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Por Paco Ventura
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Desde el sentimiento

    Ya desde mi infancia tuve predilección por la Zarzuela y por el cante Flamenco.

    En cuanto a la Zarzuela, es muy posible que tuviese influencia aquel coadjutor Salesiano llamado D. Francisco Pujular quien, en la época, se encargaba de hacer representaciones de fragmentos de este género, en el desaparecido teatro Principal. En aquellas Zarzuelas actuábamos los “chavales” del coro de cantores del Colegio Salesiano.

    Los Salesianos (Director y Consejero) practicaban la censura para actos tan simples como el cantar fragmentos de la Gran Vía o aquel fragmento de los Cocineros que tan bien los representaban como “primeras figuras”, mi buen amigo Ramón Felip “Ramonet”, quien, ( es una estimación muy personal), cantaba mejor que el Pequeño Ruiseñor “Joselito” y Gerardo Llácer. Los demás, como Juanvi Planelles y otros muchos, éramos “el coro” y aunque cantábamos “bien”, no dábamos la “nota”.

    Recuerdo que, en uno de los fragmentos de la Gran Vía, se cantaba aquello de…”Pues sabido es que a mí me conocen, por mis “amoríos” todo Madrid”… La “implacable censura” del Colegio, sustituyó aquella palabra “malsonante” de “amoríos”, por “desvaríos” y asunto concluido.

    A pesar de todo, caló en mi la afición por la Zarzuela, hasta el punto que, en fiestas de la Misericordia, cuando ya rozaba los 17 años, acudía a las representaciones que del género chico, se hacían en la Terraza Payá. Hace un par de años volví a disfrutar en una representación de la Corte del Faraón, representación que se llevó a cabo en el Teatro Payá, por un grupo de actores de La Vall D’Uixó. Espero que se repitan estas representaciones. Es lógico, que por mi afición, quiera “arrancarme”, en alguna ocasión, con algún fragmento de la Gran Vía; La Tabernera del Puerto o cualquier otra Zarzuela y ¡Bueno! Estimo que más me vale cantar con el pensamiento, como se reza el Padre Nuestro en ocasiones, ya que así nunca se desafina.

    En cuanto a mi afición por el cante Flamenco, no pudo venirme por ningún profesor que me lo inculcara, por cuanto no lo tuve, ni tampoco por tradición familiar. No había en mi familia ningún flamencólogo. Sin embargo, sí pudo tener influencia alguna gente del barrio en el que nací y me crié ¡El Barrio de San Blas!

    ¿Y por qué? ¿Es que en el Barrio de San Blas se tenía inclinación por el Flamenco? ¡No! ¡No! Lo que ocurre es que en la época había alguna gente que lo practicaba y a mi me caló bastante “hondo”, como lo es el propio cante. Teníamos a Josele “El niño de Levante”, que cantaba como los ángeles y a quien le tengo un aprecio muy especial (hoy por desgracia, debido a una enfermedad, ha perdido la voz). La familia de Batiste “Caguit”, que en aquella casa de “El Forn de la Cals” siempre tenían en marcha el tocadiscos o el “Picú”, con aquellas canciones de Varea; Manolo Caracol; Farina; Juanito Valderrama; El Principe Gitano, La Niña de la Puebla; y otros tantos “cantaores” que llenaban con su voz aquel espacio tranquilo a orillas del rio.

    Este año, del 26 al 29 de Junio, tuvo lugar en nuestra Ciudad la Semana Cultural Flamenca, que organizada por la Asociación Cultural Juan Varea, alcanzó, como siempre, un gran éxito. A mi me fue imposible acudir, por ello, desde estas líneas ¡Felicidades! Felicidades para Luis Perarnau; Juanvi; Juan Manuel Arambul y todos los que habéis participado y formáis parte de este colectivo que tan dignamente defiende el Flamenco en nuestra Ciudad, así como la memoria del más grande. La memoria de ¡JUAN VAREA!

    Para vosotros, con todo el reconocimiento que merece vuestra labor, os transmito mis sentimientos. Sentimientos que os hago llegar a modo de simples versos que nacieron del corazón de alguien que, desde “chico”, aprendió a entornar los ojos para escuchar y entender mejor el cante “Hondo”.
    ¡Vaya por todos vosotros!

    ¡QUE SIMPLE PARECE EL CANTE!
    Paco Ventura i Fonfría

    Dedicado, a los miembros de la Asociación Cultural Juan Varea de Burriana, por toda la labor que están llevando a cabo en pro del Cante Flamenco y por la memoria del más grande de los “cantaores”, “JUAN VAREA”

     Cuando por la noche oscura
    cabalgan mis pensamientos
    salen a ritmo de cante
    con fuerza, mis sentimientos.

    Un rayo de luz se posa
    sobre el mar, donde las olas,
    acompañan repicando
    un cante de caracolas.

    Suena el yunque allá en la fragua
    y al compás de un martinete,
    se escucha lejos un cante
    ¡Sabe Dios! de donde sale.

    Salía de un corazón
    que a su madre le cantaba,
    porque la perdió una noche,
    y no pudo acompañarla.

    ¡Que simple parece el cante!
    ¡Cuántos sentimientos guarda!

    Se oye un fandango en la calle.
    Silencio piden, ¡Callarse!
    Porque hay que estar en silencio
    para escuchar algo grande.

    Repica el yunque en la fragua
    ¡Que simple parece el cante!

    Suena suave la guitarra
    acompañando al cantante,
    pariendo notas que el viento
    hoy lleva por todas partes.

    ¡”Cantaor”! no tengas celos
    de los que van por delante,
    que el Flamenco, tu lo sabes,
    sigue aun, soltando lastre.

    Qué bien se canta en el Cielo,
    La Bulería, ¡Qué arte!
    cuando se le canta a Dios,
    como no hay Dios que la cante.

    Cierra los ojos hermano
    y escucha así el cante “hondo”,
    que “hondo” es porque llena,
    el corazón con su arte.

    Ayúdame compañero,
    a subirlo más si cabe,
    para acercarlo hasta Dios
    ¡Tan solo, soltando lastre!

    Repica el yunque en la fragua.
    ¡Que simple parece el cante!

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