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Por Santiago Ríos
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Diners bons i diners roïns

    Al estallar la Guerra Civil,  en julio de 1936, cuatro eran las entidades bancarias que había en nuestra ciudad. Los Bancos de Burriana, Vizcaya y Español de Crédito, ambos en la plaza del Capitán Galán (El Plà) y el Banco de Valencia en la calle Cervantes. También la Caja Rural de Crédito de la Cooperativa de San José, dentro de las limitaciones que tenía impuestas por el Banco de España, ejercía las funciones llamémosle bancarias, con sus socios cooperativistas.

    Al quedar Burriana en zona republicana, el papel moneda de curso legal, emitido en 1935 que había sido impreso en Inglaterra por la firma Bradbury, Wilkinson & Cº, era el que mediante las operaciones de imposición y reintegro, circulaba entre clientes y entidades. Posteriormente, se añadirían a ellos la emisión de Burgos del 22 de octubre de 1937, impresa en Milán (Italia) por la firma Coen & C.Banconote y la de Burriana que emitió el Consejo Municipal el 1 de diciembre de 1937, impresa por Gráficas Fernández de Vinaroz.



    Tras la voladura de la torre campanario, a las 4 horas de la madrugada del día 5 de julio de 1938, por la 203 Brigada del Ejército Republicano, a las órdenes de un dinamitero mejicano, que hacía estallar 32 cajas de dinamita y la posterior entrada de las fuerzas nacionales, lo que se denominó como la liberación de Burriana, las familias que se habían distribuido por las alquerías de nuestro término, regresaron a la ciudad. El día 7 del mismo mes, se reunía en el Ayuntamiento una Comisión Gestora Provisional presidida por Juan Feliu Urios que sería la encargada de iniciar las tareas de reconstrucción de los servicios públicos, con el deseo de que todo volviera a una aparente normalidad.

    El proceso era lento, aunque paso a paso, la ciudad iba cambiando. Los bancos volvieron a abrir sus puertas, así como la Caja Rural, pero el dinero que había en sus cajas fuertes, no tenía ningún valor, “eren diners roïns”, ya que cada zona tenía sus propias emisiones. D. José Marco Roig y D. José Gual Sales, contable y cajero respectivamente de la Caja, eran los únicos empleados que tenían que afrontar la demanda de los clientes, así como el gerente D. Ramón José García Tejedo.

    La entidad que había fundado mossén Joaquín Balaguer Martinavarro, párroco de la Iglesia del Salvador, poseedor de la cartilla nº 1, tenía que dar una solución rápida y satisfactoria y así lo hizo, de tal modo que fue la primera que pudo entregar “diners bons” a sus socios cooperativistas.
    La cartilla nº 2 pertenecía a mossén José Luis Adell García, vicario parroquial y la nº 3 a D. Bautista Ríos Granell.


    Como resulta que este último tenía pendiente de liquidar, unos envíos de naranja de 1936, su primo y representante en Liverpool, D. Bautista Ríos Enrique que le “pilló” el 18 de julio en Inglaterra, conocedor de la situación en que se encontraba nuestra ciudad, se desplazó al Banco de Vizcaya de San Sebastián y efectuó un ingreso en libras esterlinas que al cambio suponía unas 100.000 ptas. , para que las hicieran seguir a la oficina de Burriana. Cuando llegaron (desconozco el método operativo de la época), fueron retiradas e ingresadas en la Caja Rural.

    También D. Vicente Ríos Enrique y D. José Vicent Mingarro, se adhirieron a la iniciativa y aportaron otras cantidades que habían podido reunir, con las cuales se empezaron a conceder las primeras ayudas a los afectados. Esta actuación solidaria, supuso un incremento importantísimo de clientes que de las otras entidades pasaron sus cuentas a la Caja Rural, convirtiéndola hasta la fecha, en la más importante del municipio.


    Manuel Ríos Martínez, Bautista Ríos Granell, Mr. Howllols y Bautista Ríos Enrique)


    Bautista Ríos Granell, era mi padre y nunca nos contó esta historia a nadie de la familia. Fue D. José Rubert, estimado conversador que le acompañaba en el camión que llevaba víveres y munición al frente republicano, meses antes de fallecer, me la contó a mí y D. José Marco que estaba casado con una prima hermana de mi padre y que por las tardes ejercía de oficinista de su despacho, se la contó a uno de mis hermanos.

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    comentarios 6 comentarios
    PACO VENTURA
    PACO VENTURA
    09/10/2008 05:10
    Perquè t'en amoïnes?

    ¡Hola, Santiago! Perqué t'en amoïnes si et dieun que t'has lluït? Perqué trates de justifcar-te? De qué? Deixau correr. També en l'actualitat, es segueix dient que per on pasava el cavall d'Atila ja no creixía l'herba, i jo em pregunte: Aixó sería abans, no? Perque el que es ara, no cal que pase el cavall d'Atila, ni el del "sucrenyet", per fer-o tot "favó" o "terra blanca", encara que, tal vegada este cavall, pasara en el seu temps per el que es ara el desert del Sahara i vullga recordar-se eixe event. Vols aclarir-meu, Santiago? En quan a zaPAteRO et diré que deu tindre asumit, tant el PARO, com el estar sempre de "Rodriguez". No, Santiago? Per favor, disliu tu a Cuquet Filaner ¡Vale!

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