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Por J. P. Enrique
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Hace bien Holanda/ Un país sin republicanos

    El virus se cebó con Italia y  ese país se vió desbordado y pidió ayuda a los socios europeos.  Los socios estaban en ese momento -hay que entenderlo- muy preocupados por si la pandemia les llegaba a ellos y prefirieron ayudarse a sí mismos buscando por su cuenta mascarillas, respiradores y trajes para sus médicos. Entonces Italia recurrió a pedir ayuda a Cuba y  el país caribeño les mandó un batallón de médicos especialistas en enfermedades víricas. También pidió ayuda a China y desde allí les mandaron un avión con material e hizo lo mismo Rusia  prestando ayuda.

    Superado el momento más duro de la crisis a todos nos explicaron que aquellas ayudas  en médicos y material eran  pura propaganda.

    España, también en el peor momento pidió ayuda a la OTAN y de todo el arco europeo entre Turquía y algunos pequeños países logaron reunir un lote de material y ahora acabo de leer una entrevista al Secretario General de la Organización Atlántica que  aquel gesto no era propaganda.  Fue  ayuda solidaria.

    En estos momentos estamos a las puertas de un acuerdo europeo (con volúmenes a la baja) por el que se negocia dar ayudas y préstamos a los países que más han sufrido con el covid19.

    En la negociación, los países más ricos encabezados por Holanda dicen que ellos sí quieren ser solidarios pero que la solución  tienen que encontrarla los países más perjudicados en su propia casa.

    Dentro de España el gobierno lo entiende y asume que debe ajustar sus cuentas y que ante las negras previsiones debe realizar un presupuesto cuadrando lo mejor posible ingresos y gastos, y que el gobierno, para no tener que reducir demasiado la atención social se dispone a aumentar los ingresos por la vía de incrementar el impuesto del IRPF a quienes ingresan más de 150.000 euros; se propone a imponer un impuesto a las grandes compañías tecnológicas para que paguen un poco más del 0,005% que pagan actualmente y se propone que paguen algo más los bancos que tantas ayudas recibieron en la crisis del 2008.

    Al conocer todo esto llega el primer ministro de Holanda, Mark Rutte (un país que es de hecho medio paraíso fiscal) del “Partido Popular por la Libertad y la Democracia” ( ¿Libertad y democracia? ¿Para todos? ), con su sonrisa amable y dice que así no se hacen las cuentas y que no deben aumentarse los impuestos a las multinacionales y que tampoco hay que incrementar el IRPF a los más ricos, que lo que hay que hacer es reducir (él con lenguaje fino lo llama reestructurar) las pensiones y los salarios. Piensa también este sabio que  habría que incrementar es el IVA y  que así paguen todos por igual ricos y pobres. Sin discriminar a nadie. El IVA es un impuesto justo que grava al que consume independientemente de su poder adquisitivo.

    Él, en su formación universitaria ha aprendido  que las grandes empresas que tributan al 0,005% no deben soportar más cargas porque crean muchos empleos. Razona, también el ministro de alta formación que un empresario no tiene por qué soportar el coste de un trabajador que no trabaja a causa de una grave enfermedad y que tiene derecho a despedirlo para quitar cargas a la empresa. Razona que las pensiones deben de retrasarse y reducirse voluntariamente para que no nos pase como a los griegos que se enfrentaron a Europa y Europa fue a por ellos para que cundiera el ejemplo y asustar a la vez a los países que en el futuro pudieran ocurrírseles rebelarse contra medidas de austeridad, de “ortodoxia económica”, unas medidas que pretenden que primero  se pague a los acreedores y que se ahorre reduciendo salarios y recortando en pensiones. Luego si queda algo que se paguen subsidios y que coman,  porque lo primero es pagar a los que compraron deuda a elevados intereses  porque son inversores.

    La economía tiene sus reglas y hay que respetarlas, unas reglas de orden natural, sagradas, que dicen que hay que bajar los impuestos a los que más ganan y hay que dejarse de sopas bobas a aquellos que les fue mal que no son más que vagos a los que les gusta ir a por comida a organizaciones sociales y a rebuscar en los contenedores. Son las reglas de oro del mercado. Son las reglas de la libertad. Hay que entenderlo.

    Aquí y en todas partes muchos lo entienden muy bien y apoyan lo que dice el ministro holandés de sonrisa amable repitiendo argumentos que hablan de libertad, de bajar los impuestos para favorecer la inversión, de, de … Demasiados lo entienden pero yo no. Tendrían que explicármelo mejor.

    UN PAÍS SIN REPUBLICANOS

    De pequeños solíamos decir al jugar a perseguirnos “açò es barrera” y con esa frase indicábamos que en ese punto éramos intocables. El rey también lo es  y su barrera es una Constitución que le coloca por encima de las leyes.

    Con ese privilegio Juan Carlos I, todo apunta a que se llevó sustanciosas comisiones  en dinero negro que repartía, tras contarlos con una maquinita en su palacio.  Con la ley en la mano tenía derecho a hacerlo y Hacienda no puede inmiscuirse en ese posible delito.

    La ley no es igual para todos como decía el monarca cuando un juez le hincó el diente a su yerno, y él estando por encima de la ley ha podido cometer delitos muy graves (añado presuntamente, pero recalco que muy presuntamente), entonces puede cometer los delitos que quiera. Tras los fiscales podrían venir los civiles  ¿Por qué no? El rey, amparándose en su inmunidad, podría citar a los republicanos en las plazas de todos los pueblos de España y con una ametralladora mandarlos a todos al otro mundo. Sería un trabajo duro, pero en este país quedarían solo monárquicos y el rey no tendría que dar explicaciones (¿dije explicaciones?) y recibiría entusiastas aplausos allí donde fuera.

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