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Por Ángel Padilla
Yo, animal - RSS

"Metal 666", el libro semilla

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    "Metal 666", el libro semilla- (foto 1)

    Pocas veces se encuentra uno con un libro tan misterioso y compacto. "Metal 666" es realmente un libro arcano, nos trae una oscuridad arrolladora que entra en nuestra casa, la del alma, para zarandearnos, hacernos caer (como le ocurre a la protagonista de la historia épica que vertebra el libro de Cantos), nos hace ver distinto, tanto lo que creíamos luz: ver, en cambio, sombra; y lo que considerábamos sombra, como alba, un gran alba. Inmenso y sin confines, ni cien mil caballos turnándose a la carrera llegarían a su final, de ese territorio de luz, que "Metal 666" abre en nuestro alma.

    ¿Por qué digo que es un libro semilla?

    En la breve y enigmática explicación del libro se expone de él: "Una epopeya, una filosofía de vida, una interpretación de la realidad desde la fuerza del Rock y el Metal dirigida a ti."

    Efectivamente, uno siente desde el comienzo de los poemas-cantos de "Metal 666" que está siendo hablado por alguien, que está siendo tirado de la mano, que vivencia la acción como protagonista principal. Con la acción, vertiginosa, de espanto, se puede decir, un nudo en el estómago durante toda la lectura, nudo que se desatará al final, viendo la conmoción renovadora de la protagonista y en nosotros la misma, o más grande, porque la protagonista vino a nuestra vida para quedarnos, para agigantarnos.
    Con la poética, "Metal 666" se integra dentro de los libros malditos, porque se confronta contra lo establecido, contra lo conocido como poesía (el mismo autor dice no reconocerse como poeta, al menos dice de sí que es narrador, cuando menos dominador de la épica, y habla de su libro como una epopeya, épica, claro, como en la sinopsis se dice. Sinopsis que culmina con que el mensaje del libro es "de todos y para todos [y que] constituye un legado universal de esperanza y lucha. Fuerza, Literatura y Metal para todo aquel que desee liberar su Yo y combatir por la batalla del alma."

    No se asusten los lectores, ese "aquel que desee liberar su Yo", que guarda ecos de los libros de autoyuda, no es tal. Tengamos en cuenta que estamos ante un libro que nace del nicho heavy, pueblos musicales habitadísimos cuyas letras siempre hablan de fuerza, de la fuerza individual, las letras del metal siempre van dirigidas a nuestro yo, para que se encabalgue, para que salte, piafe, para que sea victoria, al menos no derrota, no la que quieren los amos. "Muerte al falso metal", gritan Manowar. Y tienen razón, también aquí hay que intrepretar. Se refieren a lo falso fuerte. Porque, hoy, más que nunca, debemos proteger lo que nos da fuerza y nos eleva, y apartar con igual fuerza lo que nos decrepita y nos abisma. Ese aviso de Manowar queda reflejado en "Metal 666" a todos nosotros, en forma de "muerte a lo falso humano", lo que nos socava, lo que nos convierte en lo que no somos. Un canto entre los súbditos para recordarnos con las armas en alto contra el capataz y sus huestes. En ese sentido el libro funciona como un desencriptador y un libertador celular, neuronal, de visiones. Las visiones que transmite mediante la palabra el autor de "Metal 666", Raúl Jiménez Sastre, son de una espectacularidad arrolladora, dotadas de una fuerza telúrica. Palabra, golpe, palabra, golpe. Esa es la fuerza del rock.

    Y a eso me refería cuando hablo de libro semilla. Porque inicialmente lo lees y te gusta, te encanta. A mí me pasó. Lo lees y lo entiendes con la razón pero también con el alma, hay dos lectores que se enfrentan al libro. Al día siguiente, no obstante y por ello, sientes que algo ha crecido en ti desde el libro, el sustrato, lo conocido como tal, no es lo que deja este libro, este libro genera otra cosa más allá del sustrato, he notado como si un ave negra y bella hubiera puesto su huevo al yo leerlo y que hoy se han abierto unas alas en mi espalda, yo era su hijo, y no hay cercas en el cielo que se ve después de leer esta épica con sus cantos que recuerdan, sin copiarse en nada, puesto que es sui géneris absoluto -el autor se tomó sus buenas décadas de espera para ponerlo en las hojas-, a Baudelaire, a Rimbaud, incluso a Maldoror, en su ambigüedad que contiene en situaciones de su interior. Confusión, humo que se levanta, a veces irisado, a veces negro, otras rojo infierno, cabalgamos con y al lado de un caballo, somos ese caballo. Somos la protagonista, "La Anticrista", de un lugar, no demasiado agradable (nuestras vidas, las de todos) hacia un otro mundo. ¿Qué mundo?

    Semilla.

    Veo. Veo otras cosas. Siento otras cosas. Me inspiró, y mucho, la lectura de esta gran obra.

    Si dijese qué me dejó mentiría, porque con palabras es imposible expresar esto. Ahí la magia y el poder que creo contiene, como uno de sus atributos, "Metal 666". Es como comer, te sientes revitalizado pero en tu interior los procesos de digestión y vivificación son desconocidos, pero se producen.

    "¡Alma oscura!
    ¡Metal oscuro!
    A ti te invocamos!
    Sometidos.
    Anulados.
    Desesperanzados."

    Así comienzan los cantos. Pocos libros son tan contemporáneos, tan necesarios, más en el hoy que vivimos.

    Y la realidad de las voces, de la desolación:

    "Me abandono.
    La resignación es la muerte más dulce"

    Así dice la protagonista, que somos todos, al inicio de la épica que la llevará a un otro lugar, donde, pues claro que no, hermana, nunca te abandones, sigue el canto, escucha el canto, y levántate, eso nos dice el autor, fraternamente, en todo el libro.

    La invocación al alma oscura continúa, desde lo anotado antes:

    "Guíanos con tu negra luz
    a nuestro abismo más oscuro
    a nuestro animal ancestral
    más que nunca necesitado."

    Ya lo vemos. La resonancia de la obra golpea todos los confines de los significados, ese "animal ancestral" es fácil saber quién es, nuestro yo interno, el real, el libre, que ha sido ensogado en un sótano del que ya ni sabemos en qué punto del gran mar cayó, al tirarla nosotros mismos, la llave.

    Pero tranquilos, el libro muestra cómo llegar a la luz, a nuestros pies y luego a la cabeza. A ese verso primero del poeta anarquista Jesús Lizano de "He descubierto tierra". Germen. Primigenio. Dador. Primavera nuevamente. Vivos de nuevo. Soy.

    Los cantos épicos van precedidos, cada uno de ellos, por un fragmento de letra de grupo heavy. Judas Priest, Dio, Iron Maiden, Ozzy Osbourne..., prestan algunos de sus fragmentos poderosos de letra para dar fuelle y coz a los cantos, frontispicios acertadísimos. Las letras de la música muchas veces son mejores que los mejores poemas, y las letras heavys son tan mistéricas y hermosas, conmovedoras, estimulantes...

    Cuando se nombra al diablo, a la sombra negra, a nuestro lado oscuro, en el heavy, no es más que revivir, en protesta, aquello que las religiones mataron, nuestro lado real. Aquello que nos hace -nos puede hacer- libres. Que con palabras y eufemismos cubrieron de todos los males los credos y culturas humanas. Nuestro lado verdadero, el que teme el poder. Pero no lograrán callar a los levantados. Dice Doro en un extracto obtenido para el libro (de su canción "East meets west"): "Cuando el este se encuentre con el oeste/se producirá una gran catástrofe". El heavy siempre ha sido un gran visionador de la médula de su época y de los futuros. Pero para evitar catástrofes estamos nosotros, no inclinados, no rezando. Sino altos y preparados para el combate por esta tierra, que es ya el cielo. Aquí una de las certezas. Esto es lo único que tenemos. No ese cielo de las religiones, o ese infierno prometido a quien "se porta mal". La hierba, y sus hijos los hijos e hijas de la hierba, ese es el Edén de Milton, nuestra casa, la que hemos de cuidar, para ser uno de nuevo con ella.

    Barón Rojo en su "Hijos de Caín" muestra, abundando en el concepto expresado, esa búsqueda de lo cubierto con mentira, nuestra raíz verdadera, aliándose contra el gran criminal del cristianismo: Caín, diciendo de Abel lo contrario que dice la Biblia, "Abel, mezquino y cobarde/ el siervo de su señor./ Caín que no entró en el juego/ y que se rebeló."

    En el apartado "Resurrección" de "Metal 666", se lee:

    "Alzo el rostro hacia el cielo.
    Grito salvaje.
    Grito animal.
    Grito rabia.
    Grito furia.
    Grito Hombre.
    Grito Yo."

    El final es sorprendentemente bello, no seré spoiler de tal parada grandiosa de una carrera con sangre, ropas destrozadas, pasar de jacos azarosos y babosos azules y negros por mesetas heladas y obscuras, caídas, ascensos, blasfemias y oraciones de duro metal.

    Todo escrito en forma de letra de canción.

    Es más, o distinto, que un libro de poesía el libro que trato ahora. Queda reducto de letra de canción. ya llego, ya entiendo, de cuando escuchas una canción. De lo que te deja una canción en el pecho. "Wind of Change", Scorpions. "Is this love", Whitesnake, "Before the dawn", Judas Priest, "Fatal Frame", SynlakrosS.

    En esta última la cantante Patricia Pons, en su transunto ígneo en el tremendo, insurrecto, marabuntiano vídeo de la canción, dice:

    "Trato de preservar mi esperanza y mi fe, todo es una locura
    Cierro los ojos preguntándome por qué quieren acabar con nuestras vidas
    Y de repente te veo a mi lado sosteniendo mi mano
    Hermano, estamos en el infierno."

    Efectivamente, el heavy es el mundo musical que más ha protestado contra este Sistema. Quienes hemos comenzado a escuchar heavy de muy jóvenes, nos hemos aliado a esta música porque nos hemos identificado con su rebelión contra lo que hay, que no nos gusta, y por lo que protestamos. El heavy dice infierno, y está diciendo sociedad. El heavy dice Satán, y está diciendo quiero ser yo como quiera ser y decir lo que mi alma desee, y dice muerte y jinetes del apocalipsis y está diciendo Capital y Sistema.

    Raúl Jiménes Sastre (Ávila, 1973), es Licenciado en Filología por la Universidad de Salamanca, ha sido durante seis años profesor de lengua española en el Instituto Cervantes de Ammán y, durante cuatro, lector de español y profesor de literatura en diversas universidades de Jordania a través del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. Desde su regreso a España continúa con su trayectoria profesional como funcionario y escritor.
    Pero Raúl se denomina a sí mismo -pasando de largo esa carrera monumental de cultura y arte, con una humildad sincera y arrolladora- "un adolescente que ama el heavy".

    "Desde cuatro colinas
    que dominan el valle,
    cuatro jinetes,
    cubiertos de cuerpo y rostro con capas,
    observan
    a lomos de cuatro caballos."

    ¿Quiénes son esos jinetes?
    ¿Qué los caballos?
    ¿Qué lo que buscan?
    ¿Qué relación tenemos todos nosotros con esos jinetes?
    ¿Y con los caballos?
    ¿Y con el fuego que traen?
    ¿Y con el mar que han atravesado y ya no ven porque los tenemos detenidos en un galope estatuario en el lugar de los mitos?

    Recomiendo fervientemente leer "Metal 666", el libro-canción. Una de las entregas más bellas de un alma a otra en estos tiempos.

    Yo me quedo con su música. Este libro es una tralla.

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