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Por Jesús Montesinos
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Romper huevos para hacer tortilla

    Para hacer una tortilla hay que romper los huevos. Un axioma tan simple como ignorado, porque con la tormenta que está cayendo solo nos hemos comprado un paraguas. Liderados por el optimismo suicida de Rodríguez Zapatero y arropados por nuestra tradicional hidalguía, prendemos hacer una suculenta tortilla sin romper los huevos. Pasar el túnel sin reforma laboral o financiera, sin tocar las universidades o la justicia o sin modificar la estructura administrativa ni la productividad de trabajadores y empresas. ¡Menuda tortilla!

    Pero como la realidad es muy cabezota se acaba imponiendo. Por eso hay que comprarse nuevos libros de cocina para aprender a hacer tortillas con los huevos que quedan. El conseller Blasco ya ha dejado caer como si nada que van a desaparecer ayuntamientos. Y en una reunión de rectores valencianos celebrada esta semana quedaba en el aire la necesidad de ir recortando titulaciones y poner a trabajar a mucho catedrático figurante. ¿O acaso creen que lo que está haciendo Alemania es una broma? La desconfianza que expone la gente (encuesta CIS) procede de que no sabemos a dónde vamos no solo de lo mal que estamos.

    Así que el cambio va a ser sistémico y me da lo mismo que la consellería de Gerardo Camps se quede con las llaves de la caja o la de Cotino caliente la banda. O que Alarte siga hablando de crear 250.000 nuevos empleos, como si eso fuera cosa de una varita mágica. Hay que romper huevos. El jueves el Observatorio de Tendencias de Hábitat, formado por técnicos en el juguete, mueble, calzado, textil y cerámica, concluían en la necesidad de que las empresas empiecen a valorar como el consumidor quiere emoción/razón, autenticidad, austeridad y tecnología eficaz en los productos que compra. Y aunque esto es algo que atienden las empresas de medio mundo, aquí seguimos pensando fundamentalmente en el precio como base de la competencia. Poco valor añadido en forma de diseño y creatividad y mucha batalla por el precio. Con esos ingredientes no se puede hacer la tortilla.

    Lo cierto es que han venido del Banco de España a romper los huevos valencianos necesarios para hacer la tortilla de las cajas. Pero ojo, aunque nos duela el alma perder hasta la cartera, el dinero que manejaban “nuestras” entidades financieras provenía de las titulaciones de nuestros activos en banca extranjera. Ni la CAM ni Bancaja eran ya cajas valencianas, aunque tuvieran resortes de poder en la Explanada o la calle Pintor Sorolla. Patrioterismos ahora los justos. Porque Cajastur y Caja Madrid mandarán poco tiempo en este negocio. Las cajas serán de los dueños del dinero que debemos. El presidente Camps dice con razón que no debe perderse la identidad de una caja con su territorio, pero es que entre familias, empresas, cajas y bancos nos hemos entrampado tanto que ni hipotecando el Micalet salimos de esta.

    Por lo tanto, puestos a romper los huevos, la cuestión es que salga una buena tortilla. Dice Leopoldo Pons, presidente del Colegio de Economistas, que bancos y cajas volverán ahora a los cánones más tradicionales: Créditos solo para empresas que ganan dinero; en caso de duda, no prestar; diversificar riesgos con prevención y comprobar la seguridad de la operación. Rompen los huevos pero no hacen la tortilla, con lo cual bancos y cajas van a dejar la economía valenciana sin alternativa de recuperación. No hay deseo de asumir riesgos ¿Para eso tanto apretarse el cinturón y perder el alma? Rotos los huevos hay que hacer una buena tortilla que permita coger fuerzas para impulsar la economía.

    (Sígueme en www.jesusmontesinos.es y www.twitter.com/jmontesinos)

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