del deporte, pero mentalmente voy relajado».

    Así, con el único objetivo de demostrarse a sí mismo que podía finalizar una vez más una prueba con un porcentaje de retirada del 17%, Antonio Picón ha comprobado que su cuerpo «todavía está preparado para hacer cosas grandes», apunta, recalcando la «gran satisfacción personal» que ello supone. De hecho, la única vez que se ha planteado abandonar esta carrera fue un año en el que «llovía muchísimo, no llevaba chubasquero y había en torno a 0 grados», recuerda, por lo que ahora siempre acude lo mejor equipado posible para que, al menos, el tronco se mantenga caliente.

    Aunque el deportista no tenía claro que podría terminarla en esta ocasión, «porque estoy entrenando mucho menos que otros corredores», asegura que piensa apuntarse a la próxima edición de la GR10 Xtrem y en todas las que pueda, eso sí, mientras las piernas se lo permitan, convencido de que su «cabeza» aún podría aguantarlo más tiempo. Y es que el cansancio durante la prueba y la sobrecarga muscular del día siguiente ni siquiera le hacen dudar si volver a atreverse: «Conforme pasa el tiempo, te olvidas de lo malo», comenta, «y supongo que por eso la hago todos los años, porque solo me acuerdo de las buenas sensaciones que tuve la edición anterior».

    A pesar de su gran capacidad para mantener la calma y la tranquilidad ante situaciones tan extremas, Picón reconoce que siempre intenta ir acompañado de otros corredores con un nivel similar, «porque los momentos de debilidad se llevan mucho peor si estás solo», explica, destacando que si en algún momento cree que puede ir más rápido que su compañero, «es mejor aguantar con él, porque más tarde igual te hace falta». En definitiva, se trata de «una actividad para hacer en compañía», comenta el atleta, que añade que es también ideal para quien quiera iniciarse en la larga distancia.

    Los entrenamientos previos también son fundamentales para llegar a la prueba preparado física y mentalmente. Picón, que pertenece al Club de Atletismo de Puçol, intenta correr una media de entre 50 y 60 kilómetros a la semana durante los dos meses previos, realizando además uno o dos entrenes largos, de unos 40 kilómetros. Pero no acostumbra a participar en otras carreras tan duras. «Esta es la prueba más dura que he hecho», comenta, ya que previamente solo había participado en una maratón, que tan solo son 42 kilómetros y en llano. «Correr por montaña me parece más bonito y menos sacrificado que por asfalto», opina, «porque te dosificas más, hay cambios de ritmo y el paisaje es más vistoso».

    Sin embargo, no siempre pueden apreciarlo, ya que la carrera parte del Polideportivo Municipal de Puçol a las 6:00 horas y, con un completo avituallamiento a la altura de Gátova, por el kilómetro 47, en la mayoría de casos finaliza llegada la noche del día siguiente, por lo que es fundamental llevar una luz frontal. Además, la organización intenta que la prueba caiga en luna llena para mejorar la visibilidad de los corredores, tanto la primera, como la segunda noche.

    La meta se encuentra en la Pobleta de Andilla, «que es precioso, pero es una lástima que no lo veamos porque es de noche», asegura un atleta al que todavía le quedarían fuerzas para disfrutar del paisaje tras 95 kilómetros corridos. Allí les espera un salón social para que puedan ducharse, reunirse con la familia o, en su defecto, coger uno de los autobuses que contrata la organización para volver al punto de partida.

    Así, a sus 47 años y corriendo desde los 16, Antonio Picón se ha convertido en uno de los atletas de larga distancia más veteranos de Puçol, «si no el más veterano», y quizá esta madurez intelectual es la que le permite realizar la prueba con semejante tranquilidad mental.

    Y es que sus tiempos han mejorado desde la primera vez que realizó la prueba, cuando tardó cerca de 18 horas en finalizarla, frente a las 16 horas y 38 minutos de esta edición. Aunque el ritmo no le importa demasiado: «Lo que sí voy mirando es el tiempo que llevo, porque quiero llegar a dormir en casa la segunda noche», algo muy, muy apetecible tras 95 kilómetros corriendo por montaña, bajo un sol y dos lunas.

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