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Por Ángel Padilla
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Reseña de «Disidentes. Antología de poetas críticos españoles (1990-2014)»

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    Reseña de «Disidentes. Antología de poetas críticos españoles (1990-2014)»- (foto 1)

    Pues de nuevo me encuentro hablando -cómodo y a gusto, todo hay que decirlo- de poetas de la conciencia crítica.

    Los poetas de la conciencia crítica son la avanzadilla de la poesía más libre que ha de llegar, la poesía que siendo el verbo mayor evocado por boca humana, sea mayor aún porque viene con grito, con compromiso, con afán reformador, revolucionario. No estamos en un tiempo tibio; de hecho, este es el peor tiempo en que podría nacer un niño, o cualquier ser de la especie que sea, porque se nos gira el suelo hacia abajo y sin freno.

    Por tanto, la llegada de una poesía que señale los males de este grupo tan anormalmente grande de humanos haciendo el idiota en un mundo lleno de hermosuras, debe aplaudirse. Los problemas llegan cuando lo que se señala como el mal, o la herida, para curar el dolor o para abatir al fantasma, no siempre es el punto fundamental, casi nunca lo es; sólo se señala, ya lo veremos, una parte del problema. Y así, no se avanza. Pero hablaré de ello más adelante. Primero pondré en antecedentes al lector sobre esta corriente de escritores actuales que, por fortuna existe, que pone en jake al sistema humano, vil para sí mismo y biocida en expansión para los universos que toque con sus dedos.

    Ya publiqué una reseña sobre el maravilloso ensayo de Alberto García-Teresa "Poesía de la conciencia crítica (1987-2011)", Tierradenadie Ediciones, 2013; también sobre el necesario ensayo sobre esta corriente literaria, pero en éste donde se analizan las novelas críticas: "Convocando al fantasma. Novela crítica en la España actual", donde era coordinador David Becerra Mayor; Tierradenadie Ediciones, 2015.

    Hoy hablaré de qué me ha parecido la antología de poemas de nombre "Disidentes. Antología de poetas críticos españoles (1990-2014)", con selección y edición de Alberto Gª Teresa, La Oveja Roja ediciones, 2015. La edición es maravillosa, la portada no podía ser mejor, es un buen tomo, parece una bala, una buena declaración de intenciones de varios forajidos contra un condado lleno de criminales que mantienen secuestrados a ancianos, niños y gallinas (sí, gallinas, las gallinas también son individuos, aunque el estúpido humano sólo piense en ellas para robarles los huevos y asesinarlas para un caldo de psicópatas no veganos).

    Como en los dos ensayos nombrados sobre la conciencia crítica (donde aparece estudiada mi obra animalista y anarquista), en esta antología también aparecen poemas míos, cuestión que agradezco en todos los casos, fraternalmente lo agradezco. De todo corazón. Allá donde acojan mi obra, acogen a todos los animales y aplastan, así, el antropocentrismo.

    Paso a opinar qué impresión he tenido al leer Disidentes.

    El conjunto es de extraordinaria importancia, no por la cantidad de poetas sino por aquellas y aquellos que son realmente necesarios y que dan entidad, veracidad, ontología, a esta corriente actual de poetas rebeldes, anticapitalistas y, en menor parte pero también los hay, ambientalistas y, menos éstos: con crítica animalista (entre los que -creo se ha visto- me encuentro).

    Comienzo viendo dos problemas fundamentales que aquejan a este manojo de poemas de decenas de grandes autores: 1) la repetición temática de, podría ser, una mayoría de autores, respecto a lugares comunes de protesta como el entorno laboral, la pobreza, la injusticia social y 2) el prosaísmo en que caen casi todos, un prosaísmo que es, en algunos poetas, de tal caladura, que no podríamos decir que estamos, en este punto, ante poemas inmortales ni mucho menos, sino desechables, en todo caso, y aburridos hasta estirar las patas en el sofá aunque sean las once de la mañana de un domingo soleado, te quedas ko.

    Pero abordo lo mejor: encontrar a autores que amo como Enrique Falcón, cuya poesía siempre impacta y remueve, y maravilla. Me ha fascinado encontrar al mejor Antonio Orihuela con poemas muy altos y profundos, anchos y disidentes en verdad. Estos sí son poetas de esta corriente, con honores. Cómo no, Jesús Lizano aparece, y con honores también. Qué hermoso hombre. Qué alto niño. El gran payaso cósmico con la larga barba blanca nunca defrauda, el anticlown, el quejica de la soledad, el gigante de los poemas épicos, el gran bardo de los poemas orales que disparan contra la tontería y la letalidad del empanamiento social y sus clichés, grabados a fuego en las frentes con los fierros desde hace siglos del Capital, de los amos. Los grandes ricos que no están precisamente en la sombra, no son iluminati ni giliproncias de esas, sólo son miserables ricos como Ronaldo y sus cien coches y su asquerosa soberbia, son todos aquellos que acaparan con sus brazos abiertos la Tierra, como si estuvieran sobre una mesa y un mapa mundi de la Tierra en ella, y cada uno señalase sus lindes, porque poseen el dinero para decir: esto es mío. Lo de allá, tuyo. Y quienes estamos paseando al perro por allí sólo somos POBRES. Eso dice el pópulo, y se lo cree, y luego van y votan. ¡Anda ya!

    Otros poetas que me han sorprendido y gustado mucho son Fernando Beltrán; me encantó, como siempre leer y hallar a Matías Escalera-Cordero, su grave y distinta forma de enunciar la vida; Eladio Orta me volvió a aburrir, no me gusta el manejo de ese lenguaje desatendido deliberadamente (ejemplos: "soy un perdedor / Y disfruto jodiendo a la producción positiva" [...] "estos calzoncillos de mi abuelo / no tan blancos de espíritu como en su juventud"(he de decir que a este autor no lo he estudiado lo suficiente, así que temo equivocarme y, es claro, con unos pocos poemas aquí o allá, uno no puede hacerse una idea de conjunto). Ouka Leele me encanta, es verdadera, siempre sorprende; Juan Carlos Mestre me gustó; el aliento distinto y bonito de Uberto Stabile me volvió a emocionar (como cuando lo escuché recitar el poema "Paisa"; Jorge Rietchmann es otro autor sobre el que tengo pendiente un grave estudio. Es uno de los mejores, pero leo poemas de él que me disgustan, me aburren, los veo previsibles, aunque el empaque de sus frases y palabras son las de un poeta de altura, no cabe duda, pero no sé por qué elige escribir cosas como (en "Esterilidad, 2") : "Hacemos / como que no pasa / nada, y lo que está pasando / es la demolición /del mundo". Bien, ¿y? Algo nuevo, viejo ? No veo necesidad de ocupar espacio de una página con un poema así, que nada fresco trae ni con ingenio, parece escrito el día de los inocentes para luego a las doce de la noche decir: ¿de verdad creíais que iba a escribir yo algo tan previsible? Aunque sí hay ingenio y me encanta en el poema de Rietchmann que dice así: "Somos casi cuarenta millones de seres humanos. / No digo que sobre nadie. / Somos menos de noventa osos pardos. / Digo que faltan muchos." Ese sí es bello. Pero, como en la mayoría de poetas de la conciencia (y diría actuales, los de lo prosaico), sus poemas o trozos de ellos valen para pintar los versos en muros de la ciudad, pero ¿como poesías? Pues eso no son poemas, no. Son vertidos de ideas.

    David González es auténtico, mete su cosa y es como un puñetazo, pero es de entre los demás, igual de prosaico. Belén Reyes comienza su poema así "El capital está en el corazón / no en el Banesto".

    Hago un alto. ¿Hay oído? Si perdemos el sentido de la estética, si rebasamos la fina línea entre lo dramatúrgico y lo cómico, la cagamos. Y esto siento que se hace, y mucho, en muchos de los poemas de la antología, al fin, de quienes escriben hoy en esta moda del prosaísmo poético, que es como contar algo en prosa justificada en una hoja dinA4 y luego con el cursor ponerlo aleatoriamente aquí y allá y darle a Intro, para que baje todo, buscando encabalgamientos más o menos (así cree el autor) atrevidos. La poesía libre es un tipo de arte, desde Baudelarie, Rimbaud, Whitman... no se trata de romper solamente con la cárcel del soneto y otros divertimentos burgueses, sino de ser poesía siendo sinfonía, cuadro, escultura, arte, comunicación al fin, de la buena, de la que cualquiera no puede hacer, sólo los y las artistas.

    Desde Bukouski, que fue una revolución, muchos creyeron ser poetas y se lanzaron a contar sus cosas triviales y, mejor aún, cáusticas, en relatos con muchos encabalgamientos en las frases, pero claro, no eran Bukouski, no tenían su genio, su aspereza, su verdad: su arte.

    Antonio Méndez Rubio lo tiene, tensión y tiene qué decir, sobre todo cómo decirlo.

    Lo paupérrimo a que me refiero de un prosaísmo insoportable se encuentra, pongo otro ejemplo, en el poema "En mi ciudad", de Paco Doblas, comienza así: "En mi ciudad ya no existe la noche / se apaga el Sol y encienden las farolas // en ni ciudad ya no vive el silencio / lo mató un griterío de neumáticos... (y sigue así, rompiéndonos los huevos, hasta que termina con un:) ¿Qué queda en mi ciudad después de todo? / tan solo multitud en soledad." En fin, ¿y? ¿Eso es un poema de relevancia? Es el lloro de alguien plano, que comienza su poema "Crimen de guerra" con un "Te mataron los que matan el amor / los demócratas a cobro revertido". ¿Realmente soy sólo yo quien ve paupérrimo y risible lo anterior? Debo ser un mal hombre, pues. Espero el burofax con la demanda penal.

    "Lo mató un griterío de neumáticos". Dios santo. Cogedme, que me lanzo contra el Támesis.

    Ana Pérez Cañamares es una gran poeta, ella demuestra que se puede protestar con una palabra viva y sorprendente.

    David Benedicte, muy sorprendente, me gusta.

    Ángel Calle, de nuevo con cosas que dan risa : "Tejer destierros en los televisores / amamantar farolas". ¿Es este un concurso de cómicos? No he visto como autor a Pepe Viyuela. Y eso que para quien habla el humor es cosa seria, ¿eh? Necesito el humor cada día como el aire. Pero este no es un libro de chistes, ya digo.

    Nuria Ruiz de Viñaspre, increíble, gran poeta. Jesús Ge, muy sorprendente, eso es lo que necesitamos: atrevimiento y verdad. Mas, por otro lado, llena demasiadas páginas para jugar a su juego de sopa de letras que al final te hace picar la nariz.

    Siento dejarme sin analizar, aunque sea someramente, muchos poetas, seguro me dejo muchos que me han gustado, pero haría muy larga esta reseña. Quizá para una siguiente. Para libros siguientes. Pronto me llega el libro nuevo de Rietchmann. Una antología de poemas. La espero con ansia. Veremos. Veremos. Espero mucho de él, pero necesito leerlo bien, y aún no lo he hecho.

    "No es mi aura, no. / Son las luces de El Corte Inglés", dice en el inicio de su poema "Carmen Ruiz Fleta, y seguimos, "asentaos" en una butaca de cine, con el Club de la Comedia.

    Juako Escaso se cree muy ocurrente con este poema breve: "Tu vida no tiene sabor / pero te queda el fútbol".

    Antonio Rómar me ha hecho vibrar con su poesía, sobre todo con sus poemas que llenan la página, en texto justificado, que reflejan la opresión de la locura de la ciudad y nuestras vidas. Ahí hay arte, muy bueno, sí señora.

    Y "asín" todo. Grandísimas/os poetas mezclados con paupérrimos escribientes.

    Pero no es culpa de quien selecciona, estoy convencido de que con lo meticuloso que es García-Teresa, ha escogido de cada uno lo mejor, o lo menos peor. En la mayoría de los casos, al menos. Aunque también hablamos, cuando se hace una antología, de gusto personal. Y eso hace que mi crítica tenga equivocaciones en muchos puntos. Cuántas veces hemos leído pocos poemas de tal o cual autor para luego leer uno nuevo, o un libro completo de dicho autor, y cambiar radicalmente de opinión.

    Alguien tiene que hacer las carnicerías de las antologías, sin ellas no habría oxígeno para los autores. Yo he colaborado en la confección de algunas y luego no he dormido en varias noches con el olor a pólvora en la boca y sangre sin lavar del todo nunca en las manos.

    Faltaba, me acabo de dar cuenta, hablar de mí, de la poesía que se ha escogido para esta antología, son poemas del poemario "Funerales del caballo". Bueno, lo leo y me gusta, pero debo decir que Funerales del caballo no es un libro que se pueda fragmentar, pues es un bombardeo de una, contra una aflicción que me asaltó en una época determinada, y me salió un libro oscuro, en claroscuros, que ganó un premio, por la casualidad con que siempre se ganan los premios: porque los jurados están constituidos por personas con filias y fobias muy personales, aunque se diga lo contrario, además de por modas literarias, o por un estilo que se busca y que se piensa que es vendible. No en el caso de este premio, pues Funerales del caballo no es vendible. No para el lector actual, a ese le recomendamos Eloy Moreno y los que hacen frases por internet.

    Yo creo que cualquiera que lea esos poemitas extraídos de mi Funerales puede pensar que estamos ante un poeta de suficiencia en la metáfora pero algo naif, y es que lo que sale es así, por separado, digo. Recomiendo leer el libro entero, es muy loco, uno de mis libros más locos.

    Mi primera versión del poemario "La guadaña entre las flores" es para echarse a llorar o partirse de risa.

    Tengo cosas publicadas en las que cambiaría mucho o prohibiría se sigan distribuyendo. Leo cosas que publiqué hace una década y me sonrojo, me echaría a correr para lanzarme contra uno de los monopatines eléctricos de algún tipo muy estirao sobre esa paleta para que me mate (que dicen que lo hacen, matar gente).

    Por ello pido disculpas si algún autor se ha sentido ofendido con mi análisis, pues es personal e, insisto, analizando sólo una partecita de una gran obra.

    Eso sí, me reitero con la mano en la biblia en que abunda demasiado el poeta del poema-chiste, que se cree ocurrente. Y el uso de palabras y conjuntos de ellas que es tan cutre que causa la carcajada, Club de la Comedia. El Señor Barragán por medio, haciendo de negro cuando los poetas se despistan.

    En resumidas cuentas, y comparando esta antología con otras que aparecen hoy, la recomiendo como asunto histórico, este movimiento ha venido para quedarse, pero se quedarán más los más grandes poetas que contiene en su seno, y sus obras.

    Como Jesús Lizano, el pobre, que ahora ya no está para seguir señalando la idiocia común que nos rodea. Cuando fui a visitarlo en su domicilio de Barcelona, además de tener las paredes todas llenas de estanterías atestadas de libros que estaban al borde de la caída en muchos puntos, había une extraña montaña de libros, papeles y máquinas de escribir en el centro del comedor. Sí, una montaña, como de casi metro y algo de altura; podía llegarme perfectamente al cuello. Señaló a la montaña y me dijo: "De ahí he de sacar la selección de poemas para mi Lizania, para la versión definitiva. Ángel, ¿no es terrible?"

    Ese poeta sí sufría, Vivía, la poesía y sí era poesía, y sí era protesta y vida, arte levantado grave. Por eso, y lo aplaudo, aparece como el primer poeta del que se muestra un conjunto de sus poemas, en este libro, Disidentes.

    Disidentes a quienes pido que amplíen sus horizontes de protesta: también están las otras especies animales, la lucha verdaderamente activista por esta Tierra. Hay otro mundo posible sin seguir poniendo parches a esta sociedad, a la que hay que demoler y no arreglar, pues no tiene arreglo, ni ella ni la política ni lo laboral ni nada de lo aprendido para estar aquí. Hay otro "aquí". Que es donde están situados o cercanos, y me alegro, buena parte de poetas que hoy están vivos y escriben contra toda esta farsa letal, para una posibilidad, no hablo de un "ilusionismo". Sino de una ilusión posible. Posible es todo. Hasta cagar haciendo el pino.

    Ha sido posible toda la mierda flotante y girante que nos rodea.

    Lo contrario también lo es. Lo es. La cuestión es ¿queremos mover el culo para cambiar, de verdad, este asqueroso mundo manchado cada día por sangre de los inocentes y mugre de los humanos por el humano? O ¿seguiremos parapetándonos en la farsa de que como no se puede hacer nada dejamos testimonio y quien quiera oír que oiga? Esa excusa ya está muy vista y escuchada. Este tiempo requiere además de poetas, activistas. Lo digo Falcón. Y yo lo suscribo. La poesía social era más fiera que esta poesía (la de la conciencia crítica), que avanza frente a la poesía social en su cosmovisión. Pero aún ha de avanzar más, ven sólo un trozo de la tela blanca del fantasma. El fantasma entero se ve así, nombrando esta palabra (que contiene todos los males): antropocentrismo.

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