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Por Miguel Ángel Bodí
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¿Por qué cuesta tanto resolver los problemas pendientes?

    Los ciudadanos de a pie estamos muy habituados a escuchar  casi todos los días las promesas de nuestros políticos,  muchas de las cuales  tardan más tiempo del esperado en hacerse realidad, si es que al final se cumplen, ya que otras veces  pasan directamente al buzón del olvido.

    Esto, que ocurre en todos los ámbitos de la actividad política, sea estatal, autonómica o local, nos afecta más directamente en este último caso,  cuando  las  promesas  deben de servir  para solucionar los problemas de nuestro municipio.

    Hace unos días, buscando información para el programa de debate en Burriana TeVe, me tropecé  con una noticia publicada ya hace años en la prensa provincial  respecto de la urgente necesidad de construir una pasarela fija en el Clot de la Mare de Deu.

    La noticia, del ya desaparecido  CASTELLON DIARIO,  del jueves 15 de febrero de 1996 (han pasado ya muchos inviernos) tenía como titular “Se restauró la pasarela que une el Grao con la zona de les Terrasses”. Bajo la foto, del concejal trabajando en su despacho, rezaba el epígrafe “Juan Sorolla, regidor de vía pública:  la pasarela no es la solución, pero de momento no hay otra”.

    Es muy curioso y muy descorazonador que “solo” 25 años después, no es que no haya otra solución, sino que la pasarela  siga desapareciendo repetidamente,  incluso con lluvias no muy intensas, unas tres o cuatro veces al año desde 2010. Por aquel entonces se construyó a hurtadillas, sin  casi trascender ante la opinión pública de nuestra ciudad, el canal que vierte las aguas pluviales de la zona sureste de Vila-real y que desemboca en el río Ana a la altura de la Bota.  Antes de esa fecha también se solía  destruir la pasarela en episodios de lluvia torrencial, aunque solo una vez cada dos o tres años, en casos muy extraordinarios.

    Este problema no es solo achacable, por supuesto,  a nuestro equipo de gobierno, ya que los anteriores tampoco han dado con la tecla adecuada para solucionarlo, pero ello no quita que sea el único que  por ahora  puede  cumplir la promesa que lleva haciendo desde hace unos 5 años para  que al final vea la luz la pasarela fija que conecte  permanente  ambos márgenes del río, evitando estar al albur de riadas o tempestades.

    En el último Pleno, la oposición, interesándose en la cuestión,  recibió por respuesta que se estaba pendiente de los permisos de otras administraciones y que cuando se tuvieran se contrataría el proyecto definitivo.

    Con un poco de suerte, pues, la tan ansiada pasarela fija  tardará en ver la luz  un par de años todavía, como si no fuera bastante más de un cuarto de siglo esperando la solución definitiva.

    Los avatares que ha soportado esta obra son solo un ejemplo de la escasa capacidad de  nuestros gobernantes en pasar de las promesas a los hechos, aunque existen muchos  más casos similares, como el famoso Tornillo de Arquímedes en la Serratella, que con el fin de  evitar las inundaciones en la zona, se está prometiendo desde hace unos 4 años; el cerrado Museo de la Naranja hace ya casi dos lustros y que cada fin de año es la promesa para cumplir al siguiente; la torre de la Avenida Argila, que lleva la friolera de 10 años en medio de una amplia avenida y  que sigue provocado numerosos accidentes; el proyecto de la Remodelación del Plá que, como los ojos del Guadiana, aparece y desaparece de la opinión pública desde hace  casi 30 años. También  otros temas siguen pendientes, como el Plan Especial de la Serratella, la remodelación urbanística de los aledaños a la zona del Puerto o la solución al descampado permanente del Arenal, que se lleva la palma, puesto que forma parte del debate ciudadano desde hace más de 50 años.

    Ante estas situaciones, cabe preguntarse quién o quienes fallan, ¿si la falta de un sector asociativo fuerte que sea mucho más exigente?, ¿otras administraciones que tienen que validar los permisos o apoyar económicamente, pero que tardan una eternidad en decidir?, ¿o los responsables municipales de turno que no se quitan la pasta de las manos, a los que se les van pasando los días y las noches sin cumplir sus promesas?

    No voy a ser yo quién responda,  prefiero ser dueño de mis silencios, aunque sí que me voy a atrever a dar unos  humildes consejos al actual equipo de gobierno: que se esfuercen mucho más en pasar de las promesas a los hechos, ya que con solo anunciarlas no es suficiente, hay que cumplirlas; que se apoyen, tanto dentro como fuera de la ciudad,   en quienes les pueden prestar su ayuda desinteresada  en conseguir esos objetivos, que salgan de la zona de confort en la que se encuentran y que busquen el consenso en sus acciones, dejando la soberbia de lado, que es muy mala consejera, ya que si saben aprovechar las ideas y esfuerzos que cualquier persona, asociación, foro  o grupo les pueda aportar para mejorar la ciudad, aunque no sea de su “cuerda”, seguro que toda  Burriana se beneficiará.

    Quedan todavía dos años en esta legislatura, en los que hay tiempo para  dar soluciones a los numerosos problemas enquistados en la ciudad, aunque los días pasan muy deprisa y, de un abrir y cerrar de ojos, nos podremos ver en otra campaña electoral, con las habituales promesas, que no realidades, por cumplir.

    Aplíquense en la tarea, aprovechen mejor  tanto los abundantes recursos de que  disponen y pueden disponer, implíquense al máximo en el cumplimiento de sus compromisos electorales y resuelvan los muchos problemas pendientes, no se queden  solo en la gestión del  día a día, que también, porque esto es muy poco para lo mucho que Burriana necesita.

     Mucho ánimo en el empeño.

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