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Por Ángel Padilla
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La lucha animalista en España: presente y porvenir XIII

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    MALTRATO ANIMAL, USO ANIMAL

    La moral animalista no admite uso alguno de los animales. Por mero sentido común, sencillamente, es injusto. Y quien crea lo contrario, que usar animales por el presunto "bien" de los humanos, que se sitúe mentalmente en la situación de una vida, de una individualidad (animal) que nació destinado a vivir una vida libre y a su antojo, como nacen todas las vidas, para ser vividas libremente, e imagínese siendo atrapado, encerrado, entrenado mediante técnicas violentas, humillantes, para aprender cosas. Capturado, retenido contra la voluntad, para ser utilizado en una tarea hasta el fin de los días. ¿Alguien que esto lee querría eso? Quizá alguno preguntaría ¿cuánto pagan? Nada. Todos se irían corriendo. Y no es broma.

    Pero sí se bromea cuando uno defiende que sea abolida la monta de caballos, con ello, la doma. Cuando se afirma que los perros usados por la policía, en catástrofes, perros entrenados para buscar droga en operaciones contra el narcotráfico, incluso los perros entrenados para ser "los ojos" de un invidente. Condenados a estar al lado de ese ser toda su vida, contra su voluntad.

    Es común que en el animalismo ciertos tratos como estos, que en superficie parecen bucólicos, naif, dulces, sean aceptados y defendidos como que "al menos en estos tratos los animales están bien cuidados y hacen un bien a alguien/es". Estamos, aquí, ante una moral endeble, ante una traición a la vida digna. Ante un beso mortal a la libertad.

    Como digo, ninguno de nosotros querríamos ser condenados a ir de la mano de un invidente, el resto de los años que nos queden de vida, por mucha lástima que nos procure el estado de invidencia, por mucho que nos solidaricemos con personas que no ven el mundo (que nosotros vemos o creemos ver).

    Más allá de toda explicación y justificación, sólo hay una verdad: la vida tuya es tuya. La vida suya, es suya. Utilizar la vida de uno para la vida de otro, sólo se llama de una manera: secuestro, y violencia.

    En muchas ocasiones se ven noticias de la policía de muchos países (esto es mundial) otorgándole una medalla o distinción a tal o cual perro por haberles ayudado en el rescate de personas en un determinado desastre. Tales noticias es fácil ver que son compartidas por gente que dice luchar por los derechos de los animales. Esto es horrendo. Al perro las medallas, como se entenderá perfectamente, les importan tanto como a nosotros comernos una caca, cosa que ellos hacen a veces. Sólo el humano trata al resto de las especies como si les gustase lo que a ellos. Es insólito. Cuando  hacen como que respetan y quieren a un animal, le colocan ornamentos de humanos, en el cuello el pañuelo distintivo de una milicia militar, del equipo de fútbol de un pastor de ovejas (esclavista de animales), incluso   puede la pretendida seria policía ponerle al perro una gorra de policía y echar la foto. Los humanizan cuando hacen como que les son agradecidos y los respetan. Me gustaría saber si ha habido algún caso de animal que en el matadero le han puesto pantalones o una gorra antes de rajarlo de arriba abajo. Cuando hay fiesta y farsa, "eres como nosotros"; cuando vamos a lo que vamos, "a que nos des muchos chuletones", se acabó el festejo de ropas y fotos, se baja el telón y la sangre estalla para todos los lados.

    MONTAR UN CABALLO ES MALTRATO Y VIOLENCIA

    Cuando uno ve un vídeo de un caballo con una persona subida encima de él, y no tiene conciencia animalista alguna, ni conocimiento de cómo se ha llegado a esa situación antinatural, puede llegar a creer que tanto persona como animal son igualmente felices. Muchas personas, absolutamente, creen que ese caballo está en el mejor de los mundos porque es querido y bien cuidado.

    Lo primero que hay que decir es algo que tiene eco en lo dicho antes: un animal que es propiedad de otro, en este caso el humano, sólo tiene una definición: esclavo. Y su uso: esclavitud.

    A partir de ahí, con que sólo se dijese que se acerca uno al campo y llama al caballo a besos y el caballo le sigue a su casa, aún así estaríamos ante un engaño, ante algo antinatural. Porque aún en ese caso de voluntad (imaginaria) del animal de acercarse a la vivienda de la persona que lo llama a besos y cantando, luego tenemos la traición de que esa persona se le sube encima, para desplazarse a lomos del animal.

    Seguimos con las comparaciones y las metáforas: imaginemos que con el calor que está haciendo este verano en que esto escribo, me canso a mitad de camino del supermercado y sin mediar palabra escalo la espalda de un tío grande y me siento en sus hombros, colgándome las piernas sobre su pecho, le agarro del pelo y le digo: "al Charter, vamos, y a la carrera!". (No es necesario decir qué ocurriría posteriormente.) Fuera del humor, si se descubriese que en una aldea alejada de todos los relojes y miradas, alguien se aprovechó durante años de un joven muy alto y fornido, pero con algún tipo de hándicap mental, para trasladarse por el pueblo a hombros del chico, con lo que a los años le ha generado problemas musculoesqueléticos (parecidos a los que padecen los caballos que son montados), esa persona iría a la cárcel por haber vulnerado los derechos de una persona con discapacidad, en la acusación la palabra violencia (también la palabra violación) aparecería muchas veces.

    Montar a caballo es violencia. Es violencia desde el momento de la doma. Es sorprendente descubrir que quienes usan a animales con naturalidad, creyendo que no actúan con violencia sino todo lo contrario, desconocen, o fingen no saber, lo que ha de ocurrir para que un caballo permita que alguien se le monte encima. Ha de haber ocurrido el proceso violento y terrorífico para el animal de la doma. Nadie puede encontrar un caballo salvaje y libre en el valle o montaña e intentar subirse encima, primero porque se iría corriendo el animal, segundo porque si logra subirse encima lanzándose desde un promontorio, el caballo se revolvería sin descanso hasta lanzar al agresor al suelo. Pues eso mismo ocurre en la llamada doma. En síntesis, subirse encima de un caballo con métodos de control y violencia, hasta que éste, de puro cansancio, agotamiento extremo y miedo, declina ofrecer resistencia. Consiste básicamente, y se dice en argot del domar: "romperle el alma". Convertido en un autómata, el caballo irá a donde su ocupante sentado en su sagrado lomo le indique con las riendas, a la izquierda, al frente, detenerse, correr.

    En la web "Acabemos con el especismo", en el apartado "La doma" del artículo "Otras formas de explotación: La equitación", explican: "Para que un caballo sea útil, no sólo basta con utilizar diversas herramientas de control, se le hace pasar por un proceso de doma. La doma es una serie de mecanismos perfeccionados para acostumbrar al caballo a los humanos y transmitir las órdenes del jinete de manera que obedezca. Se suele llevar a cabo en un picadero circular. Se hace con potros más fácilmente pero también con individuos de mayor edad [...]. La forma más generalizada de hacerlo es con la ayuda de otro caballo ya domado. Se va acorralando al caballo mientras huye, hasta que ve que no tiene escapatoria y se va sometiendo. Primero se les da un adiestramiento básico de obediencia: que puede ser doma tradicional o la llamada “doma natural”.

    En el blog "Sostenible. Noticias medioambientales", en un artículo sobre caballos usados, nos dicen: "En muchas ciudades españolas, como Málaga, Sevilla o Córdoba, hay carrozas turísticas en las que se puede dar un paseo por la ciudad obligando a un caballo a tirar del carro. El caballo no lo hace libremente, sino que se le obliga a la fuerza. Ha sido obligado a ser sumiso y obediente por medio de la violencia, empleando siempre maltrato animal. Si un animal no es sumiso, se descarta y se sacrifica para emplearlo como carne."

    En el mismo artículo, Pepe Galindo concluye -llegamos aquí a las herramientas de tortura usadas para que un caballo asuma las órdenes de un jinete-: "Para dominar a los caballos, doblegarlos y entrenarlos se usan elementos de maltrato: alambres de púas, fustas o látigos con descarga eléctrica, espuelas, serretas (pieza metálica con púas que se coloca sobre el morro del caballo)… pero la herramienta esencial de sumisión es el bocado, una pieza metálica que se coloca en la boca del animal y que le provoca dolor cuando el jinete tira de las bridas. Es ese dolor el que obliga al caballo a obedecer, a ir hacia adelante, hacia atrás o a girar. Los caballos están asustados y obedecen por el miedo infringido durante largas sesiones de entrenamiento."

    ¿Cómo podemos soportar que se diga que un caballo que alguien monta es feliz, un caballo que se pasa largas horas aburrido en un establo hasta que le da la gana o le apetece a "su dueño" (su captor, su verdugo) a darse un paseo encima de él, y mediante instrucciones dadas a estirones del bocado, ese hierro que le causa un dolor espantoso en la boca, confluye el falseado "ufano" paseo?

    La silla que le colocan al caballo puede pesar hasta 12 kilos, sumándole el peso del jinete, imaginemos...

    En la web Equinvest, un espacio para quienes desean, graciosamente, esclavizar caballos, no dudan en mostrar la escabechina que se produce en el pobre caballo por producirle algo tan antinatura como la monta; en el apartado "Principales patologías" nos cuentan: "Entre las principales lesiones que afectan al dorso del caballo identificamos: Lesiones óseas: como la rotura de la apófisis espinosa, que provocan a su vez una inflamación del ligamento interespinoso. Espondilosis y procesos degenerativos en articulaciones intervertebrales. Lesiones musculares: como atrofias, dolores (mialgia), desgarros o contusiones de la musculatura.

    »Las atrofias musculares pueden derivar de varias causas. [...] Por su parte, el dolor crónico del dorso provoca una rigidez y espasmo general de toda la columna que se conoce como “dorso en tabla”, el cual limita la flexibilidad de la columna. Este síntoma es uno de los más comunes cuando hay un problema en el dorso."

    ESCLAVITUD ANIMAL

    Cuando hablamos de derechos de los animales no hablamos de que se les deje de "maltratar" (ese verbo, maltratar, es el más usado por los animalistas, es un error de hondura grave usarlo), hablamos de que se les deje en paz, abogamos por que no sean usados. Como nosotros no queremos ser usados.

    Hay un "uso" de los humanos que sí permitimos, se llama trabajo, y está remunerado. Las dos partes convergen volitivamente; empleador y empleado. Los animales no trabajan. Como los niños no trabajan. Aunque esto es falso como vemos en todas las partes del mundo. Y cuando animales y niños trabajan, ni siquiera cobran sueldo.

    Pero lo importante aquí, lejos la ironía del sueldo, es que, concluyendo, los defensores de los animales luchamos contra el uso de estos en cualquier caso, no aceptando ningún uso, ninguno.

    Uso es en sí mismo maltrato. Hay usos que no aparentar ser maltratos. Por eso es tan peligroso y resulta inaceptable usar tan ligera y regularmente la palabra maltrato para definir los usos que los humanos ejercen en los animales. Porque cada persona entiende que hay maltrato en determinados usos de animales y en otros no. Y la discusión de lo que es maltrato siempre es eterna, porque el humano es muy cínico, hipócrita y mentiroso. Por ello es esencial estar en contra de todo uso animal, luchar por la abolición del concepto de propiedad y nombrar más a menudo la palabra esclavitud, pues de eso hablamos cuando nos enfrentamos a cualquier relación de cercanía que observemos entre animales y humanos. Reos, rehenes, juguetes usados a la voluntad del dominador.

    Esta es otra falla del pensamiento animalista español, y supongo que mundial. Todavía no saber por qué se lucha, que tenemos un objetivo común. Porque si entre nosotros mismos no nos ponemos de acuerdo en el punto medular: que buscamos el fin de todo uso, la cosa va mal. Hasta que de base no busquemos iguales fines, no podemos arrancar en un bloque fuerte.

    Para el animalismo hay, aunque parezca horrendo e inexplicable, víctimas más invisibilizadas y menos nombradas que otras. Como ejemplo tomemos la tauromaquia, todos hablan del toro pero pocos hablan de los males del caballo del picador, que en las consignas de liberación del toro y contra su maltrato, ese viejo caballo dolorido y con las cuerdas vocales cortadas (para que no relinche de puro miedo en la plaza, eso "molestaría" a la estética sonora del "arte" de la lidia), al que le tapan los ojos, para que no se espante y muera de un ataque al corazón, y sin poder ver huele y siente al toro, un animal con el que en el campo no tendría problema alguno, cada uno iría por su lado, en cambio cercados ambos en una situación de violencia y pavor, la de la mal llamada "lidia", todo es carnicería. El peto actual que se les coloca a los caballos del picador, oculta y palia los daños que con las astas le produce el toro, que antaño, el caballo sin peto, las tripas le acababan colgando por los agujeros abiertos por los cuernos. El peto se comenzó a usar no para proteger al caballo, sino porque se pensó que resultaba demasiado poco estético ver tripas colgando en todas las corridas, porque así era.

    Y hay más, ¿alguien nombra el trabajo forzoso y tristísimo de las mulas de arrastre que aparecen al final de cada carnicería taurina? Son animales que arrastran por la arena el cuerpo del toro muerto, muchas veces todavía aún estertorando el toro, es común que el animal sea conducido al desolladero todavía respirando, como un cristo del campo atravesado de lanzas. Esas mulas han de ejercer un "oficio" de lo más patético. ¿No es este, lo diremos definitivamente, un verdadero infierno completo y total para los animales? ¿En qué momento de toda esta historia el ser humano puede creerse un ser bueno?

    El peto, la venda en los ojos, las cuerdas bocales cortadas, ese silencio de un caballo horrorizado... es el mismo silencio del caballo despavorido -y sin poder gritar su miedo- siendo montado por personas, en un acto de los más indignos que se pueden ver bajo la luz del sol en esta tierra.

    PARA COLMO: NIÑOS PINTANDO SOBRE CABALLOS

    Cerrando estaba esta parte del rodar por la historia del animalismo español, sobre sus hechos, sobre su nacimiento, su presente y lo que se vislumbra cerca y lejos, cuando me llega una noticia de un hecho que ha causado estupor en las redes, hecho que según recuerdo se ha producido ya muchas veces y ha sido denunciado en algunas, en otras no tengo constancia: se trata de algún centro de estudios que acerca a los niños a la tarea "artística" de pintar de colores un caballo. Como suena. En este caso han pintado un caballo blanco. En el Diario de Sevilla, con nota del 12 de julio de 2021, firmada por Ángela Arrollo Contreras, se nos cuenta que "Las redes sociales arden desde este domingo 11 de julio tras la divulgación de unas imágenes que han provocado la indignación entre miles de usuarios de Tik Tok e Instagram. En ellas se puede ver cómo un grupo de niños hacen "manualidades" en el cuerpo de un caballo blanco mientras que una de las monitoras también lo pinta y otra lo graba con el móvil y lo sube a Tik Tok. La mirada del caballo lo dice de todo y muchos ya piden el cierre del centro."

    Aunque no se ha asegurado qué centro es el que ha realizado tal aberración antieducativa y especista, se sabe que es un centro de Murcia, concretamente todo apunta a que el hecho se ha producido en el Club de Hípica Vibeca. Donde por lo visto es común ofrecer "este paquete de entretenimiento" con sus caballos martirizados y secuestrados, aquí para que los niños se conviertan de mayores en psicópatas.

    Prosigue en la nota del Diario de Sevilla, Ángela Arrollo: "Al parecer, el centro habría impartido para los niños un "cursillo de verano" en el que se encontraban algunas prácticas como "pintar a caballos". Los usuarios, indignados, piensan que este tipo de actividades deberían hacerse en un lienzo o un muro, pero no en la piel de un ser sintiente. Además, opinan que "con este tipo de educación entenderán que los animales son cosas a las que se les puede hacer todo lo que ellos quieran, porque ellos un día pintaron un caballo y a sus padres les pareció bien".

    Decididamente, concluyo, hemos de trabajar más quienes luchamos por los animales en el concepto de uso, que en el de maltrato. En un juicio, es más que probable que un juez absolviese a quien tuvo la "brillante" idea de conducir a esos niños a ese lugar donde se humilla tan gélidamente a los caballos, por considerar -ya que no se atiende todavía al umbral psicológico del maltrato animal- que no ha habido maltrato. El juez preguntaría si las pinturas han sido retiradas de la piel del animal, y si le han procurado lesiones. Si todo es correcto y no se observan lesiones en la piel del caballo, la acusación se vería sobreseída.

    Sin embargo me atrevo a decir que este acto de que un grupo de niños pinte un caballo blanco a su gusto de colores, es tan horroroso como una corrida de toros, o como que maten a animales para una alimentación descabellada y atroz. Cuando se desangra el cuerpo, el cuerpo muere; pero el alma también se desangra, y se parte en dos, y puede llegar a morirse, a caer en un limbo psicótico, sólo hay que mirar los ojos de los animales, para saber su estado, dónde están ellos, dónde su corazón.

    He preguntado en las redes a la gente qué les parece montar a caballo. Como es natural, como la gente que ronda mis perfiles suele ser animalista, la mayoría han contestado que es una aberración. Interesa, no obstante, ofrecer algún testimonio por su contenido. Salvador Jodar Rivas dice: "Estoy en contra ya que es evidente que el caballo no tiene ni voz ni voto y no creo que le guste mucho cargar con nosotros." Cristina García Rodríguez, que es profesora de educación infantil, dice estar en contra del uso de caballos: "Qué desgracia tienen". Laia CM dice que "es una explotación, maltrato y abuso hacia ellos. Cuando la gente que monta habla de lo bien cuidados que los tienen bla bla bla no es nada mas que el ego humano y la satisfacción de su propio beneficio, no es real "el amor" que sienten por ellos. Es un "amor" interesado". He encontrado entre los comentarios algunos nombres de conocidos en ciertas áreas. El experto en música Pep Alie Otto dice: A mí me encantaba. Lo adoraba. He pasado veranos con excursiones a caballo. Siempre la misma yegua, una hispano-árabe llamada Lluna, preciosa. Había tenido largas conversaciones con ella, y siempre las terminábamos dándonos unos cabezazos suaves. Cuando murió, dejé de montar a caballo." La bióloga y activista Rosa Más dice: "Los equinos en general son animales gregarios, fuertemente dependientes de su manada, en la que establecen complejas relaciones sociales. La domesticación perjudica incluso su desarrollo evolutivo porque potencia las características que benefician al ser humano, como la docilidad, en detrimento de las que les son connaturales para desarrollarse y evolucionar como individuos y como especie. Tanto necesitan a su grupo que hay refugios y santuarios exclusivos para equinos, así que domarlos ya es una tremenda crueldad." El poeta anarquista Fernando Barbero expone: "No creo que a ningún caballo le guste llevar encima un peso adicional; por no hablar del bocado, las espuelas, la silla y las cinchas con las que el jinete maneja al animal, utilizando el dolor para dominar. Los caballos, como el resto de los animales, deben vivir en libertad."

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