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Por Cristina Rodríguez Armigen, diputada de Compromís en Las Cortes Valencianas
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Nueva Ley Valenciana de Protección Animal

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    Nueva Ley Valenciana de Protección Animal- (foto 1)

    En el año 2017 desde la Conselleria de Agricultura comenzaron los trabajos de la nueva Ley Valenciana de Protección Animal, que está llamada a recoger el testigo de la Ley 4/1994, que con casi treinta años de vigencia, había mostrado su desajuste al sentir de los tiempos y a la mayor sensibilidad social hacia los animales.

    Como dijo Ruth Bader Ginsburg "Las leyes son un reflejo de la sociedad en la que se crean, y pueden transformarla si reflejan los valores y necesidades de esa sociedad."

    Indudablemente en casi 30 años hemos evolucionado en nuestra visión sobre los animales, y es trabajo del Poder Legislativo hacer que cada ley sea un espejo en el que la sociedad se mire y se reconozca.

    Hace 30 años muchos animales se tenían de cualquier manera, acotándolos al exterior de las casas, expuestos a las inclemencias meteorológicas… pero hoy la conciencia ha cambiado y las familias interespecie son la norma. ¿Quién no conoce a alguien que adora a su perro o a su gato y que lo considera parte de su familia? Hasta el Código Civil los ha tenido en cuenta en su regulación de los divorcios y las herencias y ha reconocido su carácter como seres sintientes, sacándolos de la categoría jurídica de las cosas. Esos animales son dueños de sus propias vidas, y aunque los consideremos una extensión de las nuestras, es justo que vean reconocida su protección. Y también, por qué no, también merecen más seguridad jurídica en cuanto a sus obligaciones y derechos sus responsables, ya sean personas físicas o jurídicas.

    Las perreras, esos negocios que utilizan métodos letales de sacrificio, (que por si no lo saben, aún siguen existiendo en la Comunidad Valenciana), esos campos de exterminio donde entran animales que nadie quiere, pero ya no salen de ellas, al menos vivos, hace 30 años eran “lo normal”, pero por el contrario, ahora son merecedoras del rechazo unánime de nuestra sociedad.

    Los gatos de la calle (esos que a mí me gusta denominar “gatos de vida libre”) que en todas las épocas han estado ahí, sufriendo su mala suerte en silencio, hoy tienen personas que los cuidan y se preocupan por ellos. Ellas (mayoritariamente son mujeres) cada vez están más formadas y profesionalizadas, pero siempre, siempre, siempre, sacrifican su tiempo, su dinero y a veces, hasta su bienestar emocional. Están allí cuando hace sol y cuando llueve, muchas veces sin recibir un justo reconocimiento a su labor. Gracias, siempre, por estar ahí. En cuanto a estos gatos, también vemos en los últimos años una tendencia creciente en los municipios. Los ayuntamientos se están implicando como responsables que son, en el cuidado de estas colonias felinas, mediante su gestión ética y responsable. Esa gestión incluye el método CER (Captura, Esterilización, Retorno), y ello no solo porque desde el punto de vista de la protección animal sea lo más beneficioso para los felinos, sino porque también es óptimo para la convivencia vecinal, la salubridad pública, e incluso para el turismo. Algunas ciudades europeas que lo tienen implantado presumen de su buena salud felina y arquitectónica en postales y calendarios.

    Hace 30 años apenas existía la posibilidad, pero hoy los animales domésticos mal llamados de producción no tienen por qué sufrir un triste final. En los últimos tiempos hemos visto que algunos, los más afortunados, tienen la posibilidad de vivir felices el resto de sus días en un refugio especial llamado santuario, desafectos ya de la industria agroalimentaria.

    Y ¿qué decir de esas casas en los que los animales se recuperan, o esperan ser adoptados? Antes no tenían nombre. Hoy existen oficialmente, en esta ley se reconocen y reciben el nombre de casas de acogida.

    Como decimos, mucho ha cambiado, y aunque esa ley a la que decimos adiós cumplió su función, es hora de que deje paso a una más acorde a los tiempos en los que vivimos.

    Como dijo el Dalai Lama: "El cambio social siempre viene a través de una ampliación de nuestra conciencia, nunca por la imposición de la fuerza."

    El pasado día 23 de febrero de 2023 fue un gran día. Fue el día en el que culminó el recorrido parlamentario de una ley tan esperada como necesaria.

    Esperamos haberlo logrado. Hay mucho trabajo dentro de ella…del Gobierno y de los diputados del Botànic, pero sobre todo del tejido social, juristas, colegios profesionales de veterinarios, entidades de protección animal… sus aportaciones han quedado recogidas en esta ley para la posteridad.

    Hemos llegado a un texto que ha introducido importantes hitos en la protección de los animales de compañía.

    Eleva el nivel de la ley estatal en tramitación, esto es importante, la ley valenciana a diferencia de la ley estatal sí tiene dentro de su ámbito de aplicación a todos los perros. Mismos perros, misma ley.

    Por supuesto, sabemos que el sacrificio cero es el gran objetivo y el gran éxito de esta ley, es un sacrificio cero real. Es el fin para siempre de las perreras en la Comunidad Valenciana.

    Recoge el carácter de seres sintientes de los animales, y además introduce un lenguaje no cosificador. Los animales no son cosas.

    También fomenta la adopción como forma prioritaria para adquirir un animal de compañía sobre la venta y la gestión ética de las sobrepoblaciones de fauna urbana por encima de los métodos letales.

    Los refugios se regulan con mayores garantías y, para descongestionarlos, se promueven las casas de acogida, las entidades auxiliares de recogida y se regulan los santuarios como refugio para los animales que pasan de la consideración de “animal de producción” a “animal de compañía”.

    Hay una mayor trazabilidad de los animales, hasta el punto de que la identificación de los gatos se hace obligatoria para evitar su abandono.

    Se implanta en los ayuntamientos la gestión integral de las colonias felinas, que estarán protegidas, identificadas, controladas sanitariamente y serán esterilizadas para controlar sus poblaciones de una forma ética en los municipios.

    La cría y venta de animales queda reservada a los profesionales autorizados, no solo para garantizar una mejor protección de los animales, sino también para evitar camadas indeseadas, eliminar el intrusismo y la economía sumergida.

    Se prevé que las entidades locales tengan protocolos de actuación para animales en situación de desamparo y planes de evacuación y emergencia ante catástrofes naturales, pandemias o similares de animales de compañía, domésticos y otros animales que se encuentran en su término municipal.

    Se prohíben las peleas de animales de cualquier especie y la incitación al odio y al maltrato animal.

    Se sientan las bases para el futuro registro autonómico de personas inhabilitadas para la tenencia de animales de compañía por sentencia judicial o resolución administrativa.

    Seguramente no es una ley perfecta, somos conscientes de que ninguna lo es, pero sin duda sus virtudes exceden con mucho a sus defectos. La nueva Ley Valenciana de Protección Animal es una ley transformadora en muchos puntos, y representa un gran hito para la mejora de las condiciones de vida de muchos animales en la Comunidad Valenciana.

    Desde Compromís seguiremos trabajando para proteger a aquellos seres que no tienen voz propia, porque la protección y el bienestar de los animales -aunque lo pueda parecer- no es un tema político, sino un compromiso moral que debemos asumir como sociedad para garantizar que nuestro territorio sea un lugar más justo y respetuoso con todas las formas de vida.

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