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Las odiosas manipulaciones

    En varios de mis artículos, he manifestado mis fundadas razones por las que desconfío de las encuestas, barómetros y sondeos que siempre precediendo a los acontecimientos, como son las elecciones generales. Se anticipan anunciando “hipotéticos resultados”, que cocinados a gusto de a quien sirven, no suelen acertar mucho, ante los resultados reales extraídos de las urnas. Solo sirven en mi opinión, para ir predisponiendo al electorado en un claro sentido hacia tal o cual partido, que presentan aun con cuatro meses de antelación, como ganador de los próximos comicios.

    Yo estoy convencido que a nadie de los españoles se nos ocurrirá pensar de que esos sondeos son para informarnos y sacarnos de la ignorancia que tenemos encima los ciudadanos. Porque si fuera para eso, la pregunta es bien sencilla: ¿Por qué no hacen consultas explicando la relación de actos de corrupción llevados a cabo por destacados miembros del PP, y la judicialización de esos numerosos casos? LAS ODIOSAS MANIPULACIONES.

    Con ese contenido creo que los sondeos, barómetros etc., cumplirían una labor muy encomiable, y contribuirían, incluso al desbloqueo parlamentario actual.

    Porque ahora que está pasando, pues que según los sondeos, los españoles no estamos en contra de nuestro sistema democrático, ni contra los resultados electorales, porque al fin de cuentas han sido, los que con nuestro voto hemos decidido. Pero sin embargo parece – siempre según los ondeos – que los españoles mayoritariamente rechazan la posibilidad de que se celebren nuevas elecciones, y claro señalan como únicos responsables de la situación de bloqueo a los dirigentes políticos.

    Mientras el Barómetro de Opinión del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) reciente, lanza al PP hacia el “estrellato”, por su mejor registro desde su legislatura de mayoría absoluta, y le calcula un respaldo electoral del 32,5% - un punto menos que en junio - y una ventaja de 9,4 puntos respecto al PSOE, que marca un 23,1%, con una ligera subida con relación a la anterior opinión.

    El apoyo a la estrategia de Pedro Sánchez de rechazar la investidura de Mariano Rajoy, crece, aumenta, entre los votantes del PSOE. El 35% que defendía el ¡NO! en el pasado mes de julio, ahora ha crecido hasta el 50%. Lo que permite constatar que los esfuerzos de Pedro Sánchez por desbloquear la situación en base a mantener el ¡NO! a Mariano Rajoy son cada día más comprendidos y apoyados por un amplio sector del electorado.

    En esas apreciaciones, del “Barómetro” se recogen los retrocesos de Unidos-Podemos y sus confluencias, que suman un apoyo del 19,6%, por debajo del 21% alcanzado en las elecciones de junio.

    Para mí, el partido de Iglesias está en caída libre, a partir de las elecciones de junio. Ni Iglesia ni Garzón, logran por su parte rentabilizar su alianza y ven como sus aspiraciones se desinflan. La decepción que se ha extendido entre sus votantes a los que se les prometía “El asalto al Cielo” para luego quedarse en el suelo raso, junto a las divisiones entre miembros de la cúpula dirigente entre los de Iglesia y los de Errejón, son ya las manifestaciones claras de que es el partido que más retrocede desde el 26-J y el que pese a la palabrería de Iglesias, no va a contribuir por sus postulados ideológicos y reivindicativos ni al desbloqueo actual, ni está en condiciones de favorecer la elección de un Gobierno Progresista.

    Y por otro lado Ciudadanos, también pierde músculo con respecto a junio, presumiblemente producto de su indefinición ideológica, que hoy por hoy, lo hace el partido más vulnerable al transvase del voto.

    Según el sondeo de Metroscopia realizado para El País aparecido el domingo 11 de los corrientes, viene a anunciar que una amplia mayoría de españoles rechaza que haya nuevas elecciones, y se reafirman en sus preferencias por el multipartidismo.

    La indignación viene siempre acompañada de la atribución de culpa. Y como según el sondeo citado, los españoles estamos de acuerdo con el sistema democrático que tenemos y con el resultado electoral obtenido en los comicios, ya que son el reflejo de su voluntad. Viene a atribuir a la decepción, al engaño, al malestar, a la indignación, el cansancio y la vergüenza, los motivos por los que, esa amplia mayoría de españoles rechazan unas nuevas elecciones.

    A mí me parece, que esas afirmaciones son una forma más de confundir con el engaño, el fraude y la mentira con que se intenta dañar a otro, - concretamente a Pedro Sánchez -, son una falacia. Lo diga el sondeo, el barómetro y las consultas cocinadas que sean, porque lo que pretenden es chantajear a Pedro Sánchez y al Comité Federal del PSOE, para que modifiquen el ¡NO! a la investidura de Mariano Rajoy.

    Pues claro que hay “decepción” en, los que votaron al PP y a Mariano Rajoy pensando que no les iba a subir los impuestos, que prometió en su campaña electoral del 2011.

    Pues claro que los españoles no sentimos “engañados” por quien nos ha gobernado durante cuatro años: EL PP.

    Pues claro que hay “malestar” por el paro, la corrupción, los contratos con fecha de caducidad. Y con el riesgo de no poder cobrar nuestras pensiones.

    Pues claro que hay “indignación” en los que trabajando no cobran unas retribuciones que les permite llegar al fin de mes.

    Pues claro que hay “cansancio” de soportar una sociedad injusta con desigualdades, y con un Gobierno y un Presidente del mismo incapaces de hacer algo bueno para la inmensa mayoría de la gente humilde de este país.

    Pues claro que nos da “vergüenza” el Gobierno que tenemos.

    Pero no es verdad, que estos seis calificativos son motivados porque vayamos a unas terceras elecciones. Eso es una inmunda mentira, y una manipulación repugnante. Y es cierto que la situación por la que atravesamos en el país, está caracterizada por algo evidente, la indignación del personal a la que como es lógico se le acompaña la culpabilidad a alguien.

    Lo lógico es que los ciudadanos se extrañen del bloqueo parlamentario que ha hecho fracasar los intentos de investidura de Pedro Sánchez y Mariano Rajoy. Y esta es la hora, que no hay perspectivas positivas claras para que se alcance la investidura Mariano Rajoy y si me apuran tampoco Pedro Sánchez.

    En consecuencia tendremos que ir a unas terceras elecciones, en cumplimiento estricto de lo previsto en la Constitución. Pero como el ir o el no ir, a cumplir lo previsto en nuestra Constitución se ha convertido en un arma arrojadiza, una especie de “bomba atómica” para acabar con Pedro Sánchez y el PSOE y sus legítimas posiciones del ¡NO! a la investidura, y a los que el PP y Mariano Rajoy desearían dejar como a la ciudad de Guernica tras sufrir el bombardeo de los aviones alemanes.

    Y como considero injusta esa campaña anti- socialista con la que se pretende presentar al líder socialista como el “Maquiavelo” de este año, me revuelvo y rechazo esas manipulaciones del PP, de los medios “desinformativos” y de cuantos sondeos y politólogos, están en esa operación.

    Para acompañar mis razonamientos, voy a reproducir el artículo 99 de nuestra Constitución con mi buen deseo de que sirvan a quienes hoy son víctimas de esas manipulaciones, para comprender que la convocatoria de unas nuevas elecciones si el 31 de octubre no se ha logrado la investidura de Presidente del aspirante. No es una violación de nuestro sistema democrático, del cual en principio, los españoles estamos de acuerdo, salvo quienes como los independentistas, están ya pretendiendo salirse del mapa. Ni mucho menos supone, un delito tipificado en el Código Penal.

    El artículo 99 de la Constitución, dice así:

    1- Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los Grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno.

    2- El candidato propuesto conforme a lo previsto en el apartado anterior expondrá ante el Congreso de los Diputados el programa político del Gobierno que pretenda formar y solicitará la confianza de la Cámara.

    3- Si el Congreso de los Diputados, por el voto de la mayoría absoluta de sus miembros, otorgare su confianza a dicho candidato, el Rey lo nombrará Presidente. De no alcanzarse dicha mayoría, se someterá la misma propuesta a nueva votación cuarenta y ocho horas después de la anterior, y la confianza se entenderá otorgada sin obtuviese la mayoría simple.

    4- Si efectuadas las citadas votaciones no se otorgase la confianza para la investidura, se tramitarán sucesivas propuestas en la forma prevista en los apartados anteriores.

    5- Si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el refrendo del Presidente del Congreso.

    A partir de una lectura literal de este texto, no de ninguna interpretación, que dan pie y agitan la confusión ciudadana, se han venido olvidando de los hechos reales acaecidos, y a partir de ahí se desprenden expresiones, increíbles manifestaciones, que solo son posibles en las mentes calenturientas de quienes las inventan, y que conviene ordenar y recordar para empezar a clarificar las cosas.

    En primer lugar que fue Mariano Rajoy, que en un acto insólito se negó a aceptar la propuesta de el Rey, para presentarse a la investidura. Y un hecho de este calado, que ponía en evidencia en mi opinión al mismo Jefe el Estado, no mereció por ningún medio las criticas oportunas por ese desprecio olímpico. A pesar que la situación económica del país fuera de la misma gravedad de la que es hoy. Nadie le hizo un reproche y ni las más ligera crítica de lo anómalo de su actuación, al no aceptar la propuesta del Rey.

    En segundo lugar, es que ante ese impase, el Rey propuso a Pedro Sánchez para que se presentara ante la Cámara de Diputados para ser investido. Y el líder socialista, asumiendo esa tarea, inicio una serie de contactos, conversaciones y negociaciones con las fuerzas parlamentarias, que se tradujeron en un acuerdo programático con 200 medidas entre el PSOE y Ciudadanos.

    De estas negociaciones, al no aceptar el líder socialista las exigencias de Pablo Iglesias del reconocimiento al “derecho de auto-determinación de Cataluña” el líder Podemista abandonó la mesa de negociaciones acompañando toda una serie de calumnias y descalificaciones contra los firmantes de dicha propuesta.

    En la sesiones de investidura de Pedro Sánchez, con un programa recuperador de los derechos reducidos cuando no anulados, por las medidas de de recortes del Gobierno de Mariano Rajoy, no obtuvo los votos necesarios, impidiendo así su investidura. Por el NO de la bancada popular, que fue el mismo NO proveniente de la bancada Podemista.

    Por esa razón y transcurridos los tiempos fijados en el artículo 99 de la Constitución, el Rey disolvió y convocó nuevos comicios, fijados para el 26-J.

    Ante ellos, y pretendiendo emular al ave Fénix, Mariano Rajoy intensificó la presión hacia Pedro Sánchez, en primer lugar con la propuesta de formar la gran coalición de partidos PP-PSOE que fue, como sigue siéndolo rechazada por el Comité Federal del PSOE.
    Para ello se ha recurrido a todos los medios periodísticos, programas televisivos, tertulias y la utilización de ex - ministros socialistas para lograr al menos la abstención de la bancada socialista el día de la investidura de Mariano Rajoy. No lográndolo, por la firme y acertada decisión del Comité Federal. Mariano Rajoy cosecho dos rotundos fracasos en la primera y la segunda sesión.

    Ahora en el trascurso de tiempo que media hasta el 31 de octubre, si no es investido nadie como presidente, las Cortes se disolverán y se volverán a convocar elecciones. Así rigen en nuestra Constitución los mecanismos para la elección del Presidente del Gobierno.

    ¿Pero qué está sucediendo y estamos constatando?

    Que Mariano Rajoy, sin mover ni un dedo para alcanzar los apoyos para su investidura, sigue en sus trece, esperando y acusando a Pedro Sánchez de que la situación económica no permite continuar sin Gobierno en este país. Y haciéndolo culpable de que vamos a tener que ir a unas terceras elecciones.

    Me parece conveniente recordar, que cuando fue el líder socialista quien se presentó a su investidura, el PP le voto en contra y junto al No dé Podemos, echaron al traste la única oportunidad posible de haber podido acabar con la provisionalidad de Rajoy y de formar Gobierno. Para los diputados populares, les importó un pepino si el déficit no se había cumplido, los presupuestos, y si la economía era de pena, como resultado de sus políticas. Y por eso fuimos a las segundas elecciones. Y no pareció un drama, porque fueron el PP y Podemos quienes las hicieron posibles.

    ¡Ay! pero ahora después de los fracasos en la investidura de Mariano Rajoy. Se están afilando los cuchillos para lograr doblegar la legítima posición del PSOE. Todos los días se arremete contra Pedro Sánchez, cuando esté en su perfecto derecho de tratar de desbloquear el nudo parlamentario, ha iniciado contactos con los líderes de los partidos políticos, menos con Bildu.

    Y por ese motivo, Pedro Sánchez sigue siendo el blanco al que hay que dirigir todos los ataques y elucubraciones, que en mi opinión están llamados a fracasar, por varias razones.

    Porque la ronda de conversaciones de Sánchez con los partidos, y de manera muy discreta y sin muchas expectativas, que fue aprobada por su Comisión Ejecutiva no tenía más objetivo que el de escuchar y pedir, sobre todo a Ciudadanos y Podemos, que acaben con sus vetos mutuos, para impedir que haya elecciones.

    El líder socialista, lo ha reiterado tantas veces como se le ha preguntado, de que no va a postularse para una nueva investidura, lo que intenta es un nuevo intento de desbloquear la situación. Pero ello no impide que desde el PP y los medios “al servicio de la causa corrupta” acusen a Pedro Sánchez de que su objetivo es salvar su puesto de dirigente. Una acusación pre-fabricada para obstaculizar los objetivos des- bloqueadores de Sánchez, a pesar de que si ese hubiera sido su objetivo hubiera pactado con determinadas fuerzas nacionalistas y hubiera sido Presidente. Sus “barones” hubieran estado contentos y santas pascuas.

    Pero no es eso. Con las conversaciones que está llevando a cabo, al final y a la postre lo que van a evidenciar ante todos los españoles es que si vamos irremediablemente a unas elecciones son por la falta de voluntad política de Ciudadanos y Podemos. De lo que se derivará entiendo, que el “mantra acusatorio a Pedro Sánchez, por ir a las elecciones” será un término que se acabara, o terminará en lo ridículo. Porque seguir con la matraca y tener que seguir oyéndolo, no lo va a soportar cualquier inteligencia de este país.

    Desde distintas visiones, se esperan que las elecciones autonómicas del 25 de los corrientes en Galicia y el País Vasco, contribuyan y faciliten el desbloqueo. No lo creo, pero veremos cómo quedan los resultados, que sin hacer ningún sondeo particular, no me indican, que vayan a influir en el desbloqueo parlamentario.

    De todas formas, me parece que la estrategia de Pedro Sánchez, ha empezado a dar sus réditos, La determinación con la que el líder socialista defendió su ¡NO! a un Gobierno de Mariano Rajoy, el fracaso de la presión para que se abstuviera, su brillante intervención en la tribuna del congreso para defender su rechazo a Rajoy, por un lado.

    Y la débil defensa del candidato del PP a su pacto con Ciudadanos, y las dudas reconocidas de Rivera hacia el PP, y que al termino de loa segunda sesión, apareciera el estallido del caso Soria, han jugado a favor del líder socialista.

    Que en estos momentos las – a mi juicio declaraciones inapropiadas - de determinados dirigentes territoriales, se hayan apagado –al menos por ahora – sus críticas al Secretario General del PSOE, están favoreciendo la imagen del líder y del partido ante los españoles.

    Se trata pues, que hay que empezar ¡YA! la campaña ante las grandes posibilidades de que se tengan que convocar nuevas elecciones. Y que el conjunto del PSOE, desde la dirección ejecutiva y desde las Comunidades autónomas, se vuelque en su preparación y desarrollo, para recuperar los apoyos electorales perdidos en los últimos años.

    Este es mi modesto análisis, que quizá no sea convincente para muchos, pero es lo que creo sinceramente, que se necesita de verdad para acabar con el desbloqueo, lograr un pluralismo político, que haga posible los acuerdos transversales para abordar los múltiples y graves problemas que tenemos los españoles y España.

    Y todo ello, solo el pueblo en el ejercicio constitucional de unas nuevas elecciones podemos resolver.

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