Menos ocurrencias y más trabajar para salir de la crisis
El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Burriana de PSOE y COMPROMÍS, liderado por la alcaldesa Maria Josep Safont, nos ha sorprendido esta semana con una noticia que, en el momento de aparecer en las redes sociales, parecía sonar a broma.
Y es que, nada más aparecer el cartel de los actos que se publicitaban, dentro de las llamadas Fiestas de Septiembre de 2020, que no de la Misericordia, las diferentes redes sociales comenzaban a echar humo, puesto que casi nadie entendía, ni entiende, el por qué de esas celebraciones en un momento tan delicado de la pandemia como el actual. El malestar en esas mismas redes sociales sigue siendo muy evidente, estando en la actualidad desbordadas de comentarios en contra de esta decisión municipal.
Pocos llegan a entender cómo nuestro consistorio, en una población que ha sufrido tanto desde el pasado mes de marzo y del que incluso alguien se atrevió hasta a citarla como el foco del virus en la provincia, se compromete a celebrar eventos multitudinarios para 800 personas, con los problemas sanitarios que ello podría comportar, por más medidas de protección que se pretendan adoptar.
Todavía se entiende menos esta decisión, si valoramos, entre otras del mismo estilo, no ya solo la orden de no abrir los casales de las peñas, bastante lógica si se vislumbra la foto actual de la situación sanitaria, sino también la prohibición de abrir las instalaciones deportivas al aire libre, donde no suelen acudir ni la mitad de esas 800 personas, o la medida de trasladar por seguridad el mercado de los martes a la zona de Novenes de Calatrava, con el perjuicio evidente a muchos ciudadanos y a los comercios del centro por la pérdida de clientes.
También es muy curioso que esta medida no sea consecuencia de ninguna petición de colectivo festero alguno, ya que, a estas alturas, casi todo el mundo entiende la gravedad de la evolución de la pandemia y sus nefastas consecuencias si en Burriana volviéramos desgraciadamente a las andadas. En todo caso, una decisión como ésta tendría que haberse adoptado escuchando a todos los colectivos previamente, oposición incluida, para ser tomada desde el consenso, como el que debería de concurrir en todas las decisiones que afectan tan directamente a los ciudadanos y que, una vez tras otra, acabamos siempre echando en falta.
Es paradójica también la situación cuando echamos la vista atrás, ya que en años anteriores, a pesar de las reiteradas demandas de algunos de estos colectivos, los conciertos no aparecían por ninguna parte o los grupos contratados finalmente no tenían el nivel esperado. Ante esa ausencia, hubo algún año que hasta algún empresario muy animoso se ofreció a costear, y costeó, algunas de esas actuaciones musicales, ante la falta de dinero en las arcas municipales, justificación muy manida por la concejalía de turno.
No queremos pensar que este año, en cambio, se plantean desde el gobierno municipal conciertos y actuaciones de cierto nivel porque se disponga de recursos más holgados, ante la imposibilidad de que muchos gastos se puedan hacer efectivos, precisamente a consecuencia de la pandemia, cuando los ingresos son los mismos de años anteriores. Ello sería de una miopía política sin precedentes, más aún cuando en localidades cercanas todos estos recursos no empleados se han destinado a combatir los efectos del virus, con más mascarillas, más PCR, más medidas de limpieza en las calles, etc.
Nos intentan vender desde el gobierno municipal que los actos programados en estas Fiestas de Septiembre, pseudofiestas de la Misericordia o como se quieran llamar, son los mismos que ya han realizado otras ciudades como Valencia o Castellón, esta última dentro del festival Mar de Sons de este verano, con mucho éxito, por cierto. Pero, lo que se olvida, siendo ésta la clave de todo, es que esos festivales se programaron con la desescalada de finales de junio, no con la situación actual de recaída evidente de contagios y el consecuente aviso de las autoridades sanitarias de mantener al máximo la prudencia. De hecho, sin ir más lejos, las actuaciones programadas en el Recinto de Ferias y Mercados en Castellón para el día 4 de octubre próximo, han sido aplazados por la organización indicando literalmente: la situación actual dista de lo esperado hace unos meses y es por ello que procedemos a su aplazamiento al año que viene, ya que creemos que no se cumplen en absoluto las condiciones para poder llevar a cabo el festival con las medidas de seguridad mínimas para evitar rebrotes.
Más les valdría a los miembros del gobierno municipal mirarse en el espejo de municipios del entorno y dejarse de “ideas geniales”, como la aquí comentada o la de hace unas semanas de solicitar unos nuevos accesos al Puerto desde la autopista y, en lugar de ello, emplearse de veras en definir una estrategia potente para la salida de la crisis en la que estamos inmersos, una vez demostrada la inutilidad de las escasas medidas paliativas aprobadas hace unos meses en ayudas a familias, comercios, autónomos y empresas. Ya sería el colmo, y no debemos de estar muy desencaminados, que el cómputo total de estas ayudas, que tanta falta siguen haciendo, sea al final menor que los recursos dedicados a estas no fiestas.
Más les valdría al equipo de gobierno de nuestra ciudad dejarse de ocurrencias que no nos llevan a ninguna parte y, en cambio, ponerse a trabajar para que podamos salir cuanto antes de esta maldita crisis. Muchos ciudadanos lo seguimos esperando.
