Los pescadores valencianos agotan en solo doce días el límite de pesca del atún rojo
Denuncian que es "ridícula" la asignación de 8.700 kilos a repartir entre 46 embarcaciones de la Comunitat y piden que se amplíe
La Comisión Interfederativa de Cofradías de Pescadores de la Comunidad Valenciana, COINCOPESCA, vuelve a reclamar que tanto la Secretaría General de Pesca del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación como la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT)aumenten la "ridícula" cuota que han asignado un año más a los pescadores profesionales valencianos. Las 46 embarcaciones inscritas para pescar los túnidos que amarran en los puertos de Vinaròs, Peñíscola, Castellón de la Plana, Burriana, Gandía, Torrevieja, Santa Pola, Dénia y Xàbia han agotado la cuota olímpica asignada de 8.700 kg en tan sólo doce días.
El motivo es porque el mar Mediterráneo está absolutamente plagado de atunes rojos. Este 2021, el ICCAT, el organismo internacional encargado de asignar las cuotas de atunes por medio de cada gobierno estatal, determinó una cuota de 562,8 kilos por cada una de las 46 embarcaciones valencianas, es decir, un total de 26.000 kilos aproximadamente. La gran mayoría de embarcaciones agotaron esta cuota en 2 o 3 días. En octubre comenzó la segunda parte de la pesca del atún rojo con la modalidad conocida como olímpica. De los 26.000 kilos que se tenían que repartir entre las 46 embarcaciones hubo 8.700 que no se pescaron y son precisamente estos los que se incorporan a la modalidad.
Pesca sostenible y artesanal frente a una pesquería atunera industrial
Un año más COINCOPESCA también quiere denunciar el "incomprensible reparto de las cuotas asignadas". Mientras los pescadores artesanales de las cofradías de la mediterránea se tienen que repartir un "ridículo" 20%, las grandes empresas industriales que pescan atún como Balfegó de Ametlla del Mar (Tarragona) o la compañía Ricardo Fuentes & hijos con sede en Cartagena (Murcia) se llevan el 80% de la cuota muy a pesar de que pescadores como los valencianos utilizan métodos tradicionales y sostenibles como la línea de mano, un simple hilo con un anzuelo cebado en la punta soportado por un carrete, mientras que las grandes empresas utilizan flotas de grandes embarcaciones de cerco y enormes jaulas para encerrar a los túnidos en alta mar.
