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Por Ángel Padilla
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La lucha animalista en España: presente y porvenir III

  • Los saltos al ruedo

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De cómo comenzaron en España los saltos al ruedo, podemos seguir extrayendo qué le pasa al movimiento animalista español actual y por qué.

Creo que cuando decimos saltos al ruedo ya cualquier persona piensa en lo que ha visto aquí o allá: alguien, como los tradicionales "espontáneos" en la tauromaquia (que eran personas que saltaban al ruedo para correr desnudos o de acá para allá dentro del coso hasta que eran sacados de allí, en una suerte de exhibicionismo); no obstante cuando hablamos de saltos al ruedo lo que pensamos es en activistas animalistas corriendo por la arena con pancartas en las manos, donde se lee: "Abolición", "Tortura no es cultura", etc. Los primeros saltos al ruedo se produjeron por varios activistas, unos cinco o seis, mujeres y hombres. Saltaron a la vez alzando carteles donde se leía "Tauromaquia abolición. Bulfight abolition". Pero debemos analizar cómo se producían esos saltos y, quizá sobre todo, cómo empezó la idea y su estructuración en España, para observarlos de cerca, como detenidos dichos asaltos (así los llamó Equanimal, asaltos, buen nombre, y creó una página web para registrar todos los "asaltos al ruedo" que realizaron, página que ya -si no me equivoco- no se encuentra en la red). Veamos cómo nació la idea y cómo cristalizaron los hechos.

Primeras conversaciones que impulsaron los saltos

Era el tiempo en que la asociación Equanimal tenía entre sus activistas a Silvia Barquero, en ese tiempo Equanimal estaba ejecutando acciones directas muy efectistas y valiosas, como la de adentrarse en el campo para enfrentarse, pacíficamente, a los cazadores, siendo una molestia para ellos y, por tanto, con ello lograr detener la caza. También Equanimal hicieron actos en otros contextos, muy relevantes. Corría el año 2008.

Conocía yo de tiempo, no estrechamente pero tenía contacto, a Silvia Barquero. Como conozco a Ayda Gascón [Animanaturalis] también (a Ayda la conozco más, de estar juntos en una acción en nuestros comienzos animalistas, la recuerdo como una activista y estratega, trabajadora, de 10; hoy desde Animanaturalis ya todo ha cambiado, desde ese brontosaurio sólo ejecutan acciones parecidas a las de Pacma, graciosas al sistema y "pacíficas" en un sentido monjil. El amansamiento llegó y atrapó, se dejó atrapar por él, Animanaturalis. Las acciones "legales" y pacíficas arrojan polvo día a día sobre las mesas de sus despachos).

Había una idea que rondaba mi cabeza [prosigo pensando en Silvia Barquero], como muchas otras de lucha activa, sobre cómo abordar la tauromaquia desde un punto de vista valeroso y agresivo, para derribarla en poco tiempo. Así entiendo yo el activismo, masivo, constante, impertinente, problemático hasta tal punto que resulta mejor detener lo que se pide [referendum nacional y fuera tauromaquia, o ilegalización, etc] que soportar el problema que generamos con el creciente empeño ideado. En el caso que nos ocupa, pensé: hay que pasar a la gente de las clásicas manifestaciones fuera de las plazas, de fuera a dentro. Entre el público y de allí a la arena. Debemos andar en la arena en que anda el toro, en que anda la víctima. Generar el mayor espanto, cambiar la historia a lo bestia y en poco tiempo.

Pensaba yo en grupos muy numerosos de activistas, saltando a un mismo tiempo al ruedo desde la barrera, situándose en bloque muy cerca de la salida del toro -chiqueros- para que tal multitud-tapón forzase que la tortura no se produjese. Al menos que, poco a poco, y siendo cada vez más, la multitud que se oponía fuera tan numerosa como para suponer un problema irresoluble, multitudes en la arena y multitudes bramando alrededor de la plaza, porque tanta policía no hubiera para detenerlos. En síntesis, si examinamos, en ese entonces y ahora, el número de antitaurinos que hay, podemos constatar que somos cientos de miles los que aborrecemos la tortura taurina. No era una utopía, era viable.

Se lo comenté a Silvia Barquero, le dije que comentase a los compañeros que había un terreno no explorado por el activismo y que podría ser tremendamente poderoso y rápido en cambios: saltar a la arena, físicamente, como bloques activos de detención del horror.

A Silvia le encantó la idea, contestó a mi correo electrónico con rapidez. Y me dijo que lo comentaría a los compañeros [de Equanimal], para realizar la acción. Quedamos en que me comentaría algo sobre lo que hablase, quedé a la espera. Como soporte para entender mi idea (que luego vi que simultáneamente o un poco antes se había hecho en Francia, mucha gente entrando al ruedo para detener la corrida, desconozco en qué momento de la tortura entraron al coso), que no consideraba gran cosa de idea pero veía en ella, en cómo hacerla a la forma en que la ideé, realmente un arma infalible si la hacíamos crecer entre todos (ahí estaba la grandeza de la idea: mucha gente, multitudes, en la arena); decía, como soporte de la idea le adjunté en el correo a Silvia el poema "Los muros humanos", que pertenece a mi poemario antitaurino "La guadaña entre las flores", y donde mi poesía ya hablaba de esa visión que había germinado en mí hace muchos años antes de los primeros saltos al ruedo, pues "Los muros humanos" es de los más prehistórico entre los iniciales poemas de mi poemario antitaurino del que se han hecho muchas canciones, obras de teatro, danza, etc. (quizá sea de mis obras más llevada a distintos soportes artísticos, "La guadaña entre las flores"):

Los muros humanos

¡Pongamos muros humanos entre el toro y la espada!
¡Un hombro al lado del otro en una pared de amor!
¡Frenen martillos de pechos los martillazos del odio!
¡Llenemos, antitaurinos, de antitaurinos las plazas!

¡Altas columnas de hombres entre el reo y el verdugo!
¡Columnas y más columnas en las plazas de torturas!
¡Paredes y más paredes entre el toro y el torero!
¡Muros y muros de almas entre la herida y la espada!

¡Otro nuevo hombre guijarro para el muro de la vida!
¡Otro nuevo hombre cemento para el muro del amor!
¡Otra nueva mujer piedra para el muro antitaurino!
¡Otra nueva mujer grava para el muro del mañana!

¡Juntos los antitaurinos! ¡Juntos los humanos muro!
¡Rocas de un muro de roca que frenará vendavales
y lluvias horizontales de espadas y más espadas!
¡Rocas, guijarros humanos alzando cientos de muros!

¡Muros cubriendo uno al otro! ¡Muros y muros y muros!
¡Pongamos muros de carne entre el mañana y la espada!
¡Pongamos muros de huesos alrededor del mañana!
¡Altos tabiques de corazones y sangres altos y altas!
¡Muros de amor y de amor y sin miedo a las espadas!

"Los muros humanos" fue uno de los varios poemas traducidos por Lucía Cupertino para la revista italiana La machina Sognante, en el artículo "La Bella Rivoluzione. Poesia e Azione Antiespecista (Lucia Cupertino intervista Ángel Padilla).

Creo recordar que fue al mes y medio cuando me enteré por la prensa que Equanimal realizó su primer salto al ruedo, de los muchos que realizarían posteriormente, en España y en Hispanoamérica.

Mi sorpresa fue grande cuando vi cómo lo hicieron, y sobre todo que no me habían comunicado nada al respecto. Lo hicieron "a su forma", saltaron a la arena cuando el torero ya había masacrado al toro, cuando el toro tenía la espada atravesándolo de la nuca por todos los órganos por todo su adentro. Cuando el toro estaba agonizando caído en el suelo, con un charco de sangre agrandándose desde la fuente roja de su hocico; entonces saltaron. Todos los periódicos y las televisiones se hicieron eco de esa acción, por supuesto.

Pero nadie, o pocos, dieron cuenta o analizaron la estructura, la molécula, de la acción: que saltaban cuando el toro ya había muerto. Y como yo lo concebí era saltar antes de que el toro saliese, para salvarlo.

Es muy distinta una cosa que otra.
Imaginemos en algún país árabe el apedreamiento de una mujer. Entre los que apedrean permanecen, impávidos, los contrarios al hecho cruento. Cuando la mujer tiene la cara deformada, completamente roja de sangre y ha muerto, pensemos en dos o tres tipos corriendo de acá para allá alrededor de la mujer finada, con carteles en los que se lee "Stop apedreamiento de mujeres".

Insisto mucho en esto, lo considero medular. Cuando se piense una acción para los animales no humanos, pensemos en si se hiciera para los humanos, para repeler alguna injusticia, sobre todo si dicha injusticia termina con la muerte del o la que se defiende, ¿prepararíamos una escenografía inane, que sólo busca el foco de las cámaras? La respuesta sé cuál es. Si se actúa para salvar humanos, se planea el robarlos del lugar donde los tienen antes de ser sacados bajo el sol a su calvario injusto, pensamos en rehenes y en cómo salvarlos, y si actuamos una vez se observa que la ejecución se va a perpetrar de todas formas, nos juntaríamos muchos para intentar detener dicha ejecución.

No favorece al movimiento animalista decir que para realizar esos actos unos activistas deban estar tragándose una tortura, sin chistar, entre el público sádico, para correr a la arena una vez su defendido ha sido humillado hasta la extenuación, con cartelitos en las manos.

De hecho, esto pone en la actualidad en Wikipedia sobre Equanimal en su correspondencia con los saltos al ruedo: "...dentro de las acciones realizadas que más repercusión han tenido son las consistentes en saltar al "ruedo" al acabar una corrida de toros o el "asalto" en la pasarela Cibeles durante un desfile."

"Al acabar una corrida de toros". Allí gravita toda la traición, no ya a la idea inicial, sino a los animales. Se pintó de acto valeroso algo que se quedó en grises, a medias, mejor dicho: mal hecho.

He criticado esta forma de actuar desde que vi que habían tomado una idea formidable en empuje y efectos, deformándola en forma torticera y tramposa, en forma en que no se exponían, porque el toro ya no podía levantarse del suelo. Con mi idea se corría el peligro, claro, de que se soltase al toro de chiqueros -los taurinos son capaces, lo hemos visto en Tordesillas, cuando activistas en bloque numeroso se plantaron en el camino para que no saliera el toro para ser alanceado, y los de Tordesillas abrieron la puerta al toro, que el pobre pasó incluso muy cerca de algunos de los activistas que, atónitos, sintieron que podrían haber muerto. En mis actos de confrontación con la tauromaquia, siempre he entrado entre los toros. Entre mis compañeros. Sé que es algo suicida, es mucha la exposición. Pero las revoluciones son así. Y el animalismo todavía no ha entendido, en su mayoría, esto. Que somos revolución, que esto es batalla, no un juego de acercarse un poco al problema y recibir la foto.

El activismo expone su vida, se expone a la cárcel, se expone a lo que sea porque cuando habla por su/s defendido/s, se hace ellos/as. Y ya no hay marcha atrás.

Por eso se optó por realizar la protesta, en la misma arena de la sangre, pero con el menor de los riesgos. Que sí, los hay (riesgos aun así), porque los toreros, monosabios y aficionados son muy violentos y más de una o un activista se han llevado golpes e incluso una paliza. Pero nada que ver con saltar con el peligro de un toro, que vienen a pesar casi media tonelada, que pueda correr hacia ti y, asustado -él no sabe quién es su enemigo allí- te cornee hasta la muerte.

Mas sin riesgo no hay revolución.

No era esa la utopía posible de visión poética que yo tuve y que como dije antes Lucía Cupertino tradujo al italiano, aquí el inicio de "I muri umani" :

"Poniamo muri umani tra il toro e la spada!
Spalla contro spalla in una parete d’amore!
Frenate, martelli di cuori, i martelli dell’odio!
Riempiamo, difensori dei tori, di difensori di tori le pia"

No obstante, es de justicia decirlo, los saltos provocaron una gran debacle en el mundo taurino, sirvieron. Y mucho, pero no fueron animalistas, comenzaron mansamente. Y lo manso se hunde pronto como caballo de polvo.

Veamos qué dijo El Economista, en enero 2008 sobre el primer salto al ruedo de la historia:

"El mundo antitaurino ha dado un capotazo a la tauromaquia. El primer asalto a una plaza de toros el pasado mayo [2008] en Las Ventas por parte de la ONG Equanimal ha puesto de patas arriba un acontecimiento sin precedentes con una amplia cobertura mediática en vivo y en directo.

Un hito ético y moral que pone de patas arriba al mundo de la tauromaquia.

Era la primera vez que una organización por los derechos de los animales plantaba cara al mundo taurino en el corazón mismo de la tauromaquia.

La impunidad de las plazas de toros ha acabado. Ya nada será igual. Lo medios de comunicación resaltaban que esta acción marcaba un antes y un después en el activismo antitaurino. Equanimal había tomado la plaza de toros más importante del mundo.

Con esta acción no violenta Equanimal conseguía atraer la atención de los medios de comunicación. Noticiarios de televisión y radio, prensa escrita y medios digitales se hacían eco de la noticia. El objetivo estaba cumplido: dar un golpe de efecto para nueva revitalizar el debate sobre la abolición de la tauromaquia.

Durante las semanas previas [comentan desde Equanimal] a la acción nos preparamos concienzudamente para que todo saliera bien. Fue un intenso trabajo de investigación y recogida de datos. Varios activistas se repartían los diversos trabajos necesarios para que el asalto al ruedo llegara a buen fin. Ha sido un duro golpe para el mundo taurino: jamás pensaron que una organización defensora de los animales se atreviese a saltar al ruedo más importante del mundo. Ha sido el primer asalto al ruedo. Pero habrá más."

Efectivamente, hubo más saltos. Todos con la igual dinámica. Todos con la misma trampa.

Acciones blandas pero llamativas. Activistas esperando entre el público a que los sangrientos y crueles ignorantes maten al toro, que gime, muge terroríficamente triste pidiendo ayuda. Y una vez está liquidado, entonces saltan.

Lo he dicho mucho y lo seguiré diciendo: eso no es animalista.
No es cierto lo que expone ese diario cuando dice que estamos ante "Un hito ético y moral que pone de patas arriba al mundo de la tauromaquia."
Sólo es cierto en parte, es un hito. Pero ni moral ni ético.

Por supuesto, por fuerza, ha servido, en la superficie han servido mucho los saltos al ruedo porque colocaron sobre la mesa con potencia que gran parte del pueblo español está en contra de algo tan medieval y atroz, la humillación, tortura y muerte de un ser vivo delante de las multitudes. Digo gran parte del pueblo español porque yo no creo en esas encuestas que dicen que un 87% del pueblo español está en contra de las corridas. En esas encuestas aparecen aquellos grises, que dicen cosas con boca pequeña y una buena cantidad de los que dicen "no me gustan" las corridas, pero no como algo en lo que emplearían parte de su tiempo, o mucho, para erradicarlas, sino como quien comenta sobre un canal u otro de televisión, sobre algo que le entretiene o algo que le aburre. Siendo menos de los que creemos en este país, me refiero masivamente, y siendo poco involucrados en ver lo ético y lo no ético, más que en lo superficial, esos saltos al ruedo marcaron un hito en la lucha animalista, sin duda, y quedaron como actos heróicos para el animalismo. Pocos alzaron la voz en que en su matriz, en su núcleo, no eran éticos. Y que si se seguía por ese raíl, se corría el riesgo de proseguir con acciones amorfas que fueran al final "feria dentro de la feria". Como, en parte, se proyectó una forma de animalista así: feriante.

En su momento hablé con Equanimal, exponiéndoles que la idea que les di no era como la llevaron a cabo, y me negaron que Silvia (quien ya se retiró de Equanimal, creo, porque ya no contestaba desde Equianimal sino un tal Miguel Vegano) les hubiera dicho algo sobre mí, de la conversación que tuvimos. Hicieron suya la idea, la transformaron en otra cosa muy distinta y me negaron por completo.

¿Me importa? En lo personal, no. Porque toda idea que sea buena para los animales, no le pongo derechos de autor. Pero la reflejo aquí con toda su estructuración y la traición inicial al embrión que generó la visión, para que se entienda que desde el inicio del animalismo activo, de acción directa, ya se comenzó a operar desde egos, desde el acto visual que parece valiente pero donde no se arriesga mucho. Se ha engañado a la gente. Se ha estafado a los animales. Desde el inicio de las acciones que tenían eco en prensa por lo pintorescas, se ha elegido aquellas que menor riesgo conllevasen para los operantes, y también aquellas que más foco mediático se proyectase en quien las hacía, se veía en quien hacía aquello, y no por qué lo hacía y se desdibujaba la tragedia animal y la animalidad.

Los actos más valerosos en el animalismo lo podían haber sido mucho más, pero no se ha querido exponer demasiado el bloque humano. Se ha traicionado el acto verdadero de la revolución.

Desaprovecharon -eso también es relevante decirlo- la importancia simbólica de poder decir que la idea surgía de un poeta, de un poema, que vino "de la poesía", del poema "Los muros humanos". Eso era bello. Tenía prensa y calaba en los pechos. Prefirieron obviar eso, para acaparar toda la atención a su asociación. Cuestión que no queda tan memorable como si lo hubisesen hecho contando la raíz poética. Así ha funcionado siempre el asociacionismo en España. Así, en definitiva, se escribe la historia.

Lo feo, deplorable de esto, es que son los animales quienes pierden, por cada pequeña traición a la luz verdadera del alba abolicionista, los animales pierden y lo oscuro se ilumina menos.

Prefiero -no obstante, se entenderá- que no me hayan mencionado nunca, porque lo que hicieron no corresponde a mi visión, a mi plan de muchos cada vez más hasta atorar la alberca de la sangre e inutilizarla.

Al poco tiempo comenzaron a generarse nuevos héroes, y héroas -"estrellas" para el animalismo- que saltaban a los ruedos regularmente. Cuando el toro ya había muerto. Nunca antes.

Gladiadores por la paz fue un grupo que creció muy rápido de saltadores y saltadoras al ruedo.

Y Vegan Streaker fue otro grupo que rápidamente fue visto regularmente por las plazas.

Ambos grupos de activistas fluctuaban siempre por la misma frontera, la de la poca exposición, cuando el toro ya había sido masacrado, entonces saltaban, y esto generó una feria de vanidades que avanzó y creó lo que llamo el "Súper Pop" del animalismo. Una época en que se realizaron acciones muy poderosas (en lo comunal), como las generadas por Okupa Tordesillas, que como el primer Pacma hicieron grandes batallas por el toro. Ahí sí había activistas que se exponían, se exponían ante el paso del toro y se exponían porque los habitantes de Tordesillas, que celebran ese festejo espantoso, son extremadamente violentos. Los grupos de saltadores al ruedo antes nombrados y la gente de Okupa Tordesillas se juntaron en acciones en Tordesillas al inicio, para acabar enfrentados y enfadados unos con otros, por arrogarse unos la importancia de tal acción, y aquellos la de otra acción. Por decir unos que había que ir a Tordesillas tal día, los otros que otro día y mejor por la tarde, las discrepancias, al fin, minaron ese movimiento de multitudes que congregó Okupa Tordesillas, que como todo lo que ha intentado juntar a mucha gente en este animalismo actual, se fue al traste por vanidades y traiciones. Hubo hasta (creo dijeron en acusaciones públicas de unos a otros) robo del nombre Okupa Tordesillas, de quienes llevaban la infantería y mapa de acción inicial a quienes lo acabaron llevando después. Finalmente, Okupa Tordesillas fue perdiendo fuelle y cayó al piso, como una manta vieja.

También estuvieron prácticamente desde el inicio enfrentados Gladiadores por la paz y Vegan Streaker. De los últimos, supe que un tal Pedro decía de Óscar que en comparación con ellos, él era un cobarde y ellos eran "historia". De lo que se confirma la poca entidad moral de estos primeros ocupantes de la nave abolicionista taurina en este país.
Si me dijera algún joven conocido que desea entrar en uno u otro grupo de los nombrados, le aconsejaría que bajo ningún concepto. Gladiadores atufa a grupúsculo sectario y Vegan Streaker, compuesto por Peter Janssen y Pedro Torres, es una cosa chunga, por definirlo de alguna manera [más adelante surgirá ocasión de hablar de esta panda].

Una rivalidad que sólo tenía base en querer ser quienes más aparecieran en prensa y recibieran más likes y aplausos, sin importar si aquello ayudaba a los animales o no.

Y sobre la praxis moral o no, de acciones que se hicieron contra la tauromaquia, podría contar la patochada que realizó Óscar del Castillo, vistiéndose de torero, en un lugar donde había gran paso de "extranjeros". Toda la patochada fue grabada (todo lo que hacía lo grababa, le grababan sus "seguidores"). La gente que pasaba al ver un tipo vestido de torero, más que vestido, con un muñeco de un torero abrazado a él o algo así, era muy grotesco, pues dejaban propina, aquellos que desde el exterior de este país oyen campanas falsas sobre la tauromaquia (una amiga italiana me dijo que lo que llegaba a Italia de las corridas era que el toro no moría, que sólo le ponían cosas de colores), pues la gente lo veía y echaba propina. Simpático debió caer ese tipo enfundado en un muñeco de torero, que al parecer, según dijo, recaudó una mediana cantidad de euros, para un santuario, según dijo. Y bien: ¿vemos esto serio? ¿Nos vestiríamos en la segunda guerra mundial de nazis haciendo el payasito con el brazo alzado para recibir propinas en latinoamérica, y mandaríamos luego lo recogido a los judíos ocultos en Polonia? Jamás se hizo algo así en la historia humana, en el rosario de sus conflictos y persecuciones y jamás se hará. Pero bajo la excusa de defender a los animales todo cabe, como veremos.

¿Qué ocurrió para que una batalla tan grande como la que generó Okupa Tordesillas -que considero un hito maravilloso en la lucha animalista- se esfumase de la noche a la mañana?

Debemos entender que seguimos hablando de antitaurinismo. En el antitaurinismo podremos ver que hay gente que odie ferozmente a los toreros y viaje a Tordesillas a exponerse, sin embargo no son veganos buena parte de ello.

El peor mal que ha producido merma en el avanzar del movimiento, en multitud, del animalismo en España es que aquello que ha movido siempre y hasta el presente, a más gente, es estar en contra de la tauromaquia.

Podías montar una manifestación contra los toros en las plazas, y venía gente de toda España a tu acto. Sin embargo generabas una protesta vegana, contra el especismo en general, y siempre nos encontramos con poca gente, ínfima en comparación.

El antitaurinismo ha atraído a multitudes, no siempre animalistas, no siempre gente que entendía, o sentía, la moral animalista: la del respeto y defensa de todos los animales.

Por eso ha pasado por etapas muy gloriosas y fuertes, como los aluviones de gente hacia Tordesillas cada septiembre, las manifestaciones en el exterior de las plazas y después los saltos al ruedo; hubo una época en que no había mes en que no se produjesen de tres a cuatro saltos, y de grupos distintos, aquí y en Hispanoamérica. Y protestas continuadas y multidudinarias en escenarios de tortura taurina como Medinaceli o Algemesí. Fue la época caliente del antitaurinismo, el problema: que el antitaurinismo no es, necesariamente, animalismo, no es, lo hemos visto: moral animalista, y sin una estructura firme, un edificio, un muro, cae pronto.

O con nosotros o contra nosotros

Ese vicio, nuevamente, el humano, uno de tantos, fue el que pudrió la raíz de algo que subió tanto y que fue muy efímero, el antitaurinismo como movimiento activo y multitudinario: el vicio de la ausencia de humildad.

Ni en Gladiadores por la paz ni en Vegan Streaker había humildad. Había un deseo de exposición y de aplauso que les llevaba a acumular multas sin sentido, sin sentido porque un acto repetido acaba naturalizándose por la gente, no se actualizaban, ni se reciclaban, no hacían cosas distintas, sencillamente saltaban al ruedo con las camisetas de "su equipo" y hacían su propaganda de vanidades.

Estos grupos consiguieron muchos seguidores incondicionales, que no admitían debate. No admitían que no se podía quedar la lucha en meros saltadores con rótulos en la espalda, que debía convertirse, al fin, en multitudinaria, en las arenas, en las granjas, en los mataderos, multitudes asaltando laboratorios de vivisección, multitudes. Si éramos capaces de arremolinar a nuestro alrededor veintemil incondicionales en las redes, ¿por qué no se dieron pasos realmente revolucionarios?

Creo se desprende la respuesta con facilidad: si son muchos los que ni caben en la foto, no es el "líder" de quien se habla en la nota de prensa. La llegada de "líderes" al animalismo le asestó un golpe mortal en sus más florecientes y prometedores inicios.

Para enhebrar los comienzos del antitaurinismo activo en España, más adelante abordaré el plan "encender la mecha abolicionista en Castellón", que realizamos entre varias activistas hasta acabar en la gran manifestación en Castellón con una escenificación a la altura, la que situó a Castellón en el mapa abolicionista español [también abordaremos el tema éstetica de las acciones más adelante, es primordial]. A la vez será importante que detalle, más adelante, cómo se preparó el llamado "Asedio a Burriana".

Por ahora diré que esos movimientos que emergieron para saltar a los ruedos se convirtieron como lugares de fans, tenían el sí a todo lo que publicasen, vendían -venden- merchandising de "su" grupo.

He tenido que enfrentarme a ordas insensatas ciegas como gente de secta por disentir por situaciones absurdas y lesivas para la lucha, de resultas para los animales, como cuando el "líder" (sí, como suena, y le gustaba que así lo llamasen) de Gladiadores por la paz grabó un vídeo junto a gente de M.A.L. (un grupo constituido por varios racistas y filonazis). Ese vídeo marcó el declive de la lucha masiva, coincidió con el declive. En ese vídeo aparecían Óscar, el "Chatarrero" y algún colega suyo, pidiendo a la gente -activistas- que ese año no fueran a Tordesillas. Que ellos habían ido allí y habían visto que la cosa estaba fea. Como dando a entender que podían haber muertes. Finalmente, quienes sí fueron ellos, porque según dijeron sabían cómo conducirse y lo que pasaba y cómo esquivarlo, algo así. Y ¿qué pasó? Que toda la atención mediática fue para ellos. Porque si bien es cierto que un buen puñado de las activistas más activas y temibles del animalismo -que tengo el gusto de tener aún de amigas- no hicieron, por supuesto, ni caso a estos que se creían los Rambos del animalismo, muchos otros, la mayoría, no fueron. Hubo una gran debacle en las redes sobre la interpretación de ese vídeo pero recuerdo que las activistas más añejas se mofaban de él y decían que irían de todas formas, incluso lo tildaban de machista y de pretencioso. Fue divertido cómo las integrantes de una página feminista realizaron una parodia de esta gente, las posturas que adoptaban en el vídeo, las voces como de soldados en Vietnam, para al final llamarlos machirulos.

Yo había sido amigo en los inicios del "líder" (Óscar) de Gladiadores, pero ese acto fue lo que nos separó definitivamente. Le dije que hicieron el ridículo, que esta lucha es horizontal, que no tiene jefecillos, menos tiranillos, no tiene líderes, la palabra líder es odiosa, es de la sociedad, es del capitalismo, los animales están jodidos porque entre los humanos no paran de aparecer "líderes". Sin embargo, Óscar me dijo que lo que hicieron estuvo bien hecho y que ya era mayorcito -estas fueron sus palabras- para que le dieran lecciones. Le advertí que con lo que veía en su página -gente clamando gracias y aplaudiendo todo sin razonar- y él hablando como un líder de masas, acabaría creando una secta. Me acuerdo que estaba, mientras manteníamos esa conversación, en la terraza de la casa donde vivía por entonces, en Teulada, Alicante. Le dije, como quien cree que puede salvar algo, que la estructura de seguidores y de él dirigiendo todo férreamente, era sectaria y que cuidado, que iba la cosa por mal lugar. Pero allí terminó nuestra amistad, no aceptó mi dardo, o mi mano. Lo tomó como un lanzazo -porque él quería seguir por ese camino y era el único que entendía y a lo que se ve le gustaba, le llenaba; también recuerdo que le sugerí que debía hacerse vegano pues ya estaba resaltando mucho su imagen y si un día le preguntaban sobre ello haría el ridículo, eso me lo tomó en serio. Más tarde discutimos fuertemente cuando Leonardo Anselmi creó un blog por entero para mí, para intentar ridiculizarme, cuando critiqué públicamente su ZOOXXI como no animalista. Pero esta historia la contaré más adelante. Esto entra ya en los grandes males del animalismo actual, el problema Libera!, que fundó Anselmi y otros y otras, que luego se fueron marchando cuando vieron la fumarada rara, y sólo quedó Anselmi, y luego la Fundación Weber, que para tan mal suena entre animalistas de aquí y de hispanoamérica.

Por entonces creé el colectivo Grita, con intención de generar acciones de pocas personas -y si podía ser una sola, mejor, para mostrar la fuerza de la una y del uno- entrando en los lugares de torturas a animales (como los bous al carrer) y sin eludir que estuvieran los animales sino, más al contrario, entrar en dichos lugares con los animales, entre ellos, potenciando el efecto de sorpresa y aturdimiento del público, que no podía creer lo que ocurría. Acciones verdaderamente revolucionarias y vanguardistas. Re-vo-lu-ción o nada. Siempre lo he tenido claro.

Recuerdo que protesté en público respecto a que los saltos al ruedo, si bien inicialmente surtieron su efecto (dejando a un lado que se hicieron con "comodidad" y no auténtico empuje abolicionista), de tantos que se efectuaban, idénticos unos a los otros, ya no valían, porque ni siquiera aparecían en prensa, las cámaras ya se habían acostumbrado a captar cuándo ocurría aquello y sencillamente no lo filmaban, no aparecía, luego no ocurría, no existía. Pero visto esto, lo que hacían los saltadores era introducirse saltador o saltadores en la plaza y en un lado y otro poner gente para fotografiar o filmar los saltos, ya que las teles no recogían dichos actos. En ese entonces le dije a Óscar personalmente que ya no valía aquello, porque además se hacía cuando el toro había sido humillado y asesinado, y dejaba en mal lugar la lucha, algo tan burdo e insensato -irrespetuoso hacia el animal-. Me reconoció que sí, que ya no debían hacerse más saltos, que estaban obsoletos. No obstante con el tiempo vi que siguió y siguió con los saltos. Aunque ni las teles ni los periódicos los reflejasen, ellos mediante las fotos que sus seguidores hacían de ellos, sí los publicaban en sus redes y seguían aumentando seguidores -no aparecía en prensa el hecho, no sucedía por tanto, pero sí en redes-, y aumentaban los likes, y la petición de camisetas y el aumento de adhesiones. Un fenómeno que devino en algo muy similar a lo que le aventuré que ocurriría: una multitud de tarados siguiendo a alguien y que no se interrogan sobre lo que hace ese alguien. Allí, se desdibujan los defendidos, los animales, para dar paso al fenómeno super pop nombrado antes, del todo ajeno a esta lucha, que debe ser fiera, seria y con la cara de los defendidos si es que se levanta alguna bandera, ninguna otra.

He creado más ideas y formas de lucha, solo o junto a otras activistas, pero nadie sabe nada de ello porque consideramos que las mejores ideas deben ser de la gente, si la gente se siente partícipe al 100% de una idea, creativa dentro de esa idea, como lo es una milicia avanzante, sin capitanas ni capitanes, la milicia verde del animalismo, entonces la gente trabaja mejor por los animales. Si he contado acciones que he realizado, en ocasiones, es para que puedan ser repetidas por otras y otros. Siempre que me felicitan por algo, lo que sea en la lucha, digo: sólo soy un obrero, como las demás y los demás, obreros del polen, obreros de un mañana y de la justicia de todos los individuos. Pero no todos entendían la lucha animalista así. El animalismo desde sus inicios se ha convertido en un espacio donde recalar los caracteres histéricos más diversos, los caracteres histriónicos, narcisistas e incluso violentos (también hablaremos de ello). Todo esto propulsor de una ciudad elevada de polvo en pocos meses y con hojas de periódicos, y también de esa misma ciudad llevada por el viento en un segundo.

(NOTA: Continúa el relato la semana que viene. Gracias por leer y compartir. Finalmente estas crónicas configurarán un libro)

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