El Arenal no se merece esto

Después de la entrevista del martes pasado en la televisión local del concejal de urbanismo sobre el Proyecto que se pretende ejecutar en el Arenal, tras más de 50 años esperando una solución en “la vajilla de plata” de nuestra ciudad, como definió en su día el arquitecto Alejandro Escribano, redactor del PGOU de 1995, no cabe duda de que Burriana y el Arenal se merecen mucho más de lo que ofrece este equipo de gobierno.

La primera impresión al escuchar las explicaciones, las primeras después de casi un año en el que llevan prometiendo actuaciones en la zona, es que no se sabe muy bien qué es lo que se quiere realizar y cómo se ha de llevar acabo.

Es verdad que se ha sacado recientemente a concurso la redacción de un proyecto constructivo, pero también lo es que solo desarrolla un escaso 25% del Arenal, dejando sin definir el restante 75%. Y esto ocurre porque se les ha tirado el tiempo encima, ya estamos en la parte final de dos legislaturas y algo hay que vender en el Arenal de cara a la próxima campaña electoral. Alguien del equipo de gobierno tenía que haber pensado cuando entraron en 2016, que forzando la anulación del Plan Parcial del Parque del Arenal que presentó el PP en 2012, se tendría que haber iniciado en ese momento la preparación de un nuevo Plan Especial que acogiera los usos y ordenación que, solo ahora, muchos años después, se pretenden cambiar.

El Plan Especial de 2012 puede que no fuese el mejor ni que esté adaptado al momento actual, ya que contemplaba una marina deportiva que incluía parte del Puerto ocupado ahora por la explanada del festival y también por los terrenos del Arenal aledaños con el grupo Roger de Flor, que incluso se tenía que trasladar. Este Plan Especial se correspondía con la modificación nº 31 del PGOU aprobada en 2011, que definía con detalle los usos hoteleros, deportivos y sociales en esos terrenos, y que contemplaba rebajar en mucho los 70.000 m2 de techo residencial y terciario del inicial PGOU de 1995, dejando el aprovechamiento urbanístico en menos de 40.000m2 de uso solo terciario y comercial.

Lo que ahora se propone es solo una solución provisional (sí, han leído bien, SOLUCION PROVISIONAL) porque se desarrolla someramente en una superficie de 65.000m2 y con máximo detalle solo en 8.000m2, de los 237.000m2 totales. Y esta solución se pretende proyectar sin la ordenación urbanística que la sustente, puesto que se basa en un planeamiento que se pretende modificar, según palabras del mismo concejal. Lo que a ningún particular o empresa se le habría consentido, construir fuera del planeamiento urbanístico vigente, el propio Ayuntamiento se lo aplica para él sin asomo de vergüenza alguna.

Del resto de superficie hasta los 237.000 m2 poco se sabe, salvo que el equipo técnico contratado para presentar un estudio global de la zona ha presentado una documentación que se ha estado ocultando a la opinión pública y al resto de partidos desde el mes de noviembre de 2021 y que solo ha salido a la luz con la publicación de la contratación de la redacción del “miniproyecto” antes reseñado. De la lectura de este documento, se extraen muy pocas conclusiones, puesto que el diseño de lo que se pretende realizar es muy genérico y su definición deja mucho que desear, ni se detallan los usos, ni se definen con detalle los viales, ni la zona verde, ni los usos deportivos, ni tan siquiera los m2 edificables de los comercios, merenderos, chiringuitos o restaurantes que se proponen vagamente. Tan solo se conoce, y tampoco queda muy claro, que se han eliminado los usos terciarios hoteleros.

Dice el concejal que esta solución “muy estudiada” es el resultado de una numerosa participación ciudadana. Pero lo que se calla es que esta participación se ha saltado todas las reglas establecidas y se dejado al azar de las personas que querían intervenir o que como amigos han invitado, tanto de quien contestaba una simplona encuesta en la página web como de quien ha querido servirse de “la mesa y las dos sillas” que se exigieron al adjudicatario en el pliego de contratación “durante dos mercados del martes y dos del domingo”. En cambio, no se ha pedido ninguna participación a colectivos importantes que podrían opinar muy certeramente en un tema tan fundamental para la economía local como son, entre otros, las diferentes asociaciones de vecinos, en especial las del Puerto y del Grao, el sector turístico o comercial de la ciudad, así como la recientemente constituida Mesa de Turismo, que si no tiene nada que decir en el diseño del Arenal, no se sabe muy bien para qué se ha creado.

Y así, con una irrisoria participación, según los documentos que han salido a la luz, de 5 personas que manifiestan que no hay que proyectar usos hoteleros (a los que se les hace caso), 8 ciudadanos que no quieren el Arenal Sound en este recinto (a los que no se les hace caso, claro), 12 que proponen aparcamientos con tarifa, 3 personas que optan por la creación de zonas de juegos infantiles o 1 persona que desea la creación de un albergue o de un aparcamiento de caravanas, se pretende pasar como modélico este proceso de participación.

Más le valdría al concejal que se leyera bien las condiciones de la participación ciudadana que propone Europa para la utilización de los Fondos DUSI, que financian el 50% de este proyecto, y que estudiara el método que se propone, llamado European Awareness Sustainability Workshop (EASW), que relaciona mediante talleres participativos a “personas representativas de distintos sectores y grupos implicados en la vida de la ciudad: vecinos, asociaciones, técnicos, profesionales, comerciantes, sector privado, políticos y responsables de instituciones”.

Si nuestro regidor urbanístico y los que le siguen se hubiesen estudiado a fondo el caso ejemplar de la participación en la actuación en el Barrio de Trinitat Nova en Barcelona, seguro que nos habría ido a todos mejor. Aunque quizás su pretensión solo era fomentar una participación de mentirijillas para salirse con la suya, con lo que él opina, presentando una solución muy diferente de la que se propone en el Plan Estratégico de Turismo (PET), que su gobierno curiosamente aprobó por unanimidad en 2017 y que presentaba el Arenal como una oportunidad para los siempre deseados usos hoteleros en la mejor zona de la playa. Años después, se les olvida a todo el equipo de gobierno el PET aprobado por todos los partidos políticos y proponen lo contrario saltándose el consenso en este tema.

En este punto, conviene destacar también la falta de consenso en este proyecto, como en otros muchos, que es representativa de la forma de gobernar de un equipo de gobierno que lo pedía encarecidamente en la oposición y que ahora, con el machito del poder, se le ha olvidado por completo.

Si alguna característica diferencial ha de tener el Proyecto del Arenal que realmente se lleve a cabo es que tiene que salir por un trabajado CONSENSO con todos los representantes políticos. Solo hay que mirar un poco atrás en la historia reciente de nuestro municipio y comprobar cómo los proyectos presentados en 1994, los de 2006 o los de 2014 acabaron en el cuarto oscuro de los proyectos olvidados justamente porque al cambiar al año siguientes el gobierno municipal en las urnas, se desechaban por el equipo entrante y no se volvían a plantear de nuevo hasta años después, sin consenso de nuevo, cerca de otro cambio de gobierno. Justamente como lo que también está ocurriendo ahora y podría suceder dentro de un año.

En estas circunstancias, lo ideal sería que se iniciara la redacción de un Plan Especial del Parque Litoral del Arenal que provenga de una nueva Modificación del PGOU, ya que la anterior ya no es válida, con una participación ciudadana que de verdad lo sea, base de un necesario consenso entre la ciudadanía y los partidos políticos, dejando atrás soluciones provisionales que Burriana ni necesita ni se merece. La solución que se decida, que sea de todo y que sea la de todos, Eso es lo que, desde su compra al Estado en 1967, se merece el Arenal.

Puede ser que todavía estemos a tiempo. Mucho ánimo en el empeño.