Tertulias
Desde hace algún tiempo (podría ser desde que Merche nos deleita con tan suculenta variedad de tapas para el almuerzo) comparto, en ocasiones, las tertulias de la gente que ocupa una mesa del Centro España, que llama la atención por su peculiar colorido.
Estimo que se dan en ella los siete colores del Arco Iris y alguno más, por cuanto es lo cierto que también los hay que salen, como el verde, de alguna que otra mezcla que a mí me cuesta definir.
No obstante, a todos los que forman, o formamos parte de estas tertulias, no nos importa la existencia de tan variopinta mezcla de colores. De eso, puedo dar fe.
Así las cosas, da gusto escuchar a mi amigo Michel Bataller ¡Sí! ¡Sí! El que tan bien habla de los “Catalinos”. También a mi primo Vicente José García, porque cuando se define, lo hace con prudencia, como lo haría todo médico que se precie. A Pepe Olivares, que desconozco si después de terminar la carrera de Derecho y aprender mil y un idiomas, tiene intención de aprender a cantar Flamenco, aunque estimo que, por su voz, esto más bien sería una “prostitución” y siendo como es, Juez de Paz Sustituto, no quedaría bien. Al gran Penelas, a quien le tengo un aprecio especial por razones obvias. Hombre de muchas luces, gran orador y con una inteligencia fuera de lo normal. A Juan Planelles, quien, habiendo crecido sobre la “hierba” de los estadios, ahora, a punto de terminar su licenciatura en Derecho, vive preocupado por las “solarinas”. A Mercedes Giménez, la que no admite que yo le diga que la N de Coalició(n) Valenciana está vacía de contenido y a quien he pedido, personalmente, que en su nueva etapa como “regidora” de deportes, se ocupe de crear el equipo mixto de buceadores para así poder comprobar el estado de la fauna y flora submarina y, al propio tiempo, estudiar la viabilidad de montar un criadero de ¡Ostras! Y digo ¡Ostras! en exclamación, por cuanto, cuando le planteé mi propuesta, no sé que pudo pensar, pues sin titubear, me respondió de forma negativa. A Higinio, ese hombre mayor que cuando abandona la mesa se marcha haciendo el “coito” (Quítenle Vds. a la “palabrita” ese gracioso acento Andaluz y conocerán verdaderamente lo que hace Higinio cuando se va de la mesa). A Vicente, el electricista, a quien le da lo mismo ponerlo en un sitio que en otro, pero que al final lo pone donde le manda la señora de la casa. ¡Bueno! Se trata del vídeo portero. A Juan Blasco, que más bien habla poco, aunque escucha bastante.
Por supuesto, hay otros, que se acercan a la mesa de uvas a peras, como el amor frutero.
Es cierto que a pesar de mis sesenta y tres años, desde que frecuento esta mesa, estoy aprendiendo mucho.
He aprendido que cuando Michel se refiere a alguien con el sobrenombre de CATALINO, no lo hace porque a su mujer le llamen CATALINA ¡No! ¡No! Ni mucho menos y a mí, el conocer estas cosas, no saben Vds. cuánto me MOLA, porque me INSTRUYEN!!! mogollón.
Por supuesto no soy quien para hacer interpretaciones de aquello que no he dicho yo, pero, en mi opinión, cuando Michel “tacha” a alguien de “Catalino”, estimo que se refiere a aquel que, nacido en la Comunidad Valenciana se expresa en Catalán. Bueno ¿Y qué? ¿Es que acaso no se define en nuestra Comunidad como “Palo Catalán” a un cremoso y dulce pastel que Michel se habrá comido en más de una ocasión? Estoy seguro que en la próxima tertulia le preguntarán cuántos Palos Catalanes se ha comido en esta vida y cuántos se le han podido atragantar.
Siguiendo con este análisis, definiré a otro integrante de la mesa, como el “MIL FLORES”, por aquello que la miel con esta denominación, no se sabe si es de Romero, de Espliego o de Azahar. Admito que a mí me cuesta acertarlo y si lo acierto, más bien es por “azar”.
¡Sí! ¡Sí! Me refiero a Higinio. El que cuando anda se tambalea tanto que nunca sabes si lo hace hacia la izquierda, hacia el centro o a la derecha.
¡Que en la Residencia le dan un vaso de “leche pura”! Pues se manifiesta diciendo que no lo es y asunto concluido. Es tan sumamente inconformista que ya pueden insistir en que se tome la leche, porque él siempre se manifiesta diciendo: ¡No la quiero! ¡No es Pura! ¡Que lo digo yo! Y va repartiendo pegatinas en tal sentido por pasillos y ascensores. Al menos, es lo que me dice, aunque estimo que lo que no saben los que conviven con él, es que lleva, en la parte trasera de su “Slip”, una pegatina a modo de compresa, por ver si se le corta la “diarrea” que le causa la “leche impura” y que de un tiempo a esta parte debe tomarla de forma obligatoria todos los días. En mi opinión, Higinio tiene razón en manifestarse de esta forma, pues algún ingrediente “desnaturalizado” debe tener esta leche, que hasta yo mismo tuve oportunidad de notarlo en una ocasión.
Mi consejo sería que Higinio, comprase una vaca “lechera” para poderla “ordeñar” personalmente y poder tomar así “LECHE PURA”. Prometo que, si así lo hace, yo compraré un litro todos los días.
Quede claro que hoy, hemos hecho públicas algunas particularidades de dos personajes interesantes de esta mesa, pero, que no os quepa ninguna duda, que seguiremos con los demás.
