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Por Jesús Montesinos
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Milagros contra la crisis

    Un par de amigos médicos me comentan como proliferan las recetas de antidepresivos para los reyes del bambo que en los últimos años parecía que iban a comerse el mundo. Como ahora no tienen ni para pipas y han tenido que vender el BMW, se mesan los cabellos preguntándose cómo les ha podido pasar esto a ellos, que eran los reyes de la creación. Algo que también van a empezar a hacer alcaldes y concejales con el crédito congelado. ¿Cómo pagarán a Miguel Bose en las próximas fiestas patronales?

    Y los dos amigos médicos, que también están a punto de recetarse a si mismo después de la nueva versión de Zapatero Manos Tijeras, me dicen también que lo de las recetas es el chocolate del oro comparado con la proliferación de curanderos, terapias naturales, alimentación regenerativa, imanes que desmagnetizan las energías negativas o imágenes del santo de turno. Milagros contra la crisis que generan patologías de peor solución que salir del paro. Pero después de mucho hablar nadie quiere asumir que somos pobres. ¿Imaginan al director general de turno sin coche oficial? ¡Menuda depresión! Como en la que han entrada notarios y registradores.

    A la vista de tanto remedio entiendo entonces que Francesc Camps ande una semana hundido de la moral y la siguiente como si le hubieran puesto Prozac en todas las comidas. Y también entiendo que Gerardo Camps, responsable de las finanzas de la Generalitat Valenciana, esté unos cuantos días a la semana completamente desaparecido para que le haga efecto algún tratamiento natural antes de cuadrar a golpes el debe y el haber. La búsqueda del milagro en las cuentas oficiales, porque en las privadas ya se ha ajustado con los cinco millones de parados. Aunque algunos engañan a su propia medicina. Barreda (Castilla-Las Mancha) elimina tres consejerías, pero siguen los mismos altos cargos y funcionarios. ¿Qué ha ahorrado?

    Los ayuntamientos ni siquiera tienen fe en el milagro, ni divino, ni humano ni vía receta. Como es normal los alcaldes al uso (Castedo, Barberá o Fabra, en el caso de la Comunidad Valenciana) no quieren saber mucho del estado de su caja, pero de vez en cuando sale el interventor y les dice que hay telerañas y, además, hay que devolver lo que de más transfirió el Estado como previsión presupuestaria para el 2010 y atarse el cinturón para el 2011. Ya lo ha dicho Zapatero en el BOE sin consultar ni a su alcalde preferido, Pedro Castro.

    Los ayuntamientos reciben el dinero dos años después de la recaudación. Y hasta entonces el Estado les hace una transferencia provisional sobre los ingresos que les tocan según el histórico de los años anteriores. Pero como desde 2007 no se cumple el histórico, sino más bien el contrario, pues los alcaldes deberán devolver dinero a Hacienda. Y como el 2011 ya se hará sobre el deficitario histórico de 2009, pues tendrán que hipotecar la escalera de los bomberos. No hay pastillas, rezos o masajes revitalizantes que te lleven al milagro. Por eso la congelación de créditos, porque Hacienda quiere primero cobrar su parte.

    Ya se sabe, y esto no ha hecho nada más que empezar. Pero está bien, con error y aciertos en las medidas, estas acciones provocan depresión y toneladas de de agua del Carmen, pero al menos el personal empieza a tener claro dónde estamos. Sangre, sudor y lágrimas, pero llegaremos a algún sitio. Con mentiras ni siquiera nos salva el Euro.

    (Sígueme en www.jesusmontesinos.es y www.twitter.com/jmontesinos)

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