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El origen del Coronavirus podría ser otro según una nueva hipótesis

El origen del Coronavirus podría ser otro según una nueva hipótesis
  • Científicos de la Universidad de Harvard sostienen que el virus empezó a transmitirse entre humanos en agosto de 2019

Desde el principio de la pandemia, todo ha apuntado a que este nuevo virus se transmitió de un animal a un humano, lo más probable es que fuera un murciélago. La transmisión se dio en el mercado de Huanan en la ciudad china de Wuhan, por lo que el origen de la COVID-19 sería aquel lugar.

Sin embargo, investigadores de la Universidad de Harvard creen que el Coronavirus pudo haber empezado a propagarse entre los humanos en el mes de agosto del año 2019. Esta nueva hipótesis llega tras utilizar métodos innovadores como la fotografía por satélite o las búsquedas por internet.

Tal y como apuntan los científicos en el estudio publicado por la Universidad de Harvard se recopilaron 111 fotografías de los parkings de los hospitales de Whuan que se realizaron por satélite entre el 9 de enero de 2018 y el 30 de abril de 2020. En dichas fotografías se observó un aumento gradual de la afluencia en los centros médicos desde septiembre del año pasado.

A ello se suma un rastreo de búsquedas realizadas por los usuarios en internet donde los investigadores identificaron un incremento significativo en la búsqueda de conceptos y palabras como «tos» o «diarrea», dos de los síntomas que se le atribuyen a este nuevo virus.

«No podemos confirmar si el incremento estuvo directamente relacionado con el nuevo virus, pero nuestras evidencias apoyan otros trabajos recientes que muestran que el virus apareció antes», han defendido los científicos en el estudio.

Asimismo, las investigaciones llevadas a cabo por este grupo indican que «el virus emergió de forma natural en el sur de China y ya se encontraba en circulación cuando se dio el brote en Wuhan». Aunque los científicos admiten que será necesaria una mayor investigación para constatar que la emergencia de la COVID-19 pudo tener su origen en el verano de 2019.

Por el momento, el uso de estos nuevos métodos para las investigaciones, parecen estar siendo de agrado para la comunidad científica que ya los ve como garantes de un «conocimiento más rico sobre situaciones de alteración social».

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